Monday, June 16, 2008

Holanda, el mejor fútbol

No se cuánto tiempo hacía que no veía un equipo jugar tan bien como Holanda, y un partido tan intenso, bonito y emocionante como el que jugaron Holanda y Francia. Los holandeses manejan la pelota con atrevimiento, precisión, velocidad y conocimiento táctico, porque utilizan el ancho del campo para ser profundos. Achican espacios para recuperar colectivamente y agrandan la cancha cuando la tienen para hacer correr a los rivales y encontrar el espacio por donde ir al gol. Y también, si se presenta, manejan el contragolpe con velocidad y precisión.

Todo lo hacen desde la alegría, sin complejo alguno y sin temores, tratando de imponer su estilo ante cualquier rival. Francia en el inicio tenía un libreto lleno de precauciones, pero a medida que el partido transcurría, los jugadores decidieron olvidarlo y jugar. Y respondieron como un grande, disputando la posesión de la pelota y poniendo en aprietos a Holanda por momentos. Cayeron como los grandes, sin rendirse, perdiendo, pero no derrotados.

Es norma cuando un equipo va ganando, sacar delanteros y poner volantes de contención o defensores. Se anotan a esa casi todos los entrenadores porque si sale mal, como se supone que es lo sensato, nadie les reprochará nada. Sin embargo, Van Basten rompió esta norma discutible, e introdujo delanteros (Robben y Van Persie). No escuché ni leí en ninguna parte que fue una decisión inteligente. Al parecer tener miedo es ser inteligente. Para mí no hay mejor manera de defender un resultado que seguir atacando, que seguir preocupando al rival que tiene que ir a buscar el partido, pero no puede abandonar la defensa porque si lo hace encaja más goles.

Eso le pasó a Francia, precisamente. En dos contragolpes tremendos, Robben y Van Persie, que habían ingresado en la segunda parte, cerraron el partido de forma brillante. Es curioso, después de este magnífico espectáculo, ver cómo se desvanecen los tópicos más usados: "En el fútbol moderno no hay espacios", "hay que atacar por las bandas", "hay que sufrir", "las jugadas a balón parado son decisivas", "el fútbol moderno es el fútbol directo", etcétera. Son partidos, realmente, para reconciliarse con el fútbol y para acercarse a la felicidad, aunque sea durante una hora y media.

De los demás es Portugal --aun con problemas tácticos importantes-- y Alemania --aunque no tuvo respuestas de talento en el segundo partido--, los que mejor están jugando. España no termina de soltarse y juega demasiado atada a sus obligaciones. Por ahora resuelve los partidos, y poco más.

Ángel Cappa para El Comercio (Perú) - 16 de junio de 2008

Friday, June 13, 2008

Lección de Cappa

Durante el descanso del Portugal-República Checa, oyendo el partido a través de Radio Marca, Cappa recibió el balón. Como si todavía jugara en Olimpo, desde su posición de manija, alzó la voz para dejarnos una nueva lección de sabiduría en forma de pase al pie. Esas anécdotas que nos trasladan al corazón del balón, esa forma de contarlo, sin epítetos. Si no fuera por su inconfundible acento, nadie diría que es de Bahía Blanca. Las palabras, como el balón, en corto.

Todo el mundo conoce la Máquina, y que hicieron de River Plate un equipo invencible en la década de los 40. Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Lostau fueron dirigidos por Néstor Rossi, desde la posición de volante, uno de los mejores directores de juego de la historia del fútbol argentino, según los que le vieron jugar. Bien, pues la máquina recibió la llegada de un joven en 1947 que en ese mismo ejercicio resultó máximo goleador del torneo con 27 goles. Se llamaba Alfredo di Stéfano.

Cuenta Cappa que años después, Labruna coincidió de nuevo con Alfredo en Millonarios de Bogotá, y la diferencia de edad entre ambos hacía que di Stéfano jugara a otra velocidad, sin cohesión con el resto del equipo. En eso, que el veterano Labruna (una gloria de River) le dijo al aún pibe di Stéfano: “Escuchá pibe, si seguís jugando a tu velocidad marcarás 30 goles, pero no campeonaremos, así que sé solidario con el equipo y jugá a la velocidad de todos, así llegarás al área al tiempo que todos, y marcarás menos goles, quizá no 30 y si 20, pero yo haré otros 15, el win derecho 14, el izquierdo 11 y marcarán goles hasta los volantes, pero sólo así saldremos campeones...

Dicen los que les vieron jugar, que a partir de ese momento, di Stéfano cambió su manera de jugar, siguió de 9, pero se convirtió en un jugador de toda la cancha, dando apoyos, bajando a defender, haciendo coberturas y sacrificándose por todos. Ese fue el di Stéfano que llegó aquí, el que se conoció en España, y al que reconocieron como el mejor jugador del mundo de su momento. Gracias, Labruna!


Después de escuchar atentamente la anécdota del sabio Cappa, ya me dio igual pensar cómo iban a quedar Portugal y Chequia. El resultado ya me daba igual...


Pequeño homenaje realizado por Jon, del blog Celtic Park - www.jonceltic.blogspot.com, para Ángel Cappa