Saturday, September 19, 2009

Huracán 1 - Estudiantes 4

Estudiantes, sin Juan Sebastián Verón, goleó al actual subcampeón Huracán por 4-1, en Parque de los Patricios, y se mantuvo en la vanguardia del Torneo Apertura, comenzada esta noche la quinta fecha. Los goles del último campeón de la Copa Libertadores los anotaron el uruguayo Juan Manuel Salgueiro, Mauro Boselli, Enzo Pérez y Maximiliano Núñez. Patricio Toranzo puso el 1-2 parcial para el Globo.

La derrota de Huracán tuvo dos atenuantes: el estado del campo de juego por la lluvia, que atentó contra su filosofía de juego, y la categoría de un rival con una estructura armada y conservada en el tiempo.

Esa gran diferencia le permitió a los visitantes tomar una ventaja de dos goles antes del descanso cuando el local dominaba el desarrollo e imponía su ritmo de juego en el partido.

El primero llegó después de una pelota que peinó Boselli en tres cuartos de cancha y Salgueiro definió por encima de Gastón Monzón, tras una falla de Eduardo Domínguez (se cayó en el retroceso defensivo).

Y el segundo fue producto de un contraataque perfecto que inició y culminó Boselli con un derechazo, en una jugada de la que también participaron Marcelo Carrusca y Enzo Pérez.

Huracán tuvo buenas intenciones, buscó el progreso en la cancha a través del toque corto pero se diluyó en los últimos metros ante la falta de un atacante con presencia amenazante.

Toranzo, de buen trabajo al igual que Mario Bolatti, generó una luz de esperanza cuando descontó con un misil sobre el arco de Albil. Entre ese tanto y el tercero de la visita, el equipo de Cappa coqueteó con el empate frente a un rival decidido a liquidarlo en una réplica.

La igualdad pudo llegar a través de un penal de Clemente Rodríguez sobre Toranzo no sancionado por Juan Pablo Pompei o con un nuevo disparo de media distancia del mismo jugador que Albil rebotó peligrosamente al corazón del área, a los 26.

Pero el suspenso se terminó cuando Estudiantes pudo armar una contra, magistralmente definida por Pérez dentro del área con enganche y toque sutil. El resto del partido sirvió para que el campeón de América se luciera bajo la lluvia y redondeara la goleada con el aporte del ingresado Núñez.

Fuente: Clarín

Godoy Cruz 1 - Huracán 1

Godoy Cruz y Huracán igualaron 1 a 1, en un partido que no tuvo ningún tipo de vuelo futbolístico, pero que le sirvió al Globo para sumar su primer punto y dejar el último puesto en el Apertura.

Huracán salió a jugar ante Godoy Cruz tratando de parecerse al del torneo pasado y durante gran parte del primer tiempo lo logró, pero le faltó profundidad y precisión en los metros finales para justificarlo en el resultado. Con el criterio de Mario Bolatti, algunas cosas de Rodrigo Díaz, más las incursiones por las puntas de Leandro Díaz y Patricio Toranzo, los de Angel Cappa manejaron la pelota y generaron peligro en el arco defendido por el siempre seguro Nelson Ibáñez.

Pero todo lo bueno que hacía Huracán se diluía llegando al borde del área, entonces era poco fructífero el buen manejo de pelota y la búsqueda del gol. Los dirigidos por Diego Cocca no le encontraban la vuelta al partido pero encontraron el gol, en su primera llegada profunda, con un toque sutil de Jara, quien mandó la pelota al fondo de la red.

El Globo intentó reaccionar y sobre el final del primer tiempo Bolatti estuvo cerca de empatar, pero los de Parque Patricios se fueron al descanso con el 0-1 en contra.

En el segundo tiempo la historia desde el inicio comenzó a ser diferentes, porque Huracán ya no manejó la pelota con tanta tranquilidad y Godoy Cruz, pese a ir ganando, se paró unos metros más adelante en la cancha para jugar de igual a igual los últimos 45 minutos.

El complemento fue más lento que el primer tiempo, faltó explosión en los últimos metros y por eso los remates de larga distancia fueron la mejor manera de acercarse al arco, aunque sin demasiada puntería.

Pero a poco del final apareció el "viejo" Huracán, llegando y tocando en velocidad, para que Leandro Díaz, luego de recibir una buena devolución de Muriel Orlando, señalara el empate con una perfecta definición.

El 1 a 1 terminó siendo justo, porque Godoy Cruz se puso en ventaja cuando menos lo merecía y después no pudo justificar la victoria, y Huracán con ganas, sin el fútbol del torneo pasado, empujó tanto que llegó a la igualdad, el resultado que mejor le quedó a este partido.

Fuente: Clarín

Saturday, September 12, 2009

Huracán 0 - Atlético Tucumán 2

Este Huracán deshilachado no tiene nada que ver con el que estuvo tan cerca de ganar el título en el Clausura. Atlético Tucumán -que, como el Globo, había perdido los dos primeros partidos del campeonato- lo superó claramente y le ganó con toda justicia en Parque Patricios.

El primer tiempo mostró la impotencia de los dos equipos, que buscaban su primera alegría del Apertura. El visitante insinuó un poco más, pero sin consolidar un dominio claro.

Distinta fue la historia en el complemento, cuando los de Rivoira dispusieron de bastantes oportunidades de gol pero se encontraron con la resistencia del arquero Monzón. Pero un cabezazo de Pereyra a los 16 minutos desde el borde del área chica contra un palo fue demasiado para él. Así llegó el incuestionable 1 a 0.

Huracán prácticamente ya no tuvo oportunidades para llegar al empate, pese a que quedaba cerca de media hora de juego. Y encima a los 35 Pereyra clavó el segundo al aprovechar una serie de rebotes.

El equipo de Cappa volvió así a ser sólo una sombra del que supo ser hace tan sólo dos meses. Del otro lado, Atlético festejó tres puntos dorados de visitante en la pelea por evitar el descenso.

Fragmento de la conferencia de prensa

"Jugamos un partido horrible. Creo que fue el peor desde que estoy en este club y, tal vez, desde que dirijo. Estoy seguro que esto lo vamos a revertir con tiempo. Aunque sería bueno mientras tanto sacar algún buen resultado para tener más aire. Hay jugadores a los que les falta ritmo y al equipo funcionamiento.

"Me dio vergüenza que la gente me aplauda después del partido que jugamos, porque "odo fue horrible. No hay nada para rescatar como positivo, si hasta el tiempo colaboró para que el partido fuera malo.

"Estoy fuerte para seguir. No hay nadie que pueda acelerar los plazos. Los jugadores fueron llegando con el torneo empezado y aún tenemos que hacer la pretemporada".

Thursday, September 3, 2009

Cappa: "El jugador sueña con jugar bien"

"Este juego es grande porque hubo grandes jugadores y grandes equipos que jugaron muy bien. Pero en este momento, en las ligas más importantes, sólo juegan bien el Lyon francés, el Arsenal de Arsene Wenger y el Barcelona de Pep Guardiola. Son muy pocos con relación a la mayoría, que está regida por un fútbol mezquino, que no repara en los conceptos básicos y que no tiene respeto ni por la grandeza de este juego ni por el espectador”, dispara Ángel Cappa.

Son las ocho de la noche y la jornada de trabajo no terminó para el entrenador de Huracán. Desde su teléfono está atento a los movimientos de un mercado de pases que no parece haber beneficiado al equipo subcampeón del fútbol argentino.


En un bar ubicado en Libertad y Avenida del Libertador, Cappa dialoga con Debate, defiende su visión de juego y se enoja con las imposiciones que los representantes de los futbolistas imponen a los clubes. Se reivindica como un “entrenador menottista”, aunque discrepa con otro de sus compañeros de ruta, Jorge Valdano, el actual director general del Real Madrid. También analiza la actualidad de la Selección Argentina y habla sobre Hagan juego, el libro que reúne conversaciones con jugadores y técnicos que acaban de editar la escuela Deportea y el diario español Marca.


- ¿Por qué se impone esa forma de jugar al fútbol a la que usted se opone?
- El fútbol es cada vez más una apuesta por lo más fácil. ¿Y qué es lo más fácil? Decir que vamos a luchar, que vamos a correr, que vamos a meter. Para eso no hace falta entender el juego, sino salir corriendo para adelante y luchar cada pelota. Cada vez avanza más esa forma de ver el fútbol, porque genera una apariencia de seguridad. Digo apariencia, porque es algo que no es cierto. Pero los entrenadores se refugian en esa apariencia de seguridad para mantener el puesto.

- ¿Los jugadores se ven limitados a asumir riesgos ante la presión de los resultados?

- Al jugador le quitan el placer y la posibilidad de jugar. Todo es sacrificio, todo es lucha y todo es ir a lo supuestamente seguro. Y en el fútbol, como en todo juego, hay que arriesgar. Uno se prepara para el riesgo. En ese esquema, el jugador tiene miedo de arriesgar y tiene miedo de atreverse a jugar. Entonces, juega menos de lo que juega.

- ¿Es difícil que se liberen de esas presiones?

- El jugador sueña con jugar bien y quiere jugar lo mejor que puede. Entonces, cuando se siente un poco más suelto para poder intentar lo que sabe, se siente más tranquilo, más feliz. Pero, claro, enseguida empiezan las objeciones: ¿y si jugando así se pierden cuatro partidos seguidos? Y la respuesta es que si pierde jugando cuatro partidos de la otra forma, también pasa lo mismo.

- ¿La lógica del resultado es la que genera ese sistema?

- El resultado siempre existió, la presión está ligada a la urgencia con la que se vive hoy, con el desprecio y el desconocimiento que tienen por el juego. Tiene que ver con que no les importa absolutamente otra cosa que ganar plata. Es decir, el negocio se fue apoderando del juego. Entonces, el juego deja de ser lo más importante. En realidad, es lo que sucede en la sociedad capitalista en general, con todas las actividades. ¿A quién le importa el arte? ¿A quién le importa hacer una obra de teatro o una película con contenido artístico? Lo único que importa es hacer plata. Entonces, proliferan los Arnold Schwarzenegger y toda esa banda…

(Suena su celular y el entrenador hace un alto en la entrevista. Su ayudante de campo, Francisco “Fatiga” Russo le informa las últimas novedades sobre las transferencias y las habilitaciones en el plantel de Huracán).

Luego de una década sin dirigir en la Argentina, Cappa asumió en octubre de 2008 como entrenador de Huracán. En su primer torneo, llevó al equipo de Parque Patricios al subcampeonato, en un polémico y disputado partido final con Vélez Sarsfield. Pese a recibir una serie de ofertas de clubes del exterior, el director técnico decidió quedarse, porque creía que el equipo lograría su madurez en el Torneo Apertura que acaba de comenzar.

Durante el receso, comenzaron a llegar las malas nuevas. Cappa se quedó sin dos de sus principales jugadores. El volante Javier Pastore, de 20 años, fue vendido al Palermo de Italia.Y el delantero Matías De Federico, de 19, se fue al Corinthians de San Pablo. En la primera fecha del campeonato no llegaron las órdenes de transferencia de tres de sus jugadores. Huracán perdió 2 a 1 contra Lanús.


- ¿Cómo se rearma Huracán?
- Se rearma en el camino, se rearma muy mal. El problema es que uno tiene una pretemporada que no sirve, o sirve poco, porque al final termina armando el equipo en plena competencia. Empieza el torneo y todavía van llegando y se van yendo jugadores. Y el equipo es, esencialmente, el producto del entrenamiento, como una orquesta es el producto del ensayo. Y acá no hay ensayo que valga. Además, si perdés cuatro partidos, se arma lío. Empiezan las críticas de los periodistas, que luego se trasladan a la tribuna. Y la tribuna las traslada a los jugadores, que se vuelven cada vez más inseguros. Es un desastre, un caos. Pero así se arman todos los equipos, no sólo Huracán, salvo esas tres o cuatro instituciones que están con cierta estabilidad.

- Luego del subcampeonato los jugadores se habían comprometido a quedarse en el equipo, ¿por qué no se pudo sostener ese acuerdo?

- Se trata de un sistema perverso, en el que uno comienza a formar un equipo, que tiene apenas 19 partidos en Primera División y ya se desmantela. Es un equipo que todavía no rindió lo máximo que puede rendir, que sólo ha tenido destellos, que sólo ha sugerido lo que puede ser. Y vienen y te lo rompen todo. Es como si uno estuviera escribiendo un libro, fuera por el tercer capítulo y venga alguien y venda la novela. Y que otro tipo la termine como se le ocurra. Uno se siente frustrado, porque no la terminó. Pero te responden que no importa, que se vive así, que tienen un comprador y necesitan plata, así que hay que venderlo.

- ¿Los clubes se ven regidos por la lógica de los representantes?

- Los representantes son gente que está muy desesperada. Compran a los jugadores muy baratos, en momentos de crisis del club. Apuestan por pibes de las inferiores que no valen nada en ese momento y de pronto esos pibes crecen, aparecen en los diarios y en la televisión y se vuelven locos. Los representantes son capaces de atropellar con un auto a la madre para venderlo, porque lo compraron muy barato, en 150 mil dólares, y lo venden en cuatro millones. Es un negocio descomunal. ¿Qué otro negocio te da tanta rentabilidad, te permite ganar cuatro millones de dólares en sólo seis meses invirtiendo 150 mil? Entonces, ¿cómo se hace para parar eso? El pibe gana 20 mil pesos por mes y le ofrecen un millón de dólares. Tendría que jugar 150 años en Huracán para ganar esa plata.

- ¿Qué debería hacer Huracán para superar esta situación?

- Como la mayoría de los clubes, debería tener una organización. Pero Huracán tiene necesidades imperiosas, por los juicios y los problemas económicos que atraviesa. Si uno gana 100 pesos por mes, debe 500 mil pesos y, a la vez, sus gastos mensuales son de 150 pesos, ¿cómo se hace? ¿Cuál es la solución? Que alguien venga y pague esa deuda y te consiga un trabajo que te permita vivir al día. Tal vez ahora, si los clubes reciben más dinero de la televisión, puede ser que se ayude a cambiar esta situación.

- ¿Hay que darles más poder a los clubes?

- Los clubes tendrían que tener el dinero suficiente como para no tener la necesidad de vender a los jugadores cuando están en las inferiores, y no necesitar de los representantes. Es lo que sucede con Lanús, que tiene un jugador, espera que madure y juegue dos años en primera y en ese momento lo vende. Y lo vende de a uno, de forma planificada, y trae otro. Pero Huracán, Independiente, Racing y la mayoría de los equipos se ven obligados a vender a sus jugadores por tres monedas. ¿Cómo se hace para frenar eso? Con un club estabilizado, que tenga un orden, un proyecto. Si no, no hay forma.

Menotti y Valdano

La trayectoria de Cappa como entrenador está ligada a los nombres de César Luis Menotti y Jorge Valdano. Volante central de Villa Mitre y Olimpo en su Bahía Blanca natal, se retiró de forma temprana por una lesión de meniscos y en los años 70 debió exiliarse a España por su militancia política.


Allí consolidó su carrera como entrenador y dirigió a la selección juvenil de la Federación Castellana. En 1980, Cayetano Rodríguez lo contactó con Menotti, por esos años director del seleccionado argentino, que necesitaba una persona que siguiera el andar de jugadores y selecciones en Europa. Luego de ese primer contacto, lo acompañó en su paso por el Barcelona entre 1983 y 1984, y en Peñarol de Montevideo en 1990. “Soy un técnico menotista. No somos clonados, pero en lo esencial estamos de acuerdo. O, mejor dicho, yo estoy de acuerdo con él”, señala Cappa.


Con la llegada de la década del 90, se desempeñó como ayudante de campo de Jorge Valdano. Primero en el Tenerife -con un brillante Fernando Redondo- y luego en el Real Madrid, donde lograron el título de la Liga Española en la temporada 1994-1995.


Director general del Real Madrid desde la reasunción de Florentino Pérez como presidente en junio de este año, Valdano afirmó de forma reciente que “al fútbol hay que verlo desde esa vertiente empresarial. Los jugadores son primerísimos actores, los partidos son contenidos televisivos, y todo eso le ha dado un potencial económico muy grande. Aquellos que han sabido interpretarlo son instituciones económicas muy poderosas. Y aquellos que no han sabido interpretarlo ponen en peligro su futuro y hasta su supervivencia”.


Cappa le responde de manera seca y tajante a su ex camarada. “No estoy de acuerdo en absoluto, el fútbol no tiene nada que ver con una empresa. El tema es que el señor Florentino Pérez, para quien Valdano trabaja, cree que el fútbol es una empresa. Pero yo creo que no, que no tiene nada que ver con eso”, dice.


La selección argentina

- ¿Cómo ve el camino de la selección argentina hacia el Mundial de Sudáfrica 2010?
- Ser seleccionador argentino es un gran orgullo, pero al mismo tiempo plantea desafíos de muy difícil resolución. En realidad, no es el entrenador, sólo tiene dos o tres días para trabajar antes de los partidos.

- ¿Por qué se genera esa imposibilidad de entrenar?

- Los jugadores viajan doce horas en avión desde 10 mil kilómetros y el día que llegan, necesitan recuperarse. Luego trabajan un día y, al día siguiente, juegan el partido. Es muy difícil trabajar así. Si se juega bien, se debe a que son buenos jugadores; pero el entrenador está muy limitado en sus funciones. Es todo teórico, no hay ensayo. Es como si uno fuera director de teatro: los actores llegan el día antes del estreno; todos juntos toman un café y hablan un poco; y al otro día tienen que subirse al escenario. Esa metáfora revela el sinsentido del fútbol actual. El fútbol entendido como negocio y como empresa lleva a esos despropósitos. Hay tantos partidos, tantas competencias, tantas transmisiones de televisión, que termina siendo un sinsentido.

Hagan juego

Cappa presentó este mes su libro Hagan juego -publicado de forma conjunta por la escuela de periodismo Deportea y el diario español Marca-, que reúne una serie de diálogos que el entrenador mantuvo con grandes figuras del fútbol internacional. Se incluyen charlas imperdibles con Juan Román Riquelme, Johan Cruyff, Pep Guardiola, Alfredo Di Stéfano, Fernando Redondo, Raúl, Pablo Aimar, Cesc Fábregas, Fernando Hierro, Robert Pires, Gonzalo Higuaín, Diego Milito, Diego Forlán, Guti e Iván de la Peña, entre otros.

Colaboro en el diario Marca de España y me pareció oportuno que aportara algo desde el punto de vista de un entrenador, porque no soy un periodista. Entonces lo que hicimos fue hacer poner un grabador y realizar diferentes charlas sobre fútbol con jugadores y entrenadores. Y ahora con Deportea juntamos esas conversaciones en un libro”, explica Cappa con simpleza.


- ¿Cómo seleccionó a los entrevistados?
- En primer lugar, por la afinidad que creía que teníamos en la visión del juego. A algunos los conocía de antemano, pero a otros no los había visto nunca antes de la charla. Pero sabía que si iba a hablar con Pires, muy difícilmente me iba a decir que el fútbol se trata de pegarle una patada a la pelota para que salga para arriba, porque él juega fenómeno. Y seguramente iba defender esa idea del juego. Creo que el libro es muy interesante, por lo que dicen los jugadores, por los conceptos sobre el fútbol que muestran, ya que son todas grandes figuras del fútbol internacional.

- ¿Qué debates aparecen de forma recurrente?

- Los jugadores plantean la destrucción de mitos estúpidos, como aquel que sostiene que antes se corría menos y ahora se corre más, o que hay que correr para entrenar y que cuanto más se entrena físicamente, mejor se juega. Riquelme, por ejemplo, dice que algunos creen que si los jugadores suben y bajan montañas van a gambetear mejor. Y se trata de ideas que no tienen nada que ver con el juego. Pero son creencias que brindan, a quienes las sostienen, una apariencia de modernidad, en la que los jugadores se convierten en una suerte de autómatas. Pero, cuando uno habla con estos pibes como Riquelme, descubre que piensan de forma similar a Alfredo Di Stéfano.

- ¿Qué miradas lo sorprendieron más en esas conversaciones?

- Me sorprendió la capacidad de análisis que tienen Redondo y Guardiola, la cantidad de conceptos de fútbol que tiene Riquelme, el sentimiento por el juego que tienen Cruyff, Di Stéfano y también Raúl. Es decir, gente de distintas generaciones; algunos en plena actividad y otros ya retirados. Pero todos tienen el mismo amor por el juego. Se trata de una corriente muy notable. Es una visión del fútbol que resiste, que sobrevive, a pesar del tiempo y a pesar de todo.

Fuente: Revista "Debate" - www.revistadebate.com.ar

Milagro en Parque Patricios

Cuando la nueva temporada acecha con su promesa inagotable de espectáculo y negocio, la experiencia de Ángel Cappa en el club argentino Huracán demuestra que existen otras formas de encarar el fútbol, de devolverle pausa, calidad y sentido colectivo.

Dice Eduardo Galeano que el entrenador murió cuando el juego dejó de ser juego y el balompié profesional se vio necesitado de una tecnocracia del orden. Entonces nació el director técnico, obseso de la disciplina y el cálculo. En estos días, cuando todos los ojos son convocados a mirar los multimillonarios fichajes que baten récords en Madrid o Barcelona, escenificando el definitivo giro de tuerca mercantilista del fútbol, los que lo vivimos por abajo miramos para otro lado y reposamos la esperanza en el porteño barrio de Parque Patricios. A años luz del cálculo y la chequera se ha obrado el milagro: allí ha renacido el entrenador. Ángel Cappa y un colectivo llamado Huracán no sólo disputaron hasta la última jornada el pasado campeonato de apertura argentino, también desempolvaron las paradojas y le ganaron al negocio pintando las canchas otra vez de fútbol. Hay quien ha hablado de otro fútbol posible, pero no es cierto. Los otros son lo otro. Cappa es simplemente el fútbol.


En los últimos veinte años el balompié se ha convertido definitivamente en un espejo: la sociedad se mira cada vez más en el fútbol. Como si fuera un enorme condensador de los dispositivos económicos y sociales que ha activado el neoliberalismo en las últimas décadas, el fútbol expresa y estira la racionalidad general que ha desembocado en la crisis estructural por la que transitamos. Como ocurre con el agua y el aire, antes el fútbol era de todos. Hoy es un bien común que ha sido privatizado: “el fútbol es nuestro”, dice abiertamente el spot publicitario de la cadena privada de televisión que posee los derechos de emisión del campeonato nacional en España.

En medio de un cuadro económico general de colapso del crédito y de la liquidez, los grandes clubes del fútbol europeo manejan sin embargo cantidades estratosféricas de dinero. Según la OCDE, la financiarización de la economía ha encontrado en los clubes de fútbol el perfecto desagüe para la especulación y el lavado de dinero. “El criminal compra un boleto para entrar en la alta sociedad. Los ricos invierten en un fútbol repleto de magnates de dudosa reputación que lo usan para ganar aceptación social”, apunta en un informe publicado hace unos días.

El fútbol argentino es uno de los epicentros del desagüe futbolístico generalizado. Vivero interminable de jugadores, desde hace décadas ha operado como exportador de fuerza de trabajo balompédica a los campeonatos de medio mundo. Millones de euros y de dólares han aterrizado de manera continuada en las arcas de un fútbol que no obstante está atravesado por una estratosférica crisis económica y una falta de liquidez galopante: los clubes adeudan a los jugadores 30 millones de pesos en sueldos. Misterio, o no tanto: de la FIFA a la UEFA, pasando por todas y cada una de las federaciones nacionales de fútbol, la gestión del negocio no sabe de transparencia. Tanto es así que en Argentina las malas artes especulativas a punto han estado de echar el cierre a su campeonato antes incluso de que empezara. Si el matrimonio Kirchner no atraca a mano armada el erario público y le inyecta 600 millones de pesos al fútbol patrio, la pelota no habría rodado este año. Dan igual los agujeros negros, las cuentas oscuras y los magnates de dudosa reputación, en La Bombonera como en Wall Street el Estado acude al rescate del negocio privado sin auditorías ni cambios de rumbo. En eso, como en tantas otras cosas, da igual que la internada sea por la banda izquierda o por la derecha.

Tampoco importa la coordenada geográfica: en España la federación lleva en manos de un ladrón más de 20 años y el Real Madrid de Florentino ha fichado a un dirigente de Comisiones Obreras para que le gestione el palco y la taquilla de su estadio. Lo cierto es que, convertido en una inmensa industria global, los efectos de la privatización y la financiarización del fútbol están afectando dramáticamente a su propia naturaleza de juego: los jugadores se convierten en máquinas y marcas, la imaginación es sepultada por el cálculo, lo único que importa es el resultado. Antes éramos usuarios de una emoción común, hoy somos consumidores de un hiperespectáculo que ya no regala historias ni deja residuo en la memoria. Cada vez nos aburrimos más en los estadios. El negocio no es más que eso, negación del ocio. Y el fútbol no es hoy más que su representación, no en vano su control lo tienen las televisiones.

Por eso Ángel Cappa es un maravilloso milagro. Como los indios que protegen la Amazonía o los maestros que se levantan para defender una escuela comunitaria, Cappa pone la vida en pelear lo común. Más cerca de Paulo Freire que de los robocops de vestuario que se pliegan al negocio y cambian el juego por trabajo, es un entrenador que escucha y desaprende. Sus saberes son los de todos: que la velocidad está en la pausa, que la cualidad puede a la cantidad, que los medios justifican los fines, que el juego es una sinergia colectiva y el que corre es siempre el que no tiene la pelota. Su Huracán no salió campeón el pasado campeonato por un pelo y un mal árbitro, pero nos volvió a recordar que en la cancha no gana el que vence, sino el que convence. Ni más ni menos. Cappa es hoy la dignidad del fútbol.


Fuente: Periódico Diagonal - www.diagonalperiodico.net