No se cuánto tiempo hacía que no veía un equipo jugar tan bien como Holanda, y un partido tan intenso, bonito y emocionante como el que jugaron Holanda y Francia. Los holandeses manejan la pelota con atrevimiento, precisión, velocidad y conocimiento táctico, porque utilizan el ancho del campo para ser profundos. Achican espacios para recuperar colectivamente y agrandan la cancha cuando la tienen para hacer correr a los rivales y encontrar el espacio por donde ir al gol. Y también, si se presenta, manejan el contragolpe con velocidad y precisión.
Todo lo hacen desde la alegría, sin complejo alguno y sin temores, tratando de imponer su estilo ante cualquier rival. Francia en el inicio tenía un libreto lleno de precauciones, pero a medida que el partido transcurría, los jugadores decidieron olvidarlo y jugar. Y respondieron como un grande, disputando la posesión de la pelota y poniendo en aprietos a Holanda por momentos. Cayeron como los grandes, sin rendirse, perdiendo, pero no derrotados.
Es norma cuando un equipo va ganando, sacar delanteros y poner volantes de contención o defensores. Se anotan a esa casi todos los entrenadores porque si sale mal, como se supone que es lo sensato, nadie les reprochará nada. Sin embargo, Van Basten rompió esta norma discutible, e introdujo delanteros (Robben y Van Persie). No escuché ni leí en ninguna parte que fue una decisión inteligente. Al parecer tener miedo es ser inteligente. Para mí no hay mejor manera de defender un resultado que seguir atacando, que seguir preocupando al rival que tiene que ir a buscar el partido, pero no puede abandonar la defensa porque si lo hace encaja más goles.
Eso le pasó a Francia, precisamente. En dos contragolpes tremendos, Robben y Van Persie, que habían ingresado en la segunda parte, cerraron el partido de forma brillante. Es curioso, después de este magnífico espectáculo, ver cómo se desvanecen los tópicos más usados: "En el fútbol moderno no hay espacios", "hay que atacar por las bandas", "hay que sufrir", "las jugadas a balón parado son decisivas", "el fútbol moderno es el fútbol directo", etcétera. Son partidos, realmente, para reconciliarse con el fútbol y para acercarse a la felicidad, aunque sea durante una hora y media.
De los demás es Portugal --aun con problemas tácticos importantes-- y Alemania --aunque no tuvo respuestas de talento en el segundo partido--, los que mejor están jugando. España no termina de soltarse y juega demasiado atada a sus obligaciones. Por ahora resuelve los partidos, y poco más.
Ángel Cappa para El Comercio (Perú) - 16 de junio de 2008
Todo lo hacen desde la alegría, sin complejo alguno y sin temores, tratando de imponer su estilo ante cualquier rival. Francia en el inicio tenía un libreto lleno de precauciones, pero a medida que el partido transcurría, los jugadores decidieron olvidarlo y jugar. Y respondieron como un grande, disputando la posesión de la pelota y poniendo en aprietos a Holanda por momentos. Cayeron como los grandes, sin rendirse, perdiendo, pero no derrotados.
Es norma cuando un equipo va ganando, sacar delanteros y poner volantes de contención o defensores. Se anotan a esa casi todos los entrenadores porque si sale mal, como se supone que es lo sensato, nadie les reprochará nada. Sin embargo, Van Basten rompió esta norma discutible, e introdujo delanteros (Robben y Van Persie). No escuché ni leí en ninguna parte que fue una decisión inteligente. Al parecer tener miedo es ser inteligente. Para mí no hay mejor manera de defender un resultado que seguir atacando, que seguir preocupando al rival que tiene que ir a buscar el partido, pero no puede abandonar la defensa porque si lo hace encaja más goles.
Eso le pasó a Francia, precisamente. En dos contragolpes tremendos, Robben y Van Persie, que habían ingresado en la segunda parte, cerraron el partido de forma brillante. Es curioso, después de este magnífico espectáculo, ver cómo se desvanecen los tópicos más usados: "En el fútbol moderno no hay espacios", "hay que atacar por las bandas", "hay que sufrir", "las jugadas a balón parado son decisivas", "el fútbol moderno es el fútbol directo", etcétera. Son partidos, realmente, para reconciliarse con el fútbol y para acercarse a la felicidad, aunque sea durante una hora y media.
De los demás es Portugal --aun con problemas tácticos importantes-- y Alemania --aunque no tuvo respuestas de talento en el segundo partido--, los que mejor están jugando. España no termina de soltarse y juega demasiado atada a sus obligaciones. Por ahora resuelve los partidos, y poco más.
Ángel Cappa para El Comercio (Perú) - 16 de junio de 2008