Monday, December 11, 2006

El mejor del siglo

Se dice y con razón que las cuatro coronas del fútbol mundial pertenecen a Di Stéfano, Pelé, Cruyff y Maradona, y al mismo tiempo se comete una injusticia con muchos otros jugadores geniales que tienen el mismo derecho a ocupar un trono: Moreno, Bobby Charlton, Pedernera, Puskas, Gento, Luis Suárez, Sívori, Del Sol, Gerson, Rivelinho, Garrincha, Schaffino, Beckenbauer, Schuster, Houseman... Toda elección a este nivel es inevitablemente caprichosa, porque finalmente se trata de una cuestión de gustos.

Una vez le escuché responder a Di Stéfano sobre este tema: «Mire, no sé si fui el mejor, porque eso nadie lo sabe», dijo, «lo que sé es que estoy entre los mejores» y me parece la respuesta más sensata a toda esta fiebre mercantil que inventa competencias para medir, comparar y vender. No se puede equiparar a jugadores de distintas épocas, por otra parte. ¿Alguien podría determinar con honestidad si Fangio fue mejor que Schumacher? Además es casi imposible que alguna persona haya visto la misma o parecida cantidad de partidos a Di Stéfano y Maradona, por ejemplo.

Entonces ¿cuál es el fundamento para destacar a uno y no a otro? Detrás de la intención de la FIFA para elegir al mejor jugador del siglo, seguramente habrá un interés comercial, que es el argumento excluyente desde que el fútbol entró sin remedio en las depredadoras leyes del mercado. Y para colmo la cosa se le complicó porque los votantes de Internet eligieron abrumadoramente a Maradona, cuando aparentemente el candidato oficial de FIFA era Pelé.
Entre los dos hay tantos goles, tantas jugadas célebres, tantos caños, paredes, gambetas, tanta sabiduría y emoción, que resulta estúpido pretender enfrentarlos en una competencia absurda. Dentro de la cancha fueron dos genios incomparables. Los dos encendieron la ilusión del mundo entero durante décadas. Fuera de la cancha es donde se encuentran diferencias que se me ocurren fundamentales para que a la FIFA, un centro de poder entre los poderosos del mundo, le haya resultado ciertamente incómodo entregarle el premio máximo a Maradona. Por eso puso objeciones chapuceras a la elección y se la compuso para incluir a Pelé y compartir la distinción.

No haría falta repetir una vez más que tanto Maradona como Pelé, y tantos otros maestros de ese nivel, merecen el premio del siglo, pero la cuestión es que según las reglas que propuso la misma FIFA para la elección, ganó Maradona. Pero Diego Armando Maradona ha estado siempre y sigue estando justo en la acera de enfrente del poder. Sigue atado a la rebeldía intuitiva de su barrio (y de todos los barrios pobres del mundo) para saber quiénes son sus amigos y quiénes sus enemigos.

Pelé, en cambio, nunca le ha negado una sonrisa al poder, especialmente desde que en el 70 y con 30 años de edad dejó de jugar para el Santos y para Brasil y se entregó a la Warner, donde jugó unos años en el Cosmos estadounidense y siguió perteneciendo a la compañía en cuestiones de márketing e imagen. Pelé ha cuidado siempre su imagen que es la de un señor que se porta bien y nunca incordia a los que mandan.
Maradona tiene un don especial para perjudicar la suya y además nunca olvida su vena libertaria para contestar si es preciso, a los que dictan las normas.

En consecuencia, puestos a elegir, me quedo con los dos.

Por Ángel Cappa

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