El italiano aprendió de sus limitaciones y hoy es pieza clave del AC Milan y de Italia.
Se puede aprender a jugar al fútbol y hay muchos ejemplos de jugadores que empezaron siendo fieles a su torpeza natural y terminaron convirtiéndose en piezas importantes de sus equipos. Gennaro Gattuso es uno de ellos. Cuando apareció en el AC Milan era un atropellado volante defensivo que recurría permanentemente a la infracción para interrumpir el juego del adversario, ya que tenía poca capacidad para recuperar limpiamente. Con la pelota no podía hacer dos metros sin tropezarse y con mucho esfuerzo acertaba algún pase. Solo su asombrosa voluntad lo mantenía a tan alto nivel. Pero fue mejorando poco a poco, y hoy es campeón del mundo con su equipo y con su selección, y es uno de los jugadores básicos en ambos.
El reconocimiento de sus limitaciones es el primer paso para pulir defectos. Gattuso mismo declara que cuando se mira los pies les reprocha: "¡Ni una alegría me dan!". Es decir, admite que su técnica es muy justa, digámoslo así, y procura con entrenamientos mejorar en lo posible. Ese reconocimiento llevado al juego hace que no traslade, que busque rápidamente a un compañero cerca para desprenderse de la pelota y tratar de ser preciso. Además fue interpretando el juego, ya no comete tantas faltas y solo usa su desbordante energía en la disputa de la pelota, pero quita por anticipación, por conocimiento. Pone toda su fortaleza física y mental al servicio del juego de su equipo. Conoce su función y cumple su cometido. Lo hace, por otra parte, con una gran humildad, sabiendo que tiene que ganarse el lugar que conquistó en cada partido, en cada entrenamiento. La misma humildad que lo hace considerar inmerecido el dinero que gana, ya que "en un mes sumo más que mi padre en toda su vida".
La necesidad le forjó ese carácter y lo animó a aprender a toda prisa y a defender lo que ganó. A los 29 años Gattuso no solo es figura indispensable en el Milan y en la selección italiana, sino que es también uno de los personajes del fútbol mundial.
Claro que se aprende a jugar al fútbol.
Ángel Cappa en el diario El Comercio (Perú) - 24 de septiembre de 2007
Se puede aprender a jugar al fútbol y hay muchos ejemplos de jugadores que empezaron siendo fieles a su torpeza natural y terminaron convirtiéndose en piezas importantes de sus equipos. Gennaro Gattuso es uno de ellos. Cuando apareció en el AC Milan era un atropellado volante defensivo que recurría permanentemente a la infracción para interrumpir el juego del adversario, ya que tenía poca capacidad para recuperar limpiamente. Con la pelota no podía hacer dos metros sin tropezarse y con mucho esfuerzo acertaba algún pase. Solo su asombrosa voluntad lo mantenía a tan alto nivel. Pero fue mejorando poco a poco, y hoy es campeón del mundo con su equipo y con su selección, y es uno de los jugadores básicos en ambos.
El reconocimiento de sus limitaciones es el primer paso para pulir defectos. Gattuso mismo declara que cuando se mira los pies les reprocha: "¡Ni una alegría me dan!". Es decir, admite que su técnica es muy justa, digámoslo así, y procura con entrenamientos mejorar en lo posible. Ese reconocimiento llevado al juego hace que no traslade, que busque rápidamente a un compañero cerca para desprenderse de la pelota y tratar de ser preciso. Además fue interpretando el juego, ya no comete tantas faltas y solo usa su desbordante energía en la disputa de la pelota, pero quita por anticipación, por conocimiento. Pone toda su fortaleza física y mental al servicio del juego de su equipo. Conoce su función y cumple su cometido. Lo hace, por otra parte, con una gran humildad, sabiendo que tiene que ganarse el lugar que conquistó en cada partido, en cada entrenamiento. La misma humildad que lo hace considerar inmerecido el dinero que gana, ya que "en un mes sumo más que mi padre en toda su vida".
La necesidad le forjó ese carácter y lo animó a aprender a toda prisa y a defender lo que ganó. A los 29 años Gattuso no solo es figura indispensable en el Milan y en la selección italiana, sino que es también uno de los personajes del fútbol mundial.
Claro que se aprende a jugar al fútbol.
Ángel Cappa en el diario El Comercio (Perú) - 24 de septiembre de 2007
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