Más que inventar, el entrenador debe saber recolectar lo bueno que tiene el fútbol.
Leí en alguna parte que "inventar es fácil, observar es lo importante". Sin entrar en disquisiciones filosóficas que no me corresponden, si lo aplicamos a los entrenadores de fútbol veremos cuánta razón tiene el aforismo.
Cuando Hugo Sánchez jugaba en el Real Madrid, yo me estaba preparando para este oficio, viendo entrenamientos, partidos, asistiendo a conferencias, leyendo todo lo que caía en mis manos, escuchando a entrenadores de experiencia, a jugadores y a los sabihondos de los cafés --"escuela de todas las cosas", como dice un tango de Discépolo--. Me intrigaba saber cómo hacía el formidable delantero mexicano para definir casi siempre, o siempre, a un solo toque.
Por lo tanto, fui al Bernabéu con una entrada detrás de uno de los arcos y me pasé el partido mirando solamente sus movimientos. Entonces aprendí que lo más importante que hacía era no ser referencia nunca, aparecer siempre por donde no lo estaban esperando.
Si la jugada venía por la derecha, Hugo Sánchez se desplazaba a la izquierda y viceversa, así cuando llegaba el pase estaba siempre de frente al arco y a espaldas de los defensores. Si amagaba al primer palo, de pronto cortaba y aparecía en el segundo, y al revés. En los córners o tiros libres desaparecía del amontonamiento que se produce en el medio del área, para esperar en el segundo palo, donde lo perdían de vista.
Otro grande de este juego, Romario, respondiendo a la pregunta de un periodista sobre cuál era su mayor virtud, dijo: "que no me ven". Es decir parecía ausente del juego y cuando los defensores bajaban la guardia, ocupaba el espacio inesperado y definía sorpresivamente con la genialidad que lo distinguía. Van Nistelrooy, lejos de la calidad de Sánchez y Romario, aprendió, sin embargo, a vivir en los segundos palos y se cansa de hacer goles.
Con el tiempo me di cuenta de que mucho más importante que los libros, los cursos, las conferencias y los entrenamientos de otros, es observar a los futbolistas. De todos siempre se saca algo, sin necesidad de inventar nada. Enseñar aprendiendo, ese sería el consejo.
Ángel Cappa en el diario El Comercio (Perú) - 17 de septiembre de 2007
Leí en alguna parte que "inventar es fácil, observar es lo importante". Sin entrar en disquisiciones filosóficas que no me corresponden, si lo aplicamos a los entrenadores de fútbol veremos cuánta razón tiene el aforismo.
Cuando Hugo Sánchez jugaba en el Real Madrid, yo me estaba preparando para este oficio, viendo entrenamientos, partidos, asistiendo a conferencias, leyendo todo lo que caía en mis manos, escuchando a entrenadores de experiencia, a jugadores y a los sabihondos de los cafés --"escuela de todas las cosas", como dice un tango de Discépolo--. Me intrigaba saber cómo hacía el formidable delantero mexicano para definir casi siempre, o siempre, a un solo toque.
Por lo tanto, fui al Bernabéu con una entrada detrás de uno de los arcos y me pasé el partido mirando solamente sus movimientos. Entonces aprendí que lo más importante que hacía era no ser referencia nunca, aparecer siempre por donde no lo estaban esperando.
Si la jugada venía por la derecha, Hugo Sánchez se desplazaba a la izquierda y viceversa, así cuando llegaba el pase estaba siempre de frente al arco y a espaldas de los defensores. Si amagaba al primer palo, de pronto cortaba y aparecía en el segundo, y al revés. En los córners o tiros libres desaparecía del amontonamiento que se produce en el medio del área, para esperar en el segundo palo, donde lo perdían de vista.
Otro grande de este juego, Romario, respondiendo a la pregunta de un periodista sobre cuál era su mayor virtud, dijo: "que no me ven". Es decir parecía ausente del juego y cuando los defensores bajaban la guardia, ocupaba el espacio inesperado y definía sorpresivamente con la genialidad que lo distinguía. Van Nistelrooy, lejos de la calidad de Sánchez y Romario, aprendió, sin embargo, a vivir en los segundos palos y se cansa de hacer goles.
Con el tiempo me di cuenta de que mucho más importante que los libros, los cursos, las conferencias y los entrenamientos de otros, es observar a los futbolistas. De todos siempre se saca algo, sin necesidad de inventar nada. Enseñar aprendiendo, ese sería el consejo.
Ángel Cappa en el diario El Comercio (Perú) - 17 de septiembre de 2007
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