Friday, July 31, 2009

Cappa: "El sueño de Huracán es que la gente termine emocionada y aplaudiendo de pie"

Dijo Angel Cappa a pocos minutos del histórico Vélez 1- Huracán 0 que definió al campeón del último Clausura: “Ahora más que nunca el compromiso que tengo con Huracán lo quiero reafirmar plenamente. Es una necesidad que siento yo y que también siente el plantel”.

Le recordamos a Cappa aquellas palabras que pronunció en la tarde inolvidable del domingo 5 de julio de 2009. El técnico de Huracán no se quedó en la contemplación de ese instante. Y profundizó el concepto: “Eso lo dije desde el dolor, pero también desde la reflexión. El compromiso en esa tarde en que se consumó un despojo tenía que redoblarse. Era lo que correspondía. La gente, en definitiva, reclamaba eso. Hoy pienso lo mismo. Hay un compromiso que no puede debilitarse. Al contrario: tiene que fortalecerse”.

- ¿Y cómo debe expresar Huracán ese compromiso?
- Tenemos que jugar mejor de lo que lo veníamos haciendo. No podemos jugar en el mismo nivel que en el Clausura, aunque ese nivel haya sido muy importante. La expectativa es seguir creciendo en todos los planos. Claro que hablo del juego, porque si planteamos el tema desde la vereda de los resultados nadie está en condiciones de garantizar absolutamente nada. Ahora, en juego, en Huracán somos conscientes que podemos superar lo que ya se hizo.

“Bolatti hace todo bien”

- Superar lo que ya realizó el equipo es salir campeón.
- El campeonato puede llegar o no, pero el análisis mío está enfocado en las capacidades que tiene que mostrar el equipo para desarrollar fútbol. Yo no veo muy complicado que Huracán vuelva a construir lo que hace algunas semanas supo fabricar.

- En esa construcción contaron con jugadores que ya no están, por ejemplo, Pastore, entre otras ausencias.
- Pero, en general, no nos debilitamos. No desconozco los aportes que hicieron los que se fueron, pero sumamos varios jugadores al plantel y creo que nos fuimos enriqueciendo. Es más: Huracán ahora va a contar ahora con más variantes que antes.

- ¿Y el sistema va a mantenerse inalterable?
- No, tendrá que cambiar. Al no estar Pastore el doble enganche se va a reformular por dos puntas y un enganche, o directamente por tres delanteros. Igual, todavía no hay nada fijo. Lo único que está confirmada es la idea futbolística.

- ¿Es indispensable ratificar todos los días esa idea?
- La idea el plantel la tiene incorporada, pero esto no significa que no entrenemos todos los días para afianzar esa convicción de juego. Si un concertista de piano o guitarra, por citar dos casos, ensayan ocho horas por día, aún siendo grandes virtuosos, el fútbol de alguna manera entra en la misma dimensión, aunque sea imposible entrenar ocho horas diarias. Pero la entrega para el ensayo y el aprendizaje tiene que ser muy parecido.

- ¿Bolatti seguirá siendo el jugador que marque los ritmos del equipo?
- Bolatti hace todo bien porque es un jugador integral que se mueve en la cancha con gran categoría. Pero el ritmo en Huracán no pretendo que lo maneje un solo jugador. Es una cuestión colectiva. Es como el compromiso: es de todos, no de algunos. En la medida en que esto se interprete todo puede ser secundario: hasta la táctica, que nunca es lo esencial. Porque la táctica no deja de ser el ordenamiento de los hombres en la cancha. Pero si nos quedamos solo con la táctica para explicar todo, en realidad no vamos a explicar nada.

- ¿En el pasado Clausura, Bolatti tuvo una medida de fútbol superior al nivel que él puede desarrollar?
- No, en absoluto. El jugó como puede jugar. Pero en el próximo campeonato va a jugar mejor todavía. Va a crecer. Porque tiene todo para crecer. Vive para el fútbol. No hace nada en joda. Ni un picadito, ni un loco. Nada. Todo lo hace en serio. En esto me recuerda a Redondo por la actitud para encarar las cosas, por las ganas de superarse, por los deseos de aprender todos los días algo más. Así era Redondo.

“Jugar con y sin la pelota”

- A nosotros nos hace acordar por el juego y el traslado a ese gran volante brasileño que fue Falcao, que la rompió en el Mundial de España ’82.
- Sí, puede ser. Aquel Falcao aparecía por cualquier lado, le pegaba de afuera como en el golazo que le convirtió a Italia, armaba, distribuía, llegaba. Bolatti hace todo eso. Y le gusta jugar en una cancha grande porque tiene desplazamientos de tiempista para el ida y vuelta. Por eso la comparación con Falcao la comparto. Lo que no comparto es cuando lo compararon con Marangoni. Sólo se parecen en que los dos tienen el pelo rubio. Y nada más.

- ¿Qué respuesta tendrá que dar Huracán si los rivales van a presionar a Bolatti para asfixiarle la salida?
- Ya lo hicieron en el Clausura. Y Huracán siguió jugando porque todo no pasa por Bolatti. Si se mueven todos, si participan todos, una marca no puede quebrar a un equipo. El fundamento es la movilidad con precisión. Y por supuesto la pelota. Aunque está claro que un equipo tiene que jugar con y sin la pelota para agrandar y achicar los espacios.

- Mientras la nueva consigna futbolera indica que para ser moderno hay que jugar con dos volantes centrales, Huracán lo hace con uno solo y conserva el equilibrio. ¿Tiene un sabor especial nadar contra la corriente?
- ¿Qué es lo moderno en el fútbol? ¿Qué es lo antiguo? Son definiciones muy precarias. El Barcelona juega con la misma disposición que en la década del ’70. ¿Alguien seriamente puede decir que el Barcelona practica un fútbol desactualizado? Los buenos equipos suelen caminar por arriba de todo lo que se vende como verdades absolutas, que por otra parte no existen. La teoría neoliberal del pensamiento único que algunos sectores quieren aplicar en el fútbol, en verdad lo que proponen es despreciar la inteligencia. En definitiva, Huracán juega como cree que tiene que jugar. Y mal no nos ha ido. Aunque nos podría haber ido mejor si en el último partido no pasaba lo que pasó.

- ¿Esa herida no va a cicatrizar nunca?
- No, nunca. Por lo menos de mi parte. Esa herida no se cierra ni aún ganando el próximo campeonato y la Copa Libertadores. Está ahí. No fue una derrota normal. Si hubiéramos perdido 4-0 la sensación sería otra. Pero convalidar ese gol que Brazenas después admitió que fue un error, consumó el despojo. Por eso la herida de ninguna manera va a cicatrizar.

- Más allá del duelo por lo que pudo ser y no fue, ¿con qué se encontrará el Apertura a nivel de fútbol?
- De arranque, con Boca y River intentando lavarse la cara y ser los primeros de la clase para recuperar el terreno que en el primer semestre perdieron. Y con Vélez, Lanús y Estudiantes en una misma línea de largada.

- ¿Y el sueño de Huracán cuál será?
- Que la gente termine emocionada y aplaudiendo de pie el fútbol que juegue el equipo.

- No es poco.
- No, claro. Es muchísimo.

Fuente: Diario Popular - 31 de julio de 2009

Sunday, July 26, 2009

Cappa: "El fútbol profesional es cada vez más una parodia sin sentido"

Los conceptos manan de su boca y se instalan en su bigote, el eterno y denso mostacho en la sombra de Ángel Cappa (Bahía Blanca, Argentina, 1946). El bozo se erige en eje del rostro, como el centrocampista con respecto al equipo. Jugar en la zona ancha del campo, como él hacía, exige reflexión, una actitud cerebral frontalmente opuesta a la creatividad irracional del delantero, que hace que el paso natural de los medios, como Guardiola, se dirija hacia el banquillo. La teoría, en la Argentina freudiana, da para una miríada de horas de pausada conversación.

- Un nuevo técnico de moda en Argentina, ¿y qué?
- Las modas me traen sin cuidado. Yo he llevado mi ideario encima desde que empecé, pero la gesta conseguida con Huracán ha supuesto una recomposición ideológica del pensamiento argentino con respecto al fútbol. Ahora hay algo más que lucha y laboratorio.

- ¿Tiene sentido el fútbol que no se juega para el público?
- No, desde un punto de vista ético. El fútbol es ilusión, fantasía... como el teatro, la música o el cine. Hay que recuperar el placer de jugar. A los que les gusta tanto el negocio, tendrían que plantearse devolver el dinero de las entradas si el espectáculo prometido no aparece porque el equipo ha jugado mal. Eso es una estafa: se ofrece un espectáculo que no se da.

- Para no perderme en la conversación: ¿hablamos de Florentino Pérez?
- Si Florentino enfoca esta nueva etapa como la anterior, volverá a fracasar. El fútbol y la empresa no tienen nada que ver. Uno se rige por sentimientos y la otra, por dinero.

- Pues con el precio de Cristiano Ronaldo parece que vuelve por sus fueros...
- Lo de Cristiano y lo de Ibrahimovic son cantidades obscenas en la situación que estamos. Pero es la realidad en que vivimos: con lo que Occidente gasta en cosméticos y Estados Unidos en armas, acabábamos con el hambre en un día.

- ¿Existe un primer y un tercer mundo en el fútbol?
- Absolutamente. Los poderosos se alejan cada vez más del resto. Las ligas no tienen sentido. Es más inteligente el modelo de la NBA, con una limitación salarial. El fútbol profesional es cada vez más una parodia.

- Sobre todo la Liga argentina: ¡vaya manera de robarles el campeonato! Puede ser un buen momento para acabar con la picaresca de su país...
- Con la globalización se han mezclado los estilos. En España, por ejemplo, la furia ha frustrado fantásticas generaciones de futbolistas, pero ahora ha cambiado. En Argentina también. Hay que acabar con las trampas. La picaresca, el engaño, es otra cosa. Y funciona.

- Le noto reticente a plegarse a los valores del juego limpio...
- Es que el fútbol es un juego, no un drama. No importa tanto.

- ¿Es tan complicado como aparenta el Barça reforzar un equipo que ya funciona?
- ¡Qué va! Lo complicado de verdad es armar un equipo como el del Barcelona.

- Pregunte a Valdano...
- Ha acertado cambiando el banquillo por los despachos. Por su carácter, preparación intelectual... Ahí es donde va a sacar mayor rendimiento a sus ideas.

- ¿Hay que ser intelectual para ser entrenador argentino?
- ¡Pero en Europa también hay técnicos que tratan de integrar el fútbol como actividad social! El paradigma es Guardiola.


- ¿Y por qué es tan difícil ver a un futbolista con un libro?
- Difícil es ver a cualquier persona. Se venden muchos libros, pero otra cosa es que se lean.

Fuente: Diario "La Gaceta" (España) - 26 de julio de 2009

Respira fútbol

Contra viento y marea. Siguiendo su estilo y fiel a su receta. Así vive el fútbol Angel Cappa, quien se prepara para un nuevo desafío en Parque Patricios. Comenzó hace una semana la segunda pretemporada desde que está en el Globo. Esas famosas pretemporadas de Angelito, que dan para hablar largo y tendido. Fútbol, fútbol y más fútbol. La redonda ante todo. Es la premisa principal de sus prácticas. ¿Y la preparación física? "Todo va de la mano. ¿O cuando se practica fútbol se deja el físico en el vestuario? Por supuesto que no", ironizó Angelito allá por el verano.

Fútbol en espacios recucidos, ejercicios con pelota y fútbol adaptado son algunas de las actividades que se pueden observar en una tarde en La Quemita en el Ducó. Y siempre innovando: "El entrenamiento siempre es una actividad creativa y recreativa. No tiene que ser monótona y repetitiva. Se puede hacer algún movimiento nuevo pero la esencia de la pretemporada va a ser la misma del campeonato anterior y como todas las de mi carrera", analiza el entrenador.

Luego de la excelente campaña en el Clausura pasado, Cappa tiene ahora un nuevo desafío: volver a sorprender y que a su Huracán no le encuentren la vuelta: "Los equipos van a venir a jugar para que Huracán no pueda hacer lo suyo, sin dudas. En el torneo anterior había equipos que festejaban cuando no podíamos dar dos o tres pases seguidos. Entonces, nosotros tenemos que aceptar esto y tratar de mejorar futbolísticamente para poder seguir jugando como pretendemos".

- El campeonato pasado se decía que Huracán, por la preparación que había hecho, se caía en la sexta o séptima fecha. ¿Qué se va a decir ahora?
- No me interesa lo que se diga porque esos comentarios eran sin fundamento. A mí me interesa que se hable con argumento. Detrás de cada cosa que hago siempre tengo un motivo o una razón para hacerlo. Soy muy consciente de lo que hago y dejo de hacer.

- Después de ser la sensación del Clausura, ¿cuál será el objetivo de Huracán en el próximo campeonato?
- Nuestra meta es jugar mejor que en el torneo pasado. A partir de ahí veremos los objetivos numéricos. Como lo hicimos la temporada anterior. Nosotros seguiremos por esta línea, que es la que le gusta al hincha de Huracán, a la gente y a la mayoría de los argentinos.

Hoy en día, con una campaña que lo dejó en las puertas del campeonato, ese pensamiento sigue más firme que nunca. No quedan dudas de que Angelito respira fútbol.

Fuente: Diario Olé - 26 de junio de 2009

Tuesday, July 21, 2009

Cappa: "Huracán jugó mejor que todos"

Desde hace 40 años, el fútbol argentino se debate entre dos corrientes de pensamiento con una premisa falsa: ganar o jugar bien, como si una cosa fuera posible sin la otra. Como sea, las venas abiertas del pensamiento futbolístico argentino pasan por esa peculiar dicotomía y hay quienes defienden una y otra postura visceralmente, como si la vida misma les fuera en ello.

Se acusan mutuamente de líricos o resultadistas, de jugar al fútbol sin arcos o de ganar sin importar lo que suceda, y alguna vez, luego de un Tenerife-Sevilla (en el primero estaban Jorge Valdano y Ángel Cappa, el segundo era dirigido por Bilardo), César Luis Menotti se vanagloriaba de que el Tenerife, con su victoria 3-0, hubiera enterrado “a los dinosaurios que pisotean las flores”. Curioso, lo hacía a partir de un resultado.

Y es que la filosofía menottista, la que encarna Cappa en sus equipos, no reniega de los resultados. Simplemente hace hincapié en las formas, en el modo de conseguir esos resultados. Y para quienes duden al respecto, acá va la declaración de guerra de Cappa: “Quiero revancha”.

- ¿O sea que vas a seguir en Huracán?
- Sí, claro. Yo tengo contrato hasta diciembre. Pero por encima de eso renové un compromiso con la gente de Huracán, con la camiseta, con este plantel y con la dirigencia. Necesito una revancha después de esta final perdida.

A Cappa se lo nota algo más tranquilo, aunque todavía le dure la bronca por la derrota. Ya pasó la manifestación de hinchas de Huracán a la sede de la Asociación del Fútbol Argentino, donde se pedía un castigo ejemplar para Gabriel Brazenas, el árbitro de aquel partido, a quien calificaron en sus pancartas de “ladrón” y “delincuente”.

Es que no nos dio un gol válido, les dio a ellos uno claramente ilícito y así le sirvió en bandeja el título al rival. Cuando Brazenas salió del campo, la gente de Vélez lo aplaudía, así que… A ver: Vélez hizo un torneo excelente y es un digno campeón, pero el último partido se lo regalaron y esta definición no merecía eso. Aunque sea involuntariamente, a la gente de Huracán le robaron. Al árbitro solo le faltó cabecear contra nuestro arco”, se suelta Cappa entrando en la contradicción de quien quiere guardar las formas, pero es traicionado por un sentimiento que le brota a gritos por los poros de la piel.

La injusticia del resultado fue tal que hasta hubo medios que sacaron no solo los productos especiales relacionados con el campeón, sino también algunos con Huracán. La editorial Perfil, por caso, lanzó un revipóster con el título “El equipo del pueblo” y Olé decidió sacar a la venta una revista del subcampeón, algo absolutamente inédito en un país que solo premia a los exitosos y donde, según Carlos Bilardo, el líder de la corriente opuesta a la de Cappa, “el segundo es el primer perdedor”.

- ¿Qué opina de esto, Ángel? ¿Por qué cree que hay semejante reconocimiento de los medios y de la gente?
- Es que para mí, Huracán es el equipo que mejor ha jugado en el campeonato y es el que quedará en la historia, en el recuerdo. La gente, y no sólo la que es hincha del equipo, quedó muy contenta con cómo jugamos y eso para nosotros es un halago. Además, también influye que muchas veces el público se vuelca hacia el más débil, y Huracán lo era. Económicamente hay distancias siderales: Vélez se reforzó invirtiendo mucho dinero. Quizá lo que ha gastado en un solo jugador es el presupuesto de Huracán para dos años. Nosotros no gastamos casi nada y el objetivo era mantenerse en Primera. Ahora, futbolísticamente estuvimos parejos.

- ¿Hubo algún secreto para que cambiara tanto? Algún jugador, cuestiones tácticas, psicológicas… En el campeonato anterior, también intentaban jugar así sin tanto éxito y había gente que se lo reprochaba.
- Después de perder con Arsenal en el campeonato pasado, un hombre me gritaba a través de la alambrada: “Boludo, así nos vamos a la B”. El otro día, ese mismo hombre me pidió perdón. La verdad, yo tenía expectativas en que el equipo mejorara y jugara bien, pero no esperaba semejante campaña. ¿Secreto? El secreto siempre lo tienen los jugadores, que son los que salen a jugar.

- ¿Alguno en especial?
- No, todos. Hay que rescatar el convencimiento de todos, más allá de que las luces se vayan con alguno en especial. Por ejemplo, Bolatti es un volante central de una inteligencia poco común, que recupera, distribuye, pone asistencias, llega al gol y yo creo que más temprano que tarde deberán llamarlo a la selección, porque no se puede prescindir de un jugador de esa categoría. No sé si hay otro argentino en el mundo que juegue mejor que él en ese puesto. Pero también se lucieron Pastore y Defederico, que juegan adelante, y los laterales (Araujo y Arano) cambiaron la ecuación habitual e hicieron que tuvieran que ponerles marca a ellos en vez de ser ellos los que marcaban. Yo creo que una parte de la receta es que si todos participan en la elaboración y en la distracción, es muy difícil marcar a alguien. Y la prueba está en que a veces nos han tapado a Bolatti o a Pastore y los goles llegaron por otras vías.

- El tema es que no se sabe si después de esta campaña van a poder mantenerlos para el próximo torneo.
- Nosotros estamos hablando con ellos para que lo hagan, pero hay cuestiones contra las que no se puede luchar, y una de ellas es el poder económico de los europeos. A mí me parece obsceno lo que se pagó por Cristiano Ronaldo cuando hay mucha gente que no tiene para comer o no sabe si le alcanza para llegar a fin de mes, pero lamentablemente eso forma parte de nuestra realidad.

Ese mismo dinero también lo tentó a él. Se habló en los últimos días de una millonaria oferta desde Arabia Saudita (1.500.000 dólares por una temporada), de sondeos de River aunque tenga técnico con contrato… “Tuve ofrecimientos inmediatamente después de la final, pero yo estoy muy cómodo acá y reitero que tengo un compromiso y quiero el desquite”, dice Cappa.

- El otro día, en una entrevista, dijo que “el fútbol del pasado es el fútbol del futuro”. ¿Qué quiso decir?
- Que hay que volver a los conceptos de otros tiempos, enriquecerlos y salir adelante. Olvidar los chalecos con pesas y toda esa historia de correr y luchar, y priorizar el juego. Eso es lo que vale. Eso es lo que nosotros intentamos hacer y estoy orgulloso de haberlo logrado.

Fuente: Diario El Telégrafo (Ecuador) - 21 de julio de 2009

Saturday, July 18, 2009

Volvió a las fuentes

Estudiantes, que no es antagónico a Huracán, juega un fútbol que realza nuestra identidad.

"Lo importante es no olvidarse de las fuentes para conseguir resultados", declaró hace un tiempo el propio Sabella. Y lo cumplió porque Estudiantes es hoy un equipo que juega bien, siguiendo el camino que marcaron sus orígenes más reconocidos. En la década del 30 lo llamaban "el equipo de los profesores" porque era, como decían Diego Lucero y Félix Daniel Frascara, "la mayor expresión de arte colectivo sobre una cancha de fútbol". Tenía una delantera en ese entonces que aún se recuerda como una de las mejores de la historia de nuestro fútbol: Lauri, Scopelli, Zozaya, Ferreira y Guaita. Cuenta la historia que era una maravilla verlos jugar y además tenían una capacidad goleadora pocas veces igualada. Claro que para el discurso estrecho y miserable que sólo valora al que gana, ese equipo que quedó en la más brillante historia del fútbol argentino, no tiene ninguna importancia. Fue subcampeón en 1930, tercero en 1931 con 18 goles más que Boca que fue el campeón, y en 1932 quedó sexto. "No fuimos campeones por los arbitrajes", dijo alguna vez Alejandro Scopelli, lo que actualmente para ese sector carroñero y ponzoñoso sonaría a disculpa de perdedores.

Lo cierto es que el Estudiantes actual es fiel a sus fuentes y responde al gusto de la mayoría de los argentinos. Igual que Lanús, Godoy Cruz, Vélez y Huracán, entre otros, busca los resultados mediante el respeto a nuestra identidad. No importa que cierta frase timorata y desafortunada sugiera que "el que gana es el mejor". Hay tantos ejemplos de equipos que no ganaron y, sin embargo, entraron en el afecto del mundo para siempre, que resulta hasta estúpido tratar de demostrar su falacia. Nunca sabremos por qué y, a decir verdad, tampoco nos importa demasiado, esa minoría sigue aferrada a tortuosos e inútiles enfrentamientos, incapaz como se muestra de soñar, de disfrutar, de vivir la ilusión del buen juego. Si uno siguiera literalmente al maestro Adolfo Pedernera cuando decía que "el que le saca la alegría al fútbol comete un verdadero crimen", habría que llevarlos a un juzgado porque aún en la más triste derrota que están sufriendo al comprobar que después de 20 ó 30 años de mensajes en la dirección opuesta, la gente del fútbol argentino les da la espalda y se vuelca masivamente hacia los equipos que le respeta el gusto, siguen, desde el desconocimiento, en su tarea destructiva. Ahora tratando de poner en estilos antagónicos a Estudiantes y a Huracán, cuando todos sabemos que no es cierto. Que con sus particularidades, ambos y los demás que he nombrado, están en la misma línea, contraria a la que esa minoría angustiada sigue pregonando.

En realidad, ya no vale la pena enfrentarlos. Estamos volviendo a las fuentes para seguir demostrando que es posible conseguir resultados jugando bien, respetando el gusto y defendiendo la alegría "de la ajada miseria y de los miserables", como dice un poema de Mario Benedetti.

Por Ángel Cappa, para el Diario Olé

Sunday, July 12, 2009

Cappa: "Jugaremos mejor el torneo que viene"

– ¿La bronca se va a pasar en la primera fecha del torneo?
– Me va a durar, me va a durar siempre. No por perder; si Vélez hubiera ganado bien, era otra cosa. Esto no se olvida más, te va a doler toda la vida.

Ángel Cappa toma un café mientras lo saludan desde la calle. Pasa uno, estira la mano; pasa otro, estira la mano; pasa un tercero, levanta el pulgar. Dice que no volvió a ver el partido, que sólo quiso ver algunas jugadas, y las va enumerando: “El cabezazo de Eduardo Domínguez fue gol, la mano de Otamendi fue penal, el gol de Maxi Moralez fue falta, Cubero hace otro sobre el final. Y lo de Arano fue penal”.

El técnico de Huracán se siente ultrajado, igual que los jugadores, pero en un resquicio de esa indignación se despiertan las ganas de la revancha. “Estoy seguro –dice– de que este equipo va a jugar mejor el torneo que viene”.

– No hay que dramatizar la derrota.
– Si uno no admite que perder forma parte del juego, no puede estar acá. A mí no me gusta perder en el juego, eso me duele.

– ¿Qué le produjeron las explicaciones de Gabriel Brazenas?
– Estuvo mintiendo. Habló de un error para cada uno, pero se olvidó de cosas claras. La jugada clave es el gol de Domínguez, cambia todo. Jamás dudé de su intención, pero ahí sí mintió. Vélez hizo méritos en dieciocho partidos, pero el último se lo ganó el árbitro. Es un digno campeón, y si hubiese salido Lanús habría dicho lo mismo. Pero la bronca es que haya sido así.

– ¿Le molestó mucho que escondieran la pelota?
– Fue una actitud miserable que no debe quedar impune. Si en el fútbol argentino seguimos creyendo que somos pícaros, estamos listos. Todo vale. ¿Te imaginás algo así en Manchester-Liverpool? Pero acá el árbitro lo consiente. Yo rescato al Turu Flores y al Tigre Gareca, que no tuvieron nada que ver.

– ¿Cómo encontró el vestuario después del partido?
– De la misma manera que si vas caminando por la calle y un tipo te roba la cartera. Con esa sensación de impotencia, de no saber qué hacer, de bronca. Los vi llorando, a todos, desconsoladamente. Se sentían estafados.

– Ahora todos se quieren quedar.
– Porque se sintieron felices. Cada día, era un día de felicidad. Porque se juntó buena gente. Empezando por Esmerado, que jugó poco y es uno de los que más aportaron. Nunca hubo un problema. Yo he vivido con Huracán emociones intensas que no había vivido ni con Real Madrid. Estos jugadores me hicieron mejor entrenador. Y el club y el barrio me hicieron un quemero más. Recibí tres ofertas, pero no me interesa abandonar este compromiso. Ahora menos.

– ¿Bolatti fue el mejor del torneo?
– No seguí a los demás, pero Mario es un heredero de los mejores cinco del fútbol argentino, del centrojás. Con personalidad, con juego, con temperamento. Desde (Fernando) Redondo, yo no tuve un cinco así.

– ¿Va a contar con los mismos para el próximo campeonato?
– El 80 o el 90% del plantel se va a quedar. Todos tienen afán de desquite deportivo, con el convencimiento de que tenemos que mejorar. Estoy seguro de que este equipo va a jugar mejor el campeonato que viene. Porque ya tienen experiencia.

– Siempre se habla de Pastore y De Federico, ¿qué diría del resto?
– Domínguez fue un jugador que transmitió lo que hablábamos dentro de la cancha. Monzón aprendió en dos meses lo que un arquero tarda dos años. La línea de fondo también. A Araujo y Arano les ponían gente para marcarlo. El progreso de Leandro Díaz fue notable. Igual que el de Toranzo y el de la mayoría de los jugadores.

– ¿Cómo fue la reacción en la calle?
– Tremenda. Leía una encuesta y el 75% decía que Vélez no había sido un justo campeón. La gente estaba con Huracán, por cómo juega, por un estilo que incomoda al discurso dominante, que debe estar feliz con esto. En el primer empate van a decir que se terminó el fulbito. Nunca se tiene confianza al buen fútbol. Decían que Vélez era un equipo práctico y que Huracán era el de la fantasía. Íbamos primeros nosotros, más prácticos que eso no había.

– ¿Puede decirse que no siempre el campeón es el mejor?
– Tenés que ser un necio para decir que el campeón es el mejor siempre. ¿Quién fue el mejor del Mundial del 74? Holanda, y dejó una escuela. ¿Quién fue el mejor en el 54? Hungría. ¿Quién fue el mejor en el 82? Brasil, con una diferencia abrumadora. ¿Quién se acuerda de Italia?

– ¿De Huracán se van a acordar por muchos años?
– No lo sé, pero estoy convencido de que Huracán fue el que mejor jugó durante todo el campeonato.

Fuente: Diario Crítica

Malos tiempos para la lírica

Ángel Cappa, auténtico caballero andante, embajador de las mejores cualidades del argentino de ley, volvió (siempre está volviendo, como Pichuco) para dirigir el Globo; un Huracán que hace más de treinta años no conocía la gloria, pero sí los pasillos del sufrimiento; después de no demasiados domingos el rumor se extendió por las veredas, los cafetines y los taxis: Huracán estaba jugando muy bien, volvía el fútbol lindo y estaba ganando partidos.

Huracán se convirtió en una verdadera ilusión, más allá del ámbito balompédico, frente a los contratos millonarios del fútbol europeo, frente a la gripe pandémica, frente a las elecciones diestras, frente a los molinos de viento, este pequeño gran equipo quería revivir sus años gloriosos, aquellos primeros setenta con Menotti y su ballet; para los que lo queremos, era la reválida de la filosofía de Ángel Cappa, hombre de fútbol y de militancia, de tertulia polenta, de bigote finito; la percha y las convicciones de Ángel.

Ésta no sería Argentina con finales felices, es el mundo del revés y lo cantaba clarito María Elena; la historia también tiene lugar para los quijotes, para las penas mexicanas ahogadas en tequila, para los que nadaron el mar y se ahogaron a dos metros de la orilla, para las finales perdidas injustamente, para los tangos tristes. El fútbol no sería lo que es sin su componente lírico y humano, sin aquellos que van a mojarse en invierno; la música no sería lo que es sin su componente lírico, sin aquellos que van a mojarse en invierno; la música es de aquellos que la quieren escuchar y de nadie más, y supongo que el fútbol también.

No recuerdo una tertulia sin Cappa, Angelito le ponía letra y música a la charla, yo nunca le devolví una pelota buena en el truco; una vez se separaron los caminos, pero “no hay olvido cuando existen la amistad y el respeto”; Ángel fue a dirigir, yo me fui de viaje submarino, y después de veinte mil leguas nos estamos escribiendo para prometernos chamuyo del bueno y ningún partido de truco.

Por Ándres Calamaro

Fuente: Diario Crítica

Saturday, July 11, 2009

El tango del Huracán de Cappa no callará jamás

Cuando Huracán fue campeón por primera y única vez en el profesionalismo, ninguno de sus ilustres protagonistas fue a parar a la tapa de El Gráfico, que en cambio eligió -en su edición del 18 de septiembre de 1973- destacar el "valioso" empate que la selección argentina había conseguido en Paraguay, en un partido correspondiente a la tercera fecha de las eliminatorias rumbo a la Copa del Mundo que se disputaría el año siguiente en Alemania Occidental.

El tiempo se encargó por sí solo de reparar aquella injusticia: "El Globo", que se consagró con dos fechas de anticipación en ese Metropolitano, pasó a ser uno de los equipos más respetados de la historia del fútbol argentino, mientras que el representativo nacional finalmente logró clasificarse al Mundial, donde no obstante desempeñó un papel que muy pocos se animarían a sacar del cajón.


Hoy la foto de Huracán tampoco amaneció en las portadas de los principales matutinos. Lógica pura, rezarán los manuales de periodismo, cuya presa a exhibir siempre es aquella que se atrapó en última instancia y la que más potenciales clientes reunirá frente al mostrador. No es un desmerecimiento a Vélez, campeón al fin, sino un ambicioso intento por construir un escenario a 30 años en el que memoriosos y futboleros pondrán a este Huracán en el lugar que se merece.

Evocar aquel glorioso equipo dirigido por César Luis Menotti significa meterse en un problema tanto a la hora de establecer diferencias como de encontrar similitudes con el de esta versión de Ángel Cappa. Y si se hace, aun sin entrar en las comparaciones más sensibles, las de línea por línea, es porque ambos lograron rescatar la identidad del fútbol argentino en (sendos) tiempos de crisis.


Basta recordar la época post "desastre de Suecia", cuando se atacó con bravura el paradigma de "la nuestra", y trasladarlo al presente, donde lo más fácil es ganarse un lugar entre los 19 imbéciles que pierden. Así, discusiones sin sentido –el siempre tramposo dilema "ganar o jugar bien"- llevaron a resignar la costumbre por el toque y la gambeta, testimonios tan dispares entre sí pero tan esenciales a la hora de embellecer el juego.


Cappa alcanzó su cometido en muy poco tiempo, casi con la misma base de jugadores que había terminado 2008 en el puesto 17 y con un ojo puesto en la tabla de los promedios del descenso. Antes debió sobrevivir a la recta final del Apertura, tras la cual revolucionó la pretemporada con un rápido adiós a las pesas y, ahí sí, pelota al piso comenzó a modelar un equipo a su medida.


Es cierto: "cayó del cielo" Mario Bolatti, quien terminó siendo el eje del mediocampo, pero les hizo más que un simple lugar a Javier Pastore y Matías Defederico (hoy figuras, antes suplentes), afianzó a Patricio Toranzo, César González y los laterales Carlos Arano y Carlos Araujo, además de respaldar al capitán Paolo Goltz, quien formó una sólida zaga central con Eduardo Domínguez.


Podría suponerse que el mayor déficit lo tuvo en ataque, donde la referencia fue Federico Nieto, a quien le costó marchar al ritmo de sus compañeros. Vaya coincidencia: 36 años atrás, Menotti convenció a Roque Avallay de que podía explotar algo más de su robusto físico. Hoy, su fiel discípulo "bancó" al tosco delantero centro, que aportó cinco tantos en el torneo. Y esa supuesta deuda en la ofensiva, en definitiva, estuvo más que saldada: Huracán fue el equipo más goleador, con 35.


Si la victoria por 3 a 0 ante Lanús fue la piedra fundacional del idilio entre el equipo y el público futbolero (ya había aplastado a Racing en Avellaneda, pero todavía era demasiado temprano para ilusionarse), los triunfos ante Argentinos (4-1), Godoy Cruz (3-2), River (4-0) y Rosario Central (2-1) resultaron buenos argumentos para sostener dicha complicidad. El toque -o el renombrado "tiki tiki", antes despectivo- brillaron durante esas memorables jornadas.


Nótese que se habla de "público futbolero" en clave genérica. Y es que este Huracán fue de todos, sin distinción de camisetas, desde el momento en que se animó a jugar y a sentir el fútbol de otra manera; pasando por sus visitas a la ex ESMA, al Hospital de Niños o a la villa Zavaleta; hasta llegar a esa imagen de sus 18 jugadores, y no solamente el equipo titular, plantados frente a los reporteros para tomarse la fotografía en la previa de la gran final.


Tanto traspasó Huracán las fronteras de Parque Patricios que llegó a sufrir –y cómo- a algunos de los que nacieron en su propia cuna, caso Antonio Mohamed (0-1 con Colón), Daniel Montenegro (autor del definitivo 2-1 para Independiente), Christian Cellay (anotó un tanto en el empate a uno contra Estudiantes) y Joaquín Larrivey (rol protagónico en el tanto ilícito de Vélez).


Ha sido muy digno el camino y ningún final podía empañarlo. Y eso, por más que en Liniers quedara la sensación de que Vélez ganó por atropello, en el sentido más literal del término. De cualquier modo, analizar los últimos 90 minutos sería dar un golpe bajo a todo lo que significó, y a todo lo que realizó, este joven y humilde grupo.


Un detalle para el final: aquel Mundial de 1974 que muy de refilón se mencionó, en el cual Argentina resultó eliminada en segunda ronda, fue ganado por Alemania. Levante la mano quien se anime a ubicar al campeón por encima de la fantástica Holanda de Rinus Michels, y entonces los amantes del buen fútbol podrán sentirse en paz consigo mismos.


Fuente: Infobae

El otro Huracán de Cappa

En 1986, después de 72 años consecutivos en la máxima categoría, Huracán descendió. Para su primera temporada en el Nacional B contrató a Angel Cappa. Si bien el equipo jugaba bien y era protagonista, el técnico se fue luego de 29 fechas, cuando el equipo se encontraba apenas a tres puntos del líder Armenio.

En 1986, frente a Deportivo Italiano (en la definición por penales, en la cancha de Vélez), Huracán descendió por primera vez en su historia. Después de 72 años en Primera (había conseguido el ascenso en 1913, en tiempos del amateurismo), el club de Parque de los Patricios tuvo que jugar en la segunda división, que entonces se llamaba Nacional B. Para tratar de conseguir el ascenso inmediato, el club contrató a un entrenador con ideas afines a las de César Menotti, quien tres años antes había llevado a Huracán su quinto título de Liga, el primero en el profesionalismo. Se llamaba Angel Cappa. Y, como ahora, usaba el mismo bigote prolijo y vivía los partidos con idéntica intensidad. Y según él mismo cuenta, en aquellos días, le faltaba calma, tranquilidad. El primer partido del ciclo Cappa se disputó el 20 de julio de 1986 frente a Central Norte, en Salta. Ese día, Huracán igualó sin goles. Y formó con Gay; Gentile, Giovanoli, Alves, Torino; Rinaldi, Birriel, Messina; Carrizo, Torres y José Luis Delgado. En el segundo tiempo, el técnico hizo ingresar al delantero Marcelo Barticiotto por Rinaldi. De ese modo, hizo debutar a quien luego sería uno de los máximos ídolos del Colo Colo, de Chile, a finales de los 80 y principios de los 90.

Con Cappa de entrenador, Huracán jugó muy buenos partidos, pero tuvo un recorrido traumático fuera del Ducó (de los 15 encuentros que disputó, se impuso apenas en tres). Y eso lo complicó en su pretensión de ascender. Sin embargo, al momento en que el técnico se fue, el equipo mantenía posibilidades claras de regresar a la A: estaba cuarto, a tres puntos de Deportivo Armenio y a dos de Deportivo Maipú de Mendoza y de Colón, cuando restaban 13 fechas. Un detalle que tiene que ver con uno de los rasgos del equipo: con 52 tantos era el más goleador.

La campaña del Señor Tiki Tiki duró 29 encuentros: 14 victorias, 9 empates y 6 derrotas. Y en ese lapso hubo una goleada con historia: por la fecha 12, en San Juan, venció 9-2 a Unión de Villa Krause. Esa es aún hoy la más amplia victoria de Huracán en sus nueve temporadas en el Ascenso. Y sólo otras dos veces en su centenaria historia convirtió tantos o más goles: 10-0 a Comercio, en 1914; y 9-0 a Colón en 1970. Otra curiosidad de esa goleada: José Raúl Iglesias, quien fue el máximo anotador del campeonato con 36 goles, apenas convirtió uno ese día.

El último partido de Cappa en su primer ciclo en Huracán fue ante Chacarita, en Parque de los Patricios. Aquel 24 de enero de 1987, igualó 1-1 en un encuentro polémico (hubo dos expulsados y quejas de los dos lados por el arbitraje de Jorge Vigliano). El gol lo convirtió Alves y para los visitantes igualó Lugo. Tras la partida de Cappa, asumió Carlos Leone, quien había sido un destacado mediocampista en los 70 (fue campeón en 1973 y subcampeón en 1975 y 1976). Con él, Huracán ganó seis encuentros, empató uno y perdió cuatro. En la última fecha, cayó 4-1 frente al ya campeón de la temporada, Deportivo Armenio, que quedó lejos, a ocho puntos. Y se quedó afuera de la Liguilla Pre Libertadores (a la que accedieron los tres primeros: el ganador del título, Banfield y Belgrano) por diferencia de goles. Pero eso, claro, ya no era responsabilidad de Cappa...

Fuente: Diario Clarín

Cappa: "Seguiremos siendo fieles al tiqui-tiqui"

El mal trago por el campeonato perdido en la final contra Vélez empieza a quedar atrás y Angel Cappa comienza a delinear el Huracán que se viene. "Tengo un compromiso con el club y me voy a quedar acá, pese a que en la semana recibí tres ofertas", dice el técnico, que ya hace balances y habla de los que se van, de los que se quedan, de los que pueden venir.

"Nos ganaron, pero no nos derrotaron. Seguiremos siendo fieles al tiki, tiki, el estilo de juego que le gustó a los argentinos", señaló, con entusiasmo Cappa, en los micrófonos de radio Del Plata. El entrenador adelantó que ya no contará con Arano y Pastore, como se sabía, pero también dijo que en un 99% Mario Bolatti continuará en el Globo.

Cappa también contó que ante las partidos de los delanteros Medina y Nieto Huracán buscará un centrodelantero. "De Federico nos dijo que si seguía el cuerpo técnico, él también, así que no va a haber problema", ratifica Cappa.

Luego, el técnico habla de Carlos Araujo, pretendido por Boca. "Huracán tiene la prioridad. Hay un compromiso entre Basile y Babington, que son compadres, y Boca no le sacará ningún jugador a Huracán", dice el DT, que no le cortaría la chance al lateral si se le presenta: "No soy quien para decidir por los jugadores. Yo respeto la opinión de los futbolistas. Intentaré seducirlo con lo que vivió en Huracán". En la defensa, Cappa dice que le gusta Lucas Mareque, posible reemplazante de Arano.

"Brazenas tardará unos lustros en dirigir a Huracán", se ríe Cappa e instala de nuevo la polémica por la definición del torneo Clausura. "No dije que ganaron el campeonato por el árbitro. Hicieron una excelente campaña, pero la final la ganaron por decisiones arbitrales. Ni Gareca, ni los jugadores tienen la culpa. Cómo no va a ser foul el del gol, hasta el árbitro lo admitió. Ya pasó, no se puede estar hablando de esto todo el tiempo", cierra el hombre que marca el ritmo de Huracán.

Tuesday, July 7, 2009

Perdió el equipo del pueblo y ganó la ética de oficina

Qué pena que perdió Huracán. No alcanza con la prosa que dignifica, con el reconocimiento retrospectivo, el panegírico ocasional que tiene menos de lisonja que de consuelo.

Lo hecho ha sido más que suficiente, incluso memorable, eso no está en discusión, pero quienes cerramos filas con el llamado "equipo del pueblo" esperábamos un desenlace acorde con el destino feliz de un pueblo protagónico. Por eso fuimos hinchas de Huracán, por eso lo queríamos campeón.

Dirán que exagero y es probable. Dirán que reclamar el primer puesto como camino excluyente es de un triunfalismo quisquilloso y cruel. Pero no. Se trata en este caso -no soy hincha de Huracán, tengo simpatía por Vélez y, además, no lo olvido, debo preservar la distancia de un cronista sin tinturas- del significado que tenía este título.

Huracán ejecutó la ilusión que, a modo de mera proclama o de nostalgia incierta (la variante rancia), ronda desde siempre el escenario utópico de los hinchas.

Ese fútbol que se debe jugar (y acaso se jugó algún día, en un tiempo mítico), pero no se puede. Por imperio de la realidad, de las exigencias del medio, no se puede.

Pues se pudo, violando saludablemente la resignación romántica (buena excusa del medio pelo), aplicando el ideario elemental de reunir talentos (sin cartel, no había otra cosa) al servicio de un objetivo temático, fundacional, de jugar a lo grande. De imprimir una huella.

Pero no como ofrenda testimonial, sino como argumento verosímil para ganarles a todos por explotación de capacidad creativa antes que por sujeción a las generales de la ley (regularidad, equilibrio, tres puntos acá, uno allá; lo usual).

Huracán representa la voluntad transformadora expresada en un proyecto de juego que, entre otras conquistas contables, se permitió la máxima cosecha de goles. Vale decir: no hubo propaganda ni fraseología de café en este equipo, sino episodios concretos y dignos de aplauso que superaron largamente la dieta media de nuestro fútbol.

Hubo una rebelión exitosa, sin que mediara chequera ni aparato, de la mano de la nobleza y claridad de Ángel Cappa, a quien, claro, pocos pueden ver en composición armónica con la imagen de los ganadores. Con la liviandad todopoderosa de, por ejemplo, un empresario que heredó una organización autocrática dedicada a su propia propulsión. Hasta en eso Huracán era una invitación a la esperanza.

Vélez, como se dice, es un campeón cabal (¿cuál no lo es?). Sumó más puntos y con eso basta. Por lo demás, acumuló méritos que uno encuentra más apropiados para una compañía de seguros que para los animadores de un espectáculo: solvencia, solidez, ese tipo de palabras mustias.

Su consagración es un despropósito lógico: la exaltación de la normalidad. Un equipo dispuesto a conservar los valores dominantes, a hacer los deberes, que vence a la rebelión mejor organizada en muchísimos años. Me pregunto si a las tropas de Cappa acaso no les pesó en exceso el asalto al poder.

La decepción de este domingo es un eco desafinado del domingo 28 de junio, el de las elecciones de legisladores en la Argentina. También entonces una propuesta transformadora, la ilusión de que es posible barajar y dar de nuevo con cartas más parejas para todos, terminó en la papelera de reciclaje.

El voto ganador dijo que mejor recuperemos la potestad corporativa, les devolvamos a sus dueños las llaves de la casa y nos dejemos de joder.

Ahora que lo pienso, me duele más lo de Huracán.

Por Alejandro Caravario, para ESPN Deportes

La derrota del último Quijote

Ángel Cappa está indignado. Dice que en Argentina a los jugadores no los dejan “volar”, “divertirse”, “lograr una identidad”. Ahora que ha culminado el Torneo, casi todos sus futbolistas se irán del equipo del populoso y mítico barrio de Parque de los Patricios. Calles de Ringo. Cappa no cobra su contrato a tiempo, porque Huracán es un símbolo del subdesarrollo futbolero que compite en el país que más genios de la pelota ha creado, al igual que Brasil; acá se produce mucho más que Tiki tiki. La historia de Diego Armando Maradona lo avala. Pero los defensores del eficientismo de la pelota se adjudican hasta los resultados del curso del cosmos y el brillo de las estrellas en el cielo. Se los puede escuchar en radio y en la tele, dando clases de desmesura y zoncera.

Por eso, el Cappa que se vio en el estadio de Vélez, fue un técnico entristecido, incapaz de entender hasta dónde la estupidez humana puede arruinar una fiesta lúdica adentro y afuera del campo de juego. Las cámaras se encargaron de mostrarlo a flor de piel, herido por la impotencia de un resultado adverso y de una jugarreta del destino, que provocó que el árbitro –encargado de impartir Justicia en el terreno- se equivocara en la jugada del gol clave que definió el partido a favor del local, Vélez. Y telón cerrado.

Para mal de males, un dirigente de Liniers escondió la pelota, respaldado por un grupo de energúmenos de la platea. Y Cappa se desencajó y les gritó “cagones”.

Resulta que esos “cagones” se llevaron la gloria y son los nuevos campeones. “Del segundo nadie se acuerda, los únicos que quedan en la historia son los primeros, lo que cuenta es ganar”, repiten como cacatúas los nuevos ricos del relato televisivo. Cultivan más el éxito voraz que la lectura, el esfuerzo y el estudio, y eso se nota en sus corbatas y en la finitud de su lenguaje fast food.

Cappa conoce las leyes del mercado. No es un romántico ni un idealista. Defiende convicciones profundas que van más allá del 1 a 0. Se crió en otros valores y, es sin dudas, el aire nuevo que nos permite discutir de fútbol. El potencial de su ideología radica en su esencia humana. Los rivales le quieren ganar para demostrarse a sí mismos que puede vencer al último Quijote criollo.

No importa.

Como en el mito de Perón, Cappa, vuelve.

Por Juan Alonso, para 24CON - www.24con.com

Monday, July 6, 2009

Cappa: "Fallos que nos quitaron el título"

"Hijos de puta, cagones, ahora nos quieren esconder las pelotas... ¡Cagones de mierda!". Con los ojos desorbitados y el corazón lejos del tiki tiki, no sólo se dio cuenta de que el título se le escapaba. También sintió que le estaban jugando sucio, que le estaban afeitando el bigote y sus sueños. Y explotó. Y aunque en la previa había machacado con que lo más importante era "disfrutar de la final", Angel Cappa no lo logró. ¿Por qué? Iban 42 minutos del segundo tiempo, Vélez ya ganaba 1-0 y Cubero la reventó a la platea Norte. Sin esperar a que los hinchas de Vélez devolvieran la pelota, Arano y Eduardo Domínguez encararon hacia el banco de Gareca para buscar otro balón, pero tampoco se lo dieron. Y el técnico de Huracán no se lo bancó. Y lo exteriorizó a los gritos, señalando a Bernardo Becker, gerente de fútbol de Vélez, y, por ende, responsabilizándolo del hecho. "Ladrones. Cagones. Hijos de puta", gritaba sin control, sin siquiera escuchar a sus propios jugadores ni a Cubero, Papa y Zapata, quienes también intentaron calmarlo. "Es una vergüenza" repetía.

Y si bien se tranquilizó después de cinco minutos (cuando aparecieron los balones y el match se reanudó), la calentura no se le fue así nomás. "Lo de esconder las pelotas es una costumbre imbécil. No tienen la culpa Gareca ni los jugadores de Vélez", le explicó a Olé. Y aunque no volvió a identificar a Becker, igual lo atendió. "Siempre hay un idiota que cree que ésa es la manera de ganar". Y aunque nadie se sumó a su ataque, no es la primera vez que el Gerente de Vélez termina envuelto en un escandalete: en el Apertura 99, cuando el equipo de Falcioni le ganó 3-1 a Boca, se había tirado un par de manotazos con Guillermo Barros Schelotto cuando el Mellizo fue a buscar una pelota al lateral para acelerar la reanudación del juego y Becker se lo impidió...


Cuando la bronca disminuyó, Cappa volvió a ser el ángel que enamoró con su mezcla de café porteño y glamour europeo. Y no sorprendió al felicitar a "Vélez por el campeonato" ya de arranque. Después, sí, criticó a Brazenas "porque es clarísimo que sus fallos nos quitaron el título: si bien es humano y se puede equivocar, perdimos porque a nuestro arquero le dieron una patada que se vio desde la cancha de Newell's y porque nos anularon mal un gol". Y ya otra vez en su sintonía habitual, destacó el trabajo de sus jugadores y le dio un toque optimista a la final. "En el vestuario, los muchachos estaban llorando. Por eso hay que darles un abrazo. Ya está. Ya pasó. Ahora hay que volver a intentarlo en el campeonato que viene".

Fuente: Diario Olé

Sunday, July 5, 2009

Cappa: "Hay que intentarlo el campeonato que viene"

"Quiero felicitar a Vélez Sarsfield porque fue un digno campeón, hizo un gran campeonato y se merecía el título al igual que Huracán.

"Brazenas se equivocó involuntariamente en dos fallos y eso imposibilitó que pudiéramos conseguir el título. Le anuló mal un gol a Eduardo Domínguez en el primer tiempo y en la jugada previa al gol de Vélez hubo una clara falta contra nuestro arquero que se vio desde la cancha de Newell’s.

"Hay que terminar de una vez por todas con esa costumbre imbécil de esconder los balones cuando un equipo va ganando. No le echo la culpa a Gareca ni a ninguno de sus colaboradores, sino a algún integrante del club.

"El partido fue parejo hasta en situaciones de gol, aunque de contraataque Huracán creó las mejores. Huracán buscó en todo momento ganar el partido, pero no pudo hacerlo. Ahora hay que intentarlo en el campeonato que viene”.

Vélez 1 - Huracán 0

Una verdadera final. En el Amalfitani se vivió una fiesta del fútbol. Y más allá de que Maxi Moralez clavó el 1-0 final para decretar la victoria de Vélez sobre Huracán, y que consagró campeón del Clausura al equipo de Ricardo Gareca, el verdadero campeón fue el público, el fanático del fútbol, el amante de la pelota. Todos los hinchas son campeones gracias a Vélez y a Huracán. El azar decidió que los dos mejores equipos del campeonato se enfrentaran en la última fecha para definir el título, y si bien las estadísticas dirán para siempre que El Fortín se llevó los laureles, el verdadero triunfador es el espectador que disfrutó de una definición apasionante.

La final tuvo todos los condimentos. En el primer tiempo pasó de todo. A los 9, Eduardo Domínguez, un ex Vélez, cabeceó a la red. Pero Gabriel Brazenas, protagonista directo del partido, decidió anular el gol por posición adelantada. Primer error clave del árbitro del partido. Sin embargo, aunque la chapa mostraba el 0-0, en el inicio Huracán era mejor. Por manejo de la pelota, por control y por convicción.

Sin embargo, el local, de a poco, emparejó el juego. No pudo demostrar demasiado, es que a los 19 fue el clima el que apareció en el Amalfitani, el escenario de este drama. El cielo se puso negro y el juez Brazenas tuvo que suspender momentáneamente el partido por la caída de ¡granizo! Piedras, cubitos de hielo, como los que alguna vez los hinchas de Boca le tiraron a Alfio Basile, "para el whisky". Pero esta vez fue obra de la naturaleza.

El parate le vino mejor a Vélez. Después de casi media hora de espera, el cielo le dio un respiro al partido. Se reanudó el juego y a los tres minutos Martínez ingresó en el área y Arano le cometió un penalazo. Esta vez acertó Brazenas, pero el que falló fue Hernán Rodrigo López. El remate desde los doce pasos del uruguayo fue adivinado por el arquero Monzón. El uno del Globo se arrojó sobre su derecha y desvió el disparo al tiro de esquina. De ese córner, encima, López metió un cabezazo con destino de red, pero Arano despejó en la línea.

Sobre el final, Huracán pudo abrir el marcador. Otra vez Domínguez metió un cabezazo en el área, pero el travesaño le ahogó el grito. Y Montoya se quedó con el gol en el rebote que conectó Defederico. El zurdito, después, en una gran jugada individual, volvió a equivocar el destino y su toque se fue apenas afuera.

En el complemento, Vélez salió más decidido que Huracán. El local presionaba arriba y recuperaba rápido la pelota, mientras que el Globo, que con el empate era campeón, se refugiaba cada vez más contra el arco de Monzón.

Entonces Vélez tenía la pelota, aunque sin ideas para vulnerar a la buena defensa de Huracán. Y los de Cappa apostaban a un contragolpe en los pies de Pastore o de Defederico. Gareca no aguantó más y mandó a la cancha a Larrivey por Gastón Díaz primero y a Velázquez por Martínez después.

Con más ganas que fútbol, Vélez asediaba a un Huracán que esperaba por un final feliz. Sin embargo llegó la jugada más polémica del partido, cuando quedaban siete minutos para el final. Pelotazo, López la peina, Larrivey se arroja con los pies para adelante ante la salida de Monzón en el área. El delantero pareció cometerle una falta alevosa al arquero que no pudo contener el balón y quedó adolorido en el piso. La pelota le quedó servida a Maxi Moralez que definió cruzado y selló el 1-0. En el festejo alocado, el Enano se sacó la camiseta, recibió el abrazo caluroso de sus compañeros y se fue expulsado, ya que estaba amonestado. Mientras tanto, Angel Cappa, furioso, se insultaba con algunos dirigentes locales y con el árbitro Brazenas. En el final, Vélez supo aguantar la ventaja y se coronó campeón del Clausura. Jugaron dos campeones, pero sólo puede haber un ganador.

Fuente: Diario Clarín

Cappa: "El futuro del fútbol está en el pasado"

Ángel Cappa (Bahía Blanca, 1946) es el entrenador de Huracán, el viejo club porteño del barrio de Parque Patricios. Dicen que lleva meses sin cobrar, cosa habitual en el fútbol argentino. También dicen que le da igual. Que está viviendo una de las épocas más felices de su vida. Los jugadores de Huracán son conocidos como Los Ángeles de Cappa por la vocación docente del técnico, que promocionó a ocho canteranos. Su mayor virtud ha sido despertar la conciencia adormecida del fútbol argentino, anquilosado desde hace años por la corrupción y el oportunismo, más pendiente del negocio que de la pelota.

- ¿Por qué funciona un equipo modesto, como Huracán, en un ámbito tan complicado como el fútbol argentino?
- En primer lugar, en el fútbol actual, y también en Argentina, lo primero que le arrebatan al jugador es el placer de jugar. Le quitan el coraje. Entonces no se juega. Se cumple una función que termina siendo penosa, para tratar de ganar puntos. El jugador intenta hacer todo seguro. Y el fútbol entraña un riesgo. Hay que entrenarse para correr ese riesgo y asumir el riesgo de jugar. Lo primero que puse como norma es que se animen a jugar. Hay que disfrutar del juego, eso permite al jugador a rendir más.

- ¿Cómo se traduce eso en el campo?
- En que asumo el error como parte natural del juego. Nos ocurrió en un partido: un jugador le dio un pase a un contrario y de eso vino un gol. En el vestuario le dije: "No pasa nada. En el segundo tiempo tienes que ser el mejor de la cancha". Entonces el tipo juega, y como se anima... Después vienen los conceptos estrictamente futbolísticos, que son la participación de todos los jugadores durante todo el tiempo. Los jugadores están acostumbrados a participar colectivamente sólo en el esfuerzo para recuperar la pelota. En Huracán están acostumbrados a participar cuando la tenemos: el lateral derecho, el izquierdo, el central... Todo el mundo participa en la elaboración.

- ¿Cuál fue la reacción de los jugadores ante este discurso?
- El modo de entrenar en la pretemporada les llamó la atención porque yo entreno con acciones del juego, con la pelota, y no hago lo que está de moda en Argentina, que es trabajar lo físico con pesas, con chalecos lastrados, con trineos y ese quilombo. Lo que hacíamos es ir a la cancha y jugar a un toque, dos toques, hora, hora y media, en campo reducido y campo grande. De vez en cuando hacíamos físico, pero no era la esencia del trabajo. Me costó que los jugadores entendieran que de esa manera iban a estar bien físicamente. Incluso mejor.

- ¿Por qué hay tanto miedo al fracaso en Argentina?
- No sólo en Argentina. Salvo el Barcelona y el Arsenal, los demás hacen lo mismo. No hay más que ver lo que hizo el Manchester en la final de la Liga de Campeones: puso a Rooney a marcar a no sé quién. Así el jugador pierde la seguridad en el juego. Los entrenadores en Argentina tienen miedo a que los echen al tercer o cuarto partido. No quieren arriesgar. Dicen: "Dale para adelante, saca para arriba y allá ponemos un tipo solo a ver si agarramos un rebote y de ese rebote a ver si hacemos un gol". De todos modos hay que ser sincero: Lanús empezó con esta corriente hace cuatro años, y se le han unido Vélez y Godoy Cruz. Hay varios equipos que han intentado jugar bien.

- ¿Por qué es un fenómeno de los clubes pequeños?
- Porque Boca, River e Independiente tienen una crisis futbolística e institucional tremenda.

- ¿Cuál es su modelo?
- El Arsenal de Wenger. Me fui a Londres a ver cómo juegan y estuve hablando mucho con Fábregas. A mí me encanta que cuando un jugador tiene la pelota siempre tenga dos o tres opciones de pase siempre, en cualquier lugar de la cancha.

- ¿Cómo se trabaja la posesión?
- Si tiene la pelota el lateral derecho yo tengo que buscar un espacio para que el ocho, el nueve y el cinco estén en situación de recibir. Esto se logra con un concepto viejísimo del fútbol que ha sido archivado hace muchos años: el que tiene la pelota no corre. Corre el que no tiene la pelota. Entonces, entrenando a uno o dos toques obligo al jugador a ir descubriendo los espacios que hay que ocupar para recibir. Casi nunca un jugador tiene que estar solo porque si está solo conduce, y si conduce se arma el quilombo: choca, desaparecen los espacios...

- ¿Estos movimientos no desacomodan a los jugadores en caso de perder el balón?
- No, porque hay otro concepto viejísimo del fútbol... ¡Tuve que agarrar un plumero para desempolvar todo esto y quitarle la tierra a estos conceptos! Un equipo que quiere jugar al fútbol tiene que desordenarse para atacar. Esto es lo que hacen Iniesta, Xavi y Cesc. Ocupan los espacios con suma inteligencia y no van nunca por el mismo lado.

- ¿Huracán ha vuelto a las esencias?
- Siempre he dicho que el futuro del fútbol está en el pasado. Lo dicen los jugadores de otras épocas cuando nos ven jugar: "¡Juegan como nosotros!".

- ¿Qué le dicen los hinchas?
- Un viejito que trabaja en el Patio Bullrich [el centro comercial más lujoso de Buenos Aires] abriendo la puerta a los taxis, que no tiene ni un diente, me vio por la calle y me dijo: "¡Angelito, qué grande! ¡Ni un centro tiramos!".

- ¿No envidia a los entrenadores como Capello, que tienen fama de trabajadores y sólo trabajan para colocar a sus equipos para defender bien sin la pelota?
- El verdadero trabajo es lograr lo que logró el Arsenal: un trabajo permanente y constante. ¿Pero qué es el trabajo? ¿Levantar pesas, correr y saltar vallas? El trabajo es conseguir que todos participen en la elaboración y en la defensa. Todos defienden y todos tienen que llegar al gol. En Huracán todos los jugadores, menos uno, han marcado goles.

- ¿Cómo es Bolatti?
- Es el mejor volante central de Argentina. Tiene personalidad, recuperación, transita los caminos del puesto con una autoridad como si estuviera caminando por su casa...

- ¿Y por qué se ha extendido la creencia de que se necesitan dos pivotes?
- Hay muy poco conocimiento del juego y mucho miedo. No se trata de que el cinco esté solo. ¡El cinco nunca estuvo solo! El Arsenal también juega con un solo cinco y Fábregas por delante, que aparece de ocho, de siete, de nueve, de cuatro...

- ¿Por qué tienen tanto poder los representantes en Argentina?
- Porque los clubes no tienen ni una moneda y viene un agente y dice: "Por el chaval te doy 100.000 dólares y me das el 70% de sus derechos". Y el club se lo da porque ese 70% es el que le permite pagar los sueldos. Y cuando el pibe llega a Primera y le da la pelota a un compañero entonces el agente lo vende a cualquier lado, cobra una comisión de un millón de dólares y se mete al bolsillo 900.000. Es así por la miseria que hay en el fútbol argentino y porque el dinero de la televisión está injustamente repartido. En Argentina los clubes cobran el 5% de los ingresos de las televisiones. En España, el 25%.

Fuente: Diario El País (España)

Friday, July 3, 2009

Lo que fue Huracán

No siempre se juega como se vive. No siempre se vive como se juega. Pero, cuando ocurre, el fútbol es más bello. Huracán jugó como vivió. Allí estuvo la piedra basal de la hermosura de su arte. El placer de verlo en la cancha se complementó con la confirmación de que afuera era lo mismo, como el poeta que escribe lo que piensa sin falsearse en sus rimas y versos.

Huracán devolvió la esperanza, transmitió una corriente de emoción que hacía mucho no recorría estas tierras. Pero no fue sólo eso. Huracán también fue el que visitó la ESMA, y el que llevó juguetes al Garrahan, y el que entrenó siempre con pelota en los pies porque al fútbol se juega y no se corre.

Son formas de vida: están los que eligen la vorágine y están los que saborean la pausa. Huracán nunca corrió, nunca dejó de pensar. En el Palacio Ducó la fantasía voló entre toque, caños, gambetas, que se disfrutaron como se disfruta un silencio, un beso, una palabra.

Huracán ni siquiera hizo cuentas en un fútbol donde –tan mercantilista– lo único que pareciera importar son las cuentas. Hizo trizas el discurso único, puso el contenido por encima del resultado, y nos regaló en frascos de noventa minutos un bálsamo entre la miseria.

Huracán fue el equipo de Ángel Cappa que un día apareció en Zavaleta para hablarles a los pibes del barrio. “Uno solo –les dijo– nunca puede ser más que con los demás”. En un mundo inmerso en el individualismo, los llamó a la construcción colectiva. Eso también fue Huracán.

Cappa se animó al poder de la televisión. Enfrentó a los que se apropiaron de la riqueza que nace, como él dijo, en los barrios más pobres: el fútbol. Lo pagó con una canallada. Nunca antes le habían leído los labios a un técnico. Pero Huracán ganó, y entonces ellos debieron rendirse ante él.

Huracán fue todo eso. Vivió como jugó. Jugó como vivió. Y esta columna está escrita en pasado porque ya no importa qué es lo que ocurra el domingo. Ningún resultado podría borrar una sola letra de lo que aquí se dice. Y eso también fue Huracán.

Por Alejandro Wall, para el diario Crítica - www.criticadigital.com.ar

Thursday, July 2, 2009

Cappa: "Este Huracán es mi mayor logro como técnico"

- Te acordás de las palabras de un hincha que mostró la televisión después de la derrota con Arsenal en el Apertura? Agarrado al alambre, te decía: "Boludo, despertate que nos vamos a la B".
- ¿Saben que me pidió perdón? Hace poco, salía del estadio y un señor me abraza y llorando me dice "yo fui el que te dije...".

- ¿Esperabas que Huracán diera esta pirueta de rendimiento y estuviera en una situación así?
- Mentiría si dijera que sí. Pero esperaba que el equipo jugara bien. Eso sí.

- Hay un dato que avala esa confianza. Cuando firmaste el contrato, le pediste a Babington premio por salir campeón.
- Es cierto, pero lo hice casi por pudor. Yo nunca pediría un premio por la permanencia. Me da vergüenza. Ya había hecho lo mismo con Universitario de Perú. Y como los dirigentes pensaban que era una locura, pusieron un premio exorbitante. Claro, después nunca me lo pagaron.

- La conclusión general es que Huracán juega bien. ¿Qué es jugar bien?
- Todo el mundo sabe qué es jugar bien. Lo que pasa es que hace algunos años se instaló un discurso que puso en duda esos preceptos. Como había pasado en el 58, cuando empezaron a decir que la nuestra no servía. Y hace unos años pasó lo mismo: decían que jugar bien es defender y no sé cuántas cosas más. Pero si un amigo te pide que lo lleves a ver a un equipo que juegue bien, lo vas a llevar a ver a Lanús, a Vélez y a Huracán. Estudiantes también juega bien.

- ¿Podés resumir en dos conceptos esta idea?
- El primero es obvio: el tratamiento de la pelota. Se parte del cuidado del pase, porque el pase es lo más importante del fútbol. Y a partir de ahí, la elaboración. Pero para qué: para llegar a posiciones de gol. Para eso se elabora, no para hacerse el lindo, para que la gente diga "mirá qué lindo que juegan". Se elabora para encontrar un espacio y cuando se encuentra un espacio se genera una situación. Cuántos toques, me preguntaban, hay que dar. Los menos posibles. Dos no se puede porque lo rivales no son tontos. Bueno, entonces, hay que dar los pases que sean necesarios. Pero ni uno menos.

- ¿Y para recuperar?
- Se necesita que participe todo el equipo. Cuando se ataca, hay que achicar con la defensa. Eso lo implantó Rinus Michels. Permite que si pierdo la pelota, el retorno sea corto. Si la defensa se queda atrás, el regreso es muy costoso. Hacer un equipo corto es necesario para jugar bien: para atacar y para defender.

- ¿Se entrena este modo de jugar?
- Se entrena y mucho. El toque se entrena. Así como hablamos de Michels, ahora tenemos que hablar de Menotti. Para mí los dos entrenadores que revolucionaron el fútbol. Michels impuso el achique y Menotti impuso los conceptos. Y trabajamos a partir de los conceptos. Por ejemplo, cómo hago para que un jugador tenga dos opciones de pase, por lo menos. Yo no se lo puedo anticipar ni puedo andar con un megáfono para decirle al jugador en qué momento tiene que largarla. Entonces lo que hago es generarle un hábito al jugador. Si yo entreno a un toque o a lo sumo a dos, el jugador se acostumbra porque no puede trasladar. Y si no puede, eso obliga a los compañeros a ofrecerse. Detrás de este modo de jugar, hay mucho entrenamiento.

- ¿Encontraste en este plantel una receptividad diferente?
- En este grupo todo fue muy rápido. Todo duró una pretemporada. Por eso, cuando llegué, el objetivo era jugar, pero también ver qué jugadores había, ver si se podía. Y se podía: había muchos. No sólo Pastore o Defederico.

- Y llegó Bolatti...
- Sí, lo mandó un hada. Mario es clave, pero también es cierto que encontró un equipo que lo favorece.

- Esa generosidad que Huracán tiene en la gestación, ¿se agota en los últimos metros?
- No creo. Hay zonas donde uno tiene que ser correcto. Y hay otras donde no alcanza con ser correcto. Ahí tiene que aparecer la inspiración. Pero para todo que la inspiración aparezca también hace falta tiempo.

- Este equipo alcanzó rápido la madurez.
- Es cierto. Es el que más rápido la alcanzó de los equipos que dirigí.

- Con Raúl te pasó algo parecido a lo de Pastore. Lo pusiste muy joven..
- Tenía 17 años y un carácter que no dejaba dudas.

- Más allá de los conceptos, pareciera que se dio una química especial entre vos y el plantel.
- No creo en la autoridad. La única autoridad que respeto es la del conocimiento. Y eso lo aprendí en el barrio. El más respetado no era el más fuerte sino el que mejor jugaba. Pero más allá de la autoridad, está el respeto y el afecto.

- ¿Alguna vez intentaste que tus equipos jugaran de otra manera?
- No, eso no lo resigno. Y si mañana me toca entrenar a tipos que no saben patear una pelota, perderé 7-0.

- ¿Este equipo es tu mayor logro como técnico?
- Sin dudas, este Huracán es mi mayor logro como técnico por lo que generó. No solamente en la hinchada de Huracán sino en el fútbol argentino. Es un equipo que sigue la identidad del fútbol argentino.

- ¿Ganaste una batalla?
- Puede ser... Pero me siento reconfortado no por mí sino porque represento a una idea. También se puede ganar de esta forma. Y cuando se gana de esta forma, se gana dos veces.

- Pero también debe ser un triunfo personal...
- Sí, desde luego. Pero yo ya estoy curado. Me ha ido bien y me ha ido mal en muchos lados. Pero a mí no me altera. Esta fue siempre mi verdad. Cuando te va mal, te vas. Pero lo intentás la próxima.

- ¿Hay otros mitos que te molestan?
- Las pelotas paradas es otra de las historias que hay que derribar. Huracán tiene diez goles de pelota parada. De córner y tiro libre. Y la gente piensa que somos románticos y que no trabajamos la pelota parada. Yo para trabajar la pelota en serio tendría que tener a los jugadores de Vélez. Si no, de qué me sirve. Pero claro que practico. Tiro cinco de acá, tres de allá para tener las distancias, referencias. Y punto. A veces sale y a veces no. No se trata de tirar cinco horas seguidas un tiro libre porque no sirve.

- ¿Creés que a partir de esta campaña hay un cambio en tu imagen?
- No sé. No me interesa. Cuando uno tiene éxito, todo sale bien. Yo ahora salgo en el diario diciendo que el 4 tiene que jugar con los botines al revés y me aplauden.

- Pero ahora te van a llegar ofertas que hace unos años no tenías.
- Nunca planifiqué el futuro. La vida es lo que va saliendo. Además, estoy muy bien acá. Cuando estás en la mala no te llama nadie. Una vez me lo dijo Alterio: "Levanto el teléfono y, la puta madre, anda bien".

- ¿Sentís reconocimiento del fútbol argentino?
- Lo siento. Y valoro mucho ese reconocimiento.

- ¿Cómo se maneja la cabeza de un jugador antes de una final? Sobre todo de pibes que no saben qué será de su futuro un día después...
- En un partido de esta naturaleza no se mensura ese tipo de cuestiones. No hay algo más lindo para el jugador que salir campeón, que jugar una final, porque esto es una final. Y no hay cosa más linda. El jugador piensa en esto, nada más. El domingo a la noche tal vez piense en otra cosa. Pero antes, seguro que no.

- ¿Cómo manejás la ansiedad?
- Como se puede. Diciéndoles la verdad. Y la verdad es que Huracán no depende de este partido. Este es el partido número 19, que en los anteriores 18 disfrutamos. Y eso vale. Eso ya está dentro nuestro, de cada uno, de la hinchada. Falta un partido. Y ese partido no puede borrar nada. Como no se lo puede borrar a Vélez ni a Lanús. Es un partido más. Que uno sueña con jugar.

- ¿Qué le pasa a Huracán si presionan a Bolatti?
- ¿Con un jugador? Tiene recursos. Pero si lo enciman dos, queda uno libre. El otro día decían que a Bolatti lo iban a tomar de adelante y de atrás. Y yo les dije a mis jugadores: "Hagamos cuentas. Si juegan con 14, estamos listos; pero si son 11, es otra cosa".

- ¿Cuál es el tu principal acierto de este ciclo?
- Respetar la idiosincrasia del club, el respeto a su significado en el fútbol argentino. Huracán es refugio de fútbol, de bohemia, del barrio, del tango. Y yo lo respeté. Si hubiéramos sido cuartos, la gente también estaría agradecida.

Fuente: Diario Olé - 3 de julio de 2009