Thursday, March 8, 2007

Bienvenido, Chemo


Algunos jugadores son entrenadores después de jugar para seguir ligados al fútbol, porque no pueden o no saben vivir sin él, porque lo quieren demasiado y porque siguen necesitando la pelota. Pero, lamentablemente, son muy pocos los que realmente están capacitados para la nueva profesión que inician. Uno juega al fútbol porque le sale y después lo piensa y a veces lo entiende. Este juego empieza por los pies y no siempre sigue en la cabeza.

Como me dijo un amigo, en muchos equipos los jugadores se pasan la pelota unos a otros, pero no saben por qué. No son pocos los jugadores que nunca se interesan por el juego. Les alcanza con lo que traen de la cuna. Por eso cuando ejercen de entrenadores les resulta un oficio demasiado complicado. Porque tienen que pensar el juego, descubrir secretos que nunca les preocuparon, tener una idea, al menos, sobre tácticas y sistemas.

Chemo del Solar pertenece al grupo minoritario de los que, aun siendo jugadores, se interesan por ver muchos partidos, por entender el juego, por conocer diferentes maneras de jugar y de entrenar. Yo creo que Chemo empezó a ser entrenador desde su etapa de jugador, porque siempre intentó desvelar la intimidad del fútbol. No se limitaba a jugar. Cuando lo tuve en algunos de mis equipos, muchas veces durante un partido, me bastaba un gesto o una mirada para que entendiera qué le quería decir y qué había que hacer.

Conversé con él por primera vez en Chile, donde lo fui a buscar para llevármelo al Tenerife. Él jugaba por entonces en la U. Católica, que ahora entrena. Y entonces descubrí su fuerte y definida personalidad, virtud imprescindible para conducir y liderar un grupo de jugadores. Siempre sintió el fútbol como amateur, por eso fue un gran profesional jugando y lo sigue siendo ahora, entrenando. Hace poco nos vimos en Madrid. Hablamos de fútbol sin parar, como de costumbre, y me comentó muchos aspectos de su trabajo en Sporting Cristal. Lo noté entusiasmado. Se lo veía disfrutando de su nueva profesión. Debo decir que no me sorprendió su exitoso comienzo y tampoco que ahora le vaya tan bien en Chile. Le tocará ganar y perder, como a todos, pero allí donde le toque estar defenderá el fútbol con vocación e inteligencia. Tuvo muchos y prestigiosos entrenadores en su trayectoria como jugador y seguramente por su sentido crítico habrá sacado lo más provechoso de cada uno. Inclusive me aventuro a decir que de algunos aprendió lo que nunca se debe hacer. Es una suerte que tipos como Chemo estén en el oficio.

Aunque un poco tarde, quiero darle públicamente la bienvenida y desearle suerte, que aun a los mejores no les viene nada mal.

Ángel Cappa en el diario El Comercio (Perú) - 26 de febrero de 2007

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