Saturday, February 10, 2007

La intimidad del fútbol. Grandeza y miserias, juego y entorno.

El libro de Angel Cappa

«La intimidad del fútbol. Grandeza y miserias, juego y entorno», es el título del libro que el técnico Angel Cappa ha escrito sobre el deporte que le apasiona. Publicada por la editorial Gakoa y prologada por Julio César Iglesias, la obra será presentada el 7 de mayo en el Círculo de Bellas Artes. «He tratado de recoger -explica Cappa-
las experiencias vividas y contadas desde los barrios hasta el primer nivel del fútbol mundial. De reflejar una formación, el origen de un gusto, del conocimiento, de los valores que hicieron a una generación, nacida alrededor de una pelota en un barrio. Hay también conceptos que fui recogiendo y que transmito. Es en realidad un libro colectivo, hecho por mí que soy y me siento uno de esos tantos que vivieron lo mismo que yo». Bajo estas líneas figuran dos extractos del libro.

LA RAZON

¿Dónde empieza el fútbol?

Si hablamos de fútbol, Jorge Valdano y yo estamos de acuerdo en casi todo. Sin embargo, a veces, en tantos viajes que hemos hecho y concentraciones donde hemos estado juntos, hubo detalles que nos enfrentaron dialécticamente. Son esas ocasiones donde la cuestión es sólo teórica y donde los dos queremos tener razón.


Quiero contarles una de esas discusiones un tanto bizantinas, ciertamente, que en alguna medida nos divertían, y nos servían para ejercitar el razonamiento y para acumular argumentos.

-Te digo que no, Angel, el fútbol es sobre todo inteligencia, empieza en la cabeza.

-Mira Jorge, si no partimos de una técnica adecuada, es imposible hablar de tácticas, de planes, de sistemas o inclusive de conceptos. La ejecución de todo eso sería defectuosa y por lo tanto todo lo demás no tendría valor alguno. O sea, empieza en los pies.

-No es así, porque sin inteligencia para jugar, la habilidad se convierte en una virtud sin objetivo, y te digo, hasta resulta, muchas veces, perjudicial por inoperante. La «gambeta», por ejemplo, que tanto nos gusta, sin objetivo es calesita y el dominio de la pelota ¿sabes qué es? malabarismo de circo.

-Está bien Jorge, pero cuando nosotros le acercamos alguna indicación a un jugador, lo hacemos suponiendo que será capaz de hacerla, ¿o no? No podemos decirle que meta pelotas en profundidad, a alguien que le pega con los tobillos, y tampoco podemos decirle a nuestro equipo que salga jugando, si no pueden dar tres pasos seguidos.

-Pero Angel, para salir jugando, para poner pelotas de gol hay que entender el juego. A la habilidad tengo que saber cómo, cuándo y dónde usarla.

-Claro que hay que conocer el juego, Jorge, pero en realidad el fútbol es la ejecución de una ocurrencia, de una inspiración, y por más que conozca el juego, ese conocimiento no me sirve si no puedo realizarlo. Cuanto más nivel tenga el juego, además, mayor técnica se necesita.

-Yo insisto: si nos pasamos la pelota unos a otros y no sabemos por qué, la técnica es poco menos que inútil. Es como dominar el lenguaje a la perfección y no tener nada que decir.

La cosa siguió una hora más por lo menos. Al fin tuvimos que reconocer que para ser un gran jugador de fútbol hay que reunir las dos teorías. Ser grande en fútbol, implica tener una gran técnica y saber usarla. La inteligencia y la habilidad, en fútbol, es como la forma y el fondo en el arte, van juntas.

Así es, aunque lamento tener que abusar de los derechos de autor para quedarme con la única palabra, pero... empieza por los pies.

LA PASION

Cuando había «wines» eran locos

Posiblemente el jugar pegados a la raya, algo aislados de los demás, tal vez porque se la daban a ellos y los dejaban solos con su suerte, o más probablemente por ningún motivo, sólo por casualidad, la cosa es que cuando en Argentina existían los punteros, que llamábamos wines, extremos en España, eran casi todos de un carácter muy peculiar. Eludían hasta las normas habituales de vida y se ganaban un apodo que era más bien un elogio: loco. Los había muy famosos, como el loco Bernao, o el loco Corbatta, y también los modestos de los barrios, y todos ellos tenían en común la capacidad de hacer lo más sorprendente, para bien y para mal.


De todos los locos que conocí, o que vi jugar, les quiero hablar de quien quizás haya sido el más loco o el más genial: René Houseman. El loco Houseman se escapó de todos los moldes, y no sólo en el fútbol. Vivía -y vive- como jugaba: por inspiración. En él no había nada preparado ni programado. Siempre salía por donde nadie lo esperaba. En la cancha y en la vida.

El Gitano Juárez, fuente inspiradora de todo el menottismo, incluyendo a Menotti, llegó a decir de él que era más genial que el mismo Pelé, «porque Pelé dentro de su permanente creatividad, finalmente hacía lo que uno podía sospechar, por más difícil que fuera», decía el Gitano, «en cambio Houseman inventaba lo que no estaba escrito en ninguna parte. E inventaba siempre, en cada jugada, en cada pelota de cada partido».

Menotti, que fue su entrenador, me dijo que en 1973 cuando René recibía la pelota en los últimos 25 metros, no había alternativas, era penal o gol. Iba a decir que era un gambeteador nato, pero en realidad fue mucho más que eso. Claro que gambeteaba, y con una facilidad inexplicable. Los dejaba dados vuelta a los defensores, pero no paraba ahí la cosa. En todo caso, la gambeta era sólo una parte de la jugada que siempre sorprendía. Houseman redujo el asombro a un hecho natural y cotidiano.

Tuvo tres o cuatro años de apogeo, después, con la misma naturalidad con que llegó, se fue alejando, sin que nadie pudiera hacer nada para evitarlo. Hay una anécdota que quizá lo explique un poco: Un sábado por la tarde, René no aparecía por la concentración de Huracán y Menotti se empezó a poner nervioso. Una hora más tarde le dice a Poncini, «acompáñame que ya sé dónde debe de estar». Llegaron al bajo Belgrano, donde vivía en esa época (1972-73) y en una de las canchitas del barrio se estaba jugando un partido, rodeado de la gente del lugar.

El Flaco mira y no lo ve. Se estaba tranquilizando cuando de pronto lo encuentra en el banco de suplentes. Se acerca, le toca el hombro y le pregunta: «René, ¿qué haces acá, viejo?». «¿Qué hago acá?», contestó Houseman, «fíjese en el titular, es un fenómeno». El pensó que Menotti le reprochaba su suplencia en el equipo del barrio y no su ausencia en la concentración de Huracán, para jugar al otro día un partido oficial.

Extraido del diario El Mundo (España) - 29 de abril de 1996

3 comments:

Anonymous said...

¿Sabés donde puedo conseguir este libro? Pregunté en varias librerias y no lo tienen.

Saludos!

Paco

Anonymous said...

mira, yo tmb lo andaba buscando por todos lados, y lo compre hoy en una libreria que está sobre Corrientes entre Uruguay y Paraná. Antígona Libros se llama el lugar

Anonymous said...

Sabe alguno si tenian mas ejemplares?? Gracias