Tuesday, July 7, 2009

La derrota del último Quijote

Ángel Cappa está indignado. Dice que en Argentina a los jugadores no los dejan “volar”, “divertirse”, “lograr una identidad”. Ahora que ha culminado el Torneo, casi todos sus futbolistas se irán del equipo del populoso y mítico barrio de Parque de los Patricios. Calles de Ringo. Cappa no cobra su contrato a tiempo, porque Huracán es un símbolo del subdesarrollo futbolero que compite en el país que más genios de la pelota ha creado, al igual que Brasil; acá se produce mucho más que Tiki tiki. La historia de Diego Armando Maradona lo avala. Pero los defensores del eficientismo de la pelota se adjudican hasta los resultados del curso del cosmos y el brillo de las estrellas en el cielo. Se los puede escuchar en radio y en la tele, dando clases de desmesura y zoncera.

Por eso, el Cappa que se vio en el estadio de Vélez, fue un técnico entristecido, incapaz de entender hasta dónde la estupidez humana puede arruinar una fiesta lúdica adentro y afuera del campo de juego. Las cámaras se encargaron de mostrarlo a flor de piel, herido por la impotencia de un resultado adverso y de una jugarreta del destino, que provocó que el árbitro –encargado de impartir Justicia en el terreno- se equivocara en la jugada del gol clave que definió el partido a favor del local, Vélez. Y telón cerrado.

Para mal de males, un dirigente de Liniers escondió la pelota, respaldado por un grupo de energúmenos de la platea. Y Cappa se desencajó y les gritó “cagones”.

Resulta que esos “cagones” se llevaron la gloria y son los nuevos campeones. “Del segundo nadie se acuerda, los únicos que quedan en la historia son los primeros, lo que cuenta es ganar”, repiten como cacatúas los nuevos ricos del relato televisivo. Cultivan más el éxito voraz que la lectura, el esfuerzo y el estudio, y eso se nota en sus corbatas y en la finitud de su lenguaje fast food.

Cappa conoce las leyes del mercado. No es un romántico ni un idealista. Defiende convicciones profundas que van más allá del 1 a 0. Se crió en otros valores y, es sin dudas, el aire nuevo que nos permite discutir de fútbol. El potencial de su ideología radica en su esencia humana. Los rivales le quieren ganar para demostrarse a sí mismos que puede vencer al último Quijote criollo.

No importa.

Como en el mito de Perón, Cappa, vuelve.

Por Juan Alonso, para 24CON - www.24con.com

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