Monday, June 22, 2009

Huracán 3 - Arsenal 0

Cuando la euforia es grande no hay límite para el delirio, dicen. Porque la pasión se exterioriza a puntos extremos, que llegan hasta bordear la locura. La llegada del invierno desató ayer un calor supremo en Parque Patricios, donde vive un equipo que transita su mejor verano futbolístico. Huracán vuelve a estar en la puerta de una consagración, y por ello su gente espera con excitación el mejor desenlace. El equipo recuperó ante Arsenal su imagen real, esa que no pudo demostrar ante San Lorenzo, y la goleada ante los de Sarandí lo ubicó en la cima de la tabla en soledad, cuando sólo falta el último escalón ante Vélez, el escolta que espera en Liniers dentro de 13 días.

Las escenas se repiten como allá por mediados de 1994, cuando el plantel conducido por Héctor Cúper arribó a la última fecha un punto por encima de Independiente, que lo venció con claridad en Avellaneda y frustró el sueño. Pero la diferencia con este equipo diagramado por Angel Cappa está en el convencimiento por sostener una idea de juego más allá de cualquier circunstancia. Y de esa manera el lucimiento colectivo resalta por encima de las mejores individualidades.

Huracán no se dejó llevar por la ansiedad que había en las tribunas, y la paciencia para construir la victoria fue el factor determinante. A pesar de que contaba con un hombre de más por la expulsión de Pellerano a los 24 minutos, el local recién aseguró el triunfo a los 80 minutos. En ese instante llegó el gol de Toranzo en una gran jugada combinada. La pelota la trasladaron desde el fondo con pulcritud, la abrieron hacia la derecha para el desborde de Díaz, éste la envió al área para la llegada de Pastore por el otro sector, el volante creativo la tocó al centro y el ex River definió con un toque de derecha. La brillantez, en su mejor versión.

Pero para que la tranquilidad se apoderara de todo el estadio con esa acción, Huracán tuvo a un jugador capaz de sostener la estructura con su ubicuidad, para que el resto del equipo girase a su alrededor.

Mario Bolatti fue la gran figura del partido, apoderándose de la pelota cuando la tenían los rivales, con limpieza y sin recurrir a la infracción, y distribuyéndola con criterio hacia ambos costados.

El cordobés es lo más parecido a Claudio Marangoni, no sólo por estirpe sino por capacidad conductiva. Y fue precisamente él quien inició la goleada con un golpe de cabeza, anticipándose al primer palo para cruzar la pelota, luego de un tiro libre ejecutado por Toranzo.

Bolatti también tuvo tiempo, dos minutos después del segundo gol, para recuperar la pelota cerca de su área, cruzar todo el terreno con la cabeza levantada, y habilitar a Defederico para que el juvenil convirtiera el tercero con un remate de derecha.

Huracán borró de la cancha a un rival que venía de golear a Lanús, hasta ayer el otro candidato, con simpleza y mucho carácter durante todo el partido.

Para que la imaginación suba a niveles insospechados, y así los duendes del ’73 aparezcan con total espontaneidad. El éxtasis se adueñó de aquella porción de la Capital, y el abrazo con la gloria está cada vez más cerca.

Fuente: Diario Página/12

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