Sunday, February 18, 2007

Definición por penales

Es injusto

Aceptar la definición de una competición tan importante por los penaltis me parece injusto. Me cuesta aceptar que el azar sea quien, finalmente, elija al que tendría que ser el mejor. Darle a la suerte una incidencia mayor, decisiva de hecho, de la que realmente le corresponde no creo que sea lo adecuado.


Inclusive determinar al campeón de un partido resulta caprichoso, porque es aceptar jugarse toda una campaña a una buena o mala actuación en ese día. Es admitir que la suerte tiene tanto que ver como los méritos.

A mi me gustaba la definición que tuvo en otros tiempos la Copa Intercontinental, que se jugaba a ida y vuelta, de local y visitante, y en caso de empate un tercer partido en campo neutral.

Y me parece más justo aún lo del baloncesto, que en los playoff juegan a 5 ó 7 partidos. Entonces sí que el azar ocupa el porcentaje que le corresponde. Por supuesto, no podemos pretender eliminarlo totalmente porque se trata de un juego, pero sí no darle el protagonismo que no es suyo.

En una Liga de 30 ó 40 partidos el que gana puede no ser muy bueno, pero con toda seguridad será el mejor en comparación con los demás. La suerte, en esos casos, acompaña y abandona a todos los equipos más o menos de la misma manera. Los errores y aciertos arbitrales favorecen y perjudican en igual o parecida medida. Y, en cambio, en un partido un fallo equivocado puede decidir un resultado. En este caso, un campeón.

No desconozco la necesidad de acortar las opciones en razón del tiempo, más aún cuando, como ahora, los equipos disputan tantas competiciones y tantos partidos. Prácticamente, no quedan fechas disponibles.

Pero de todos modos, creo que habría que encontrar la forma de quitarle posibilidades al azar, en favor del juego, en favor de la justicia. El fútbol es tremendamente lógico. A la larga, ganan los mejores. Pero en un partido esa lógica no existe.

Tal vez en esta época, donde la televisión se ha apoderado del espectáculo y el fútbol ha alcanzado el tono dulzón de la frivolidad, como todos los productos de consumo, los penaltis cumplen el requisito de dramatismo tan apropiado para vender. Aun así, el campeón merece ser el mejor.

Extraído del diario El Mundo (España) - 27 de mayo de 2001

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