Con la misma naturalidad que usted o yo vamos al quiosco de la esquina a comprar el diario, Andrés Iniesta juega al fútbol. El volante del Barcelona lo hace tan bien que parece tener el partido en la cabeza antes de jugarlo. Es como si lo supiera de antemano y lo va desarrollando con la precisión de un relojero y la belleza de un artista. Y como conoce todos los secretos del juego, le da igual jugar por el medio, por la izquierda y hasta de puntero derecho, como lo ha hecho algunas veces.
Iniesta asegura la pelota en el inicio y, con la paciencia de un sabio, toca y toca hasta que aparecen los espacios que aprovecha regalando una pelota de gol o presentándose donde menos lo esperan. Además, y como si fuera poco, tiene gol, y como siempre prevé la siguiente jugada, es un excelente recuperador. No exagero si digo que es uno de los mejores volantes del mundo.
La naturaleza le dio casi todo para jugar al fútbol: inteligencia, precisión, habilidad, talento. Sin embargo, le negó lo que el fútbol atlético y musculoso de moda admira con más devoción: un físico atlético y musculoso. Él se encarga de demostrar una y otra vez que en este juego el talento es mucho más valioso y práctico que el físico y que las neuronas son más fuertes que los músculos. Pero no hay caso. No termina de convencer y siempre le están buscando algún inconveniente.
Dicen, por ejemplo, que no recupera porque sus recuperaciones son más bien anticipaciones y no producto de la lucha cuerpo a cuerpo. Por astuto gana casi siempre las pelotas divididas, pero como es más fácil advertir la fuerza que la astucia, no se dan cuenta.
Maneja los tiempos con solvencia y por eso impone el ritmo del partido. Acelera o frena la jugada cuando es debido y utiliza la pausa para ser más rápido. Como todos los grandes enarbola uno de los conceptos básicos: el engaño. Anuncia una cosa para hacer otra y se aprovecha del desconcierto de los rivales para habilitar a sus compañeros libres de obstáculos.
Iniesta tiene siempre en mente una jugada titular y otra suplente, de modo que resulta dificilísimo verlo perder una pelota. Según mi criterio, el talento es saber elegir. El jugador tiene siempre dos o tres opciones. Si elige bien, es talentoso, si elige mal, no tiene remedio. Iniesta no solo elige bien, sino que lo hace con tanta naturalidad que hasta parece fácil. Póngale atención la próxima vez que lo vea, y disfrute, que no es cosa de todos los días.
Ángel Cappa en el diario El Comercio (Perú) - 5 de marzo de 2007
Iniesta asegura la pelota en el inicio y, con la paciencia de un sabio, toca y toca hasta que aparecen los espacios que aprovecha regalando una pelota de gol o presentándose donde menos lo esperan. Además, y como si fuera poco, tiene gol, y como siempre prevé la siguiente jugada, es un excelente recuperador. No exagero si digo que es uno de los mejores volantes del mundo.
La naturaleza le dio casi todo para jugar al fútbol: inteligencia, precisión, habilidad, talento. Sin embargo, le negó lo que el fútbol atlético y musculoso de moda admira con más devoción: un físico atlético y musculoso. Él se encarga de demostrar una y otra vez que en este juego el talento es mucho más valioso y práctico que el físico y que las neuronas son más fuertes que los músculos. Pero no hay caso. No termina de convencer y siempre le están buscando algún inconveniente.
Dicen, por ejemplo, que no recupera porque sus recuperaciones son más bien anticipaciones y no producto de la lucha cuerpo a cuerpo. Por astuto gana casi siempre las pelotas divididas, pero como es más fácil advertir la fuerza que la astucia, no se dan cuenta.
Maneja los tiempos con solvencia y por eso impone el ritmo del partido. Acelera o frena la jugada cuando es debido y utiliza la pausa para ser más rápido. Como todos los grandes enarbola uno de los conceptos básicos: el engaño. Anuncia una cosa para hacer otra y se aprovecha del desconcierto de los rivales para habilitar a sus compañeros libres de obstáculos.
Iniesta tiene siempre en mente una jugada titular y otra suplente, de modo que resulta dificilísimo verlo perder una pelota. Según mi criterio, el talento es saber elegir. El jugador tiene siempre dos o tres opciones. Si elige bien, es talentoso, si elige mal, no tiene remedio. Iniesta no solo elige bien, sino que lo hace con tanta naturalidad que hasta parece fácil. Póngale atención la próxima vez que lo vea, y disfrute, que no es cosa de todos los días.
Ángel Cappa en el diario El Comercio (Perú) - 5 de marzo de 2007
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