Saturday, July 18, 2009

Volvió a las fuentes

Estudiantes, que no es antagónico a Huracán, juega un fútbol que realza nuestra identidad.

"Lo importante es no olvidarse de las fuentes para conseguir resultados", declaró hace un tiempo el propio Sabella. Y lo cumplió porque Estudiantes es hoy un equipo que juega bien, siguiendo el camino que marcaron sus orígenes más reconocidos. En la década del 30 lo llamaban "el equipo de los profesores" porque era, como decían Diego Lucero y Félix Daniel Frascara, "la mayor expresión de arte colectivo sobre una cancha de fútbol". Tenía una delantera en ese entonces que aún se recuerda como una de las mejores de la historia de nuestro fútbol: Lauri, Scopelli, Zozaya, Ferreira y Guaita. Cuenta la historia que era una maravilla verlos jugar y además tenían una capacidad goleadora pocas veces igualada. Claro que para el discurso estrecho y miserable que sólo valora al que gana, ese equipo que quedó en la más brillante historia del fútbol argentino, no tiene ninguna importancia. Fue subcampeón en 1930, tercero en 1931 con 18 goles más que Boca que fue el campeón, y en 1932 quedó sexto. "No fuimos campeones por los arbitrajes", dijo alguna vez Alejandro Scopelli, lo que actualmente para ese sector carroñero y ponzoñoso sonaría a disculpa de perdedores.

Lo cierto es que el Estudiantes actual es fiel a sus fuentes y responde al gusto de la mayoría de los argentinos. Igual que Lanús, Godoy Cruz, Vélez y Huracán, entre otros, busca los resultados mediante el respeto a nuestra identidad. No importa que cierta frase timorata y desafortunada sugiera que "el que gana es el mejor". Hay tantos ejemplos de equipos que no ganaron y, sin embargo, entraron en el afecto del mundo para siempre, que resulta hasta estúpido tratar de demostrar su falacia. Nunca sabremos por qué y, a decir verdad, tampoco nos importa demasiado, esa minoría sigue aferrada a tortuosos e inútiles enfrentamientos, incapaz como se muestra de soñar, de disfrutar, de vivir la ilusión del buen juego. Si uno siguiera literalmente al maestro Adolfo Pedernera cuando decía que "el que le saca la alegría al fútbol comete un verdadero crimen", habría que llevarlos a un juzgado porque aún en la más triste derrota que están sufriendo al comprobar que después de 20 ó 30 años de mensajes en la dirección opuesta, la gente del fútbol argentino les da la espalda y se vuelca masivamente hacia los equipos que le respeta el gusto, siguen, desde el desconocimiento, en su tarea destructiva. Ahora tratando de poner en estilos antagónicos a Estudiantes y a Huracán, cuando todos sabemos que no es cierto. Que con sus particularidades, ambos y los demás que he nombrado, están en la misma línea, contraria a la que esa minoría angustiada sigue pregonando.

En realidad, ya no vale la pena enfrentarlos. Estamos volviendo a las fuentes para seguir demostrando que es posible conseguir resultados jugando bien, respetando el gusto y defendiendo la alegría "de la ajada miseria y de los miserables", como dice un poema de Mario Benedetti.

Por Ángel Cappa, para el Diario Olé