El brasileño Alves es un marcador distinto: primero ataca y después defiende
Dicen que Renato Cesarini, uno de los primeros entrenadores argentinos en manejar conceptos, le preguntó un día a uno de sus laterales un tanto díscolo: "¿Sabe usted por qué lo pongo de lateral?". Y como el jugador se quedó mudo por la sorpresa, respondió él mismo: "porque ellos juegan con 'wines'". Bien, los 'wines' o punteros, salvo excepciones, han desaparecido, como tantas otras especies que nos hacían la vida un poco más feliz, pero los laterales siguen existiendo y aunque no tengan ya marcas fijas, se ocupan de los que pasan por ahí. Algunos, inclusive, tienen tiempo para sumarse a la circulación de la pelota y de tanto en tanto aparecer en zonas de ataque para dar una mano. No es el caso de Daniel Alves, el brasileño que juega de lateral derecho en el Sevilla, el equipo revelación del fútbol español. Es el único de estos tiempos que juega al revés. Es decir, primero ataca y después defiende. Hace las dos cosas tan bien, que recuerdo a pocos futbolistas en su puesto que hayan tenido tanta importancia en el funcionamiento de sus equipos.
Alves es un actor sin libreto que cumple sus obligaciones desde la libertad. Aparece por cualquier lugar en cualquier momento. No puede atarse a táctica alguna, pero ningún entrenador debe alarmarse porque hace los deberes con la misma eficacia que los prolijos y los prudentes, solo que excede su rol y desborda cualquier planificación previa.
Técnicamente tiene las virtudes que la historia de los grandes laterales brasileños de toda la vida le fueron legando, como una herencia espléndida que él se encarga de cuidar y mejorar. Es veloz físicamente y rápido mentalmente. Lleva la pelota atada al pie y gambetea con una facilidad asombrosa. En la zona de definición tira paredes con la precisión de un dibujante y le agrega a todo esto un disparo potente. También tira las faltas, pero, claro, esa es una virtud obvia tratándose de un jugador brasileño.
¿Y cuando el Sevilla pierde la pelota?, se preguntará usted lógicamente: ¿dónde queda Alves? Le digo que en la misma moto que subió, baja a recuperar el espacio abandonado. Frente al Barcelona, recientemente en Sevilla, fue decisivo a la hora de definir el partido en favor de su equipo, pero de paso --fíjese bien lo que le digo-- anuló a Messi. Es decir, no fue Messi su preocupación principal. Jugó con el mismo desorden de siempre y le sobró tiempo para borrar del partido a uno de los jugadores más desequilibrantes del mundo. Seguro que hoy Cesarini le diría a uno de sus delanteros: "¿sabe por qué lo pongo de 'win'? Porque Alves juega de lateral".
Ángel Cappa en el diario El Comercio (Perú) - 19 de marzo de 2007
Dicen que Renato Cesarini, uno de los primeros entrenadores argentinos en manejar conceptos, le preguntó un día a uno de sus laterales un tanto díscolo: "¿Sabe usted por qué lo pongo de lateral?". Y como el jugador se quedó mudo por la sorpresa, respondió él mismo: "porque ellos juegan con 'wines'". Bien, los 'wines' o punteros, salvo excepciones, han desaparecido, como tantas otras especies que nos hacían la vida un poco más feliz, pero los laterales siguen existiendo y aunque no tengan ya marcas fijas, se ocupan de los que pasan por ahí. Algunos, inclusive, tienen tiempo para sumarse a la circulación de la pelota y de tanto en tanto aparecer en zonas de ataque para dar una mano. No es el caso de Daniel Alves, el brasileño que juega de lateral derecho en el Sevilla, el equipo revelación del fútbol español. Es el único de estos tiempos que juega al revés. Es decir, primero ataca y después defiende. Hace las dos cosas tan bien, que recuerdo a pocos futbolistas en su puesto que hayan tenido tanta importancia en el funcionamiento de sus equipos.
Alves es un actor sin libreto que cumple sus obligaciones desde la libertad. Aparece por cualquier lugar en cualquier momento. No puede atarse a táctica alguna, pero ningún entrenador debe alarmarse porque hace los deberes con la misma eficacia que los prolijos y los prudentes, solo que excede su rol y desborda cualquier planificación previa.
Técnicamente tiene las virtudes que la historia de los grandes laterales brasileños de toda la vida le fueron legando, como una herencia espléndida que él se encarga de cuidar y mejorar. Es veloz físicamente y rápido mentalmente. Lleva la pelota atada al pie y gambetea con una facilidad asombrosa. En la zona de definición tira paredes con la precisión de un dibujante y le agrega a todo esto un disparo potente. También tira las faltas, pero, claro, esa es una virtud obvia tratándose de un jugador brasileño.
¿Y cuando el Sevilla pierde la pelota?, se preguntará usted lógicamente: ¿dónde queda Alves? Le digo que en la misma moto que subió, baja a recuperar el espacio abandonado. Frente al Barcelona, recientemente en Sevilla, fue decisivo a la hora de definir el partido en favor de su equipo, pero de paso --fíjese bien lo que le digo-- anuló a Messi. Es decir, no fue Messi su preocupación principal. Jugó con el mismo desorden de siempre y le sobró tiempo para borrar del partido a uno de los jugadores más desequilibrantes del mundo. Seguro que hoy Cesarini le diría a uno de sus delanteros: "¿sabe por qué lo pongo de 'win'? Porque Alves juega de lateral".
Ángel Cappa en el diario El Comercio (Perú) - 19 de marzo de 2007
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