Arsene Wenger es un constructor de sueños a partir de un equipo que, en mi opinión, hace el mejor fútbol del mundo, o al menos el mejor de las principales ligas.
Wenger logró con el Arsenal de Londres la participación permanente de todos los jugadores durante los 90 minutos. Abolió la caprichosa distinción entre los que atacan y los que defienden. Todos participan en la distracción y la gestación de las jugadas y muchos, inclusive los marcadores centrales, suelen llegar a la definición. Y todos colaboran en la recuperación de la pelota, empezando por los que juegan más adelante. Naturalmente hay distintas funciones que cumplen los jugadores según sus cualidades, pero quiero decir que nadie permanece indiferente en las variadas circunstancias del juego, como si con él no fuera la cosa.
Los entrenadores somos vanidosos y siempre pensamos, cuando vemos jugar a un equipo, que nosotros lo podríamos mejorar. Bien, yo no soy una excepción en ese sentido, pero si me preguntaran qué corregiría o mejoraría en el Arsenal de Wegner, tendría que admitir que nada. Juega tal cual me gustaría que jugaran los equipos que dirijo. Toca con criterio y hace circular la pelota con velocidad porque nadie traslada, nadie juega solo. Cada jugador en posesión de la pelota dispone de 2 o 3 opciones de pase, pues sus compañeros saben ofrecerse. Cambia de frente oportunamente para despejar los caminos y achica con la línea de fondo, así el retorno es más corto cuando se pierde la pelota y no les da posibilidades de contragolpe a los rivales.
Consiguió además Arsene Wenger mantener un parecido nivel de alta calidad y entusiasmo durante los más de 10 años que lleva al frente del equipo, al que renueva con inteligencia. Llegan jugadores jóvenes casi desconocidos y los convierte en excelentes futbolistas de primer nivel, como Touré, Eboué y Fábregas, por ejemplo. El Arsenal es una promesa de felicidad en cada partido porque siempre intenta lo mejor aunque, por supuesto, no siempre lo consigue.
Wenger acaba de prolongar su contrato otros tres años, lo que nos garantiza seguir disfrutando y aprendiendo con el Arsenal.
Ángel Cappa en el diario El Comercio (Perú) - 10 de septiembre de 2007
Wenger logró con el Arsenal de Londres la participación permanente de todos los jugadores durante los 90 minutos. Abolió la caprichosa distinción entre los que atacan y los que defienden. Todos participan en la distracción y la gestación de las jugadas y muchos, inclusive los marcadores centrales, suelen llegar a la definición. Y todos colaboran en la recuperación de la pelota, empezando por los que juegan más adelante. Naturalmente hay distintas funciones que cumplen los jugadores según sus cualidades, pero quiero decir que nadie permanece indiferente en las variadas circunstancias del juego, como si con él no fuera la cosa.
Los entrenadores somos vanidosos y siempre pensamos, cuando vemos jugar a un equipo, que nosotros lo podríamos mejorar. Bien, yo no soy una excepción en ese sentido, pero si me preguntaran qué corregiría o mejoraría en el Arsenal de Wegner, tendría que admitir que nada. Juega tal cual me gustaría que jugaran los equipos que dirijo. Toca con criterio y hace circular la pelota con velocidad porque nadie traslada, nadie juega solo. Cada jugador en posesión de la pelota dispone de 2 o 3 opciones de pase, pues sus compañeros saben ofrecerse. Cambia de frente oportunamente para despejar los caminos y achica con la línea de fondo, así el retorno es más corto cuando se pierde la pelota y no les da posibilidades de contragolpe a los rivales.
Consiguió además Arsene Wenger mantener un parecido nivel de alta calidad y entusiasmo durante los más de 10 años que lleva al frente del equipo, al que renueva con inteligencia. Llegan jugadores jóvenes casi desconocidos y los convierte en excelentes futbolistas de primer nivel, como Touré, Eboué y Fábregas, por ejemplo. El Arsenal es una promesa de felicidad en cada partido porque siempre intenta lo mejor aunque, por supuesto, no siempre lo consigue.
Wenger acaba de prolongar su contrato otros tres años, lo que nos garantiza seguir disfrutando y aprendiendo con el Arsenal.
Ángel Cappa en el diario El Comercio (Perú) - 10 de septiembre de 2007
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