Si hablamos de las condiciones técnicas y físicas que le dió la naturaleza, tenemos que admitir que Cristiano Ronaldo las acaparó todas: es rápido y sabe frenar, tiene los dos perfiles, lleva la pelota con ambas piernas indistintamente, le pega muy bien con las dos, cabecea impecablemente, y gambetea en velocidad con un amplio repertorio de amagues y piruetas capaz de desconcertar al mejor defensor, y encuentra el gol desde diferentes ángulos y posiciones. Con la mitad de todas estas cualidades, cualquier jugador ocuparía los primeros planos del fútbol mundial. Si nos detenemos aquí, además, tendríamos que darle todos los premios juntos que se otorgan a los mejores del mundo cada año. Pero ocurre que el fútbol es un juego colectivo y es en ese aspecto donde podemos encontrar algún reparo para tan formidable jugador.
Cuentan que una vez Adolfo Pedernera le dijo a Alfredo Di Stéfano, cuando jugaban juntos en Colombia, que no picara en todas las jugadas, porque de ese modo él haría 25 goles pero los demás compañeros no podían acompañarlo. "Baja un poco", dicen que dijo Perdernera, "y tocando, llegaremos todos juntos. Tú harás 15 goles en lugar de 25, pero yo agregaré 10 y fulano otros 10 y mengano tambien aportará más goles, y así el equipo hará más goles en total". No sé si la anécdota fué tal cual me la contaron, pero encierra una verdad incuestionable del fútbol: primero está el equipo y después las individualidades. Di Stéfano incorporó ese concepto y se hizo jugador de toda la cancha, sin perder sus virtudes goleadoras.
Actualmente el fútbol, donde hay que incluir al muy influyente entorno, tiende a separar, aislar a sus grandes jugadores. Ronaldinho es un exquisito solista, Messi también, Kaká otro tanto y Cristiano Ronaldo posiblemente el más brillante de todos. Todos tienen una particularidad común, juegan al revés: primero para ellos y después para el equipo. Cuando un periodista me preguntó recientemente qué me parecía Cristiano Ronaldo, le dije que para mí era un grandìsimo jugador, pero que yo no quisiera ser Rooney. Porque Rooney se le muestra una y otra vez, aparece sólo para definir una y otra vez, pero termina aburrido y sin la pelota que acapara Cristiano Ronaldo para hacer la penúltima pirueta que, todo hay que decirlo, con mucha frecuencia termina en la red, ya que su habilidad y potencia son poco menos que incomparables.
Si hablamos de los cracks de otras épocas comprobaremos que tanto Di Stéfano, como Cruyff, Platini, Pelé, Zidane, Zico, Schuster, y el mismo Maradona, eran parte de un colectivo. Apelaban a la sencillez para resolver las jugadas y sólo utilizaban los demás recursos: habilidad, gambeta, disparo... para llegar a los lugares donde no alcanza lo correcto, y sabían utilizar las distintas zonas del campo: dónde tocar, dónde gambetear, dónde encarar, dónde exponer las habilidades innatas.
Cristiano Ronaldo muchas veces 'gasta' una bicicleta llena de pedales, en zonas donde lo mejor es un simple toque. Y otras muchas se enreda en una gambeta inútil, cuando tiene un compañero solo en la boca del gol. Uno siempre tiene la impresión de que es un jugador aparte del equipo. Que el Manchester juega con diez y con Ronaldo. Asi y todo es tan fabuloso su repertorio de solista inspirado, que le alcanza y sobra para ganar partidos. Pero a mí me parece que sería mucho mejor jugador si invirtiera los términos y primero jugara para su equipo, y en los momentos precisos dejara brotar toda su inspiración, que de todos modos, siempre tiene que estar al servicio del equipo. Si el fútbol es inspiración y conocimientos, digamos que los conocimientos futbolísticos de Ronaldo están muy lejos de su extraordinaria inspiración. Tiene una gran ventaja: es joven y puede aprender. Y una gran desventaja, su carácter de estrella mundial lo impulsa permanentemente a jugar más para las cámaras de televisión y los flashes de los fotógrafos, que para su equipo. No es fácil vivir en las alturas conversando con las nubes. Y mucho más difícil aterrizar para integrarse a sus compañeros.
Ángel Cappa para Marca (España) - 23 de mayo de 2008
Cuentan que una vez Adolfo Pedernera le dijo a Alfredo Di Stéfano, cuando jugaban juntos en Colombia, que no picara en todas las jugadas, porque de ese modo él haría 25 goles pero los demás compañeros no podían acompañarlo. "Baja un poco", dicen que dijo Perdernera, "y tocando, llegaremos todos juntos. Tú harás 15 goles en lugar de 25, pero yo agregaré 10 y fulano otros 10 y mengano tambien aportará más goles, y así el equipo hará más goles en total". No sé si la anécdota fué tal cual me la contaron, pero encierra una verdad incuestionable del fútbol: primero está el equipo y después las individualidades. Di Stéfano incorporó ese concepto y se hizo jugador de toda la cancha, sin perder sus virtudes goleadoras.
Actualmente el fútbol, donde hay que incluir al muy influyente entorno, tiende a separar, aislar a sus grandes jugadores. Ronaldinho es un exquisito solista, Messi también, Kaká otro tanto y Cristiano Ronaldo posiblemente el más brillante de todos. Todos tienen una particularidad común, juegan al revés: primero para ellos y después para el equipo. Cuando un periodista me preguntó recientemente qué me parecía Cristiano Ronaldo, le dije que para mí era un grandìsimo jugador, pero que yo no quisiera ser Rooney. Porque Rooney se le muestra una y otra vez, aparece sólo para definir una y otra vez, pero termina aburrido y sin la pelota que acapara Cristiano Ronaldo para hacer la penúltima pirueta que, todo hay que decirlo, con mucha frecuencia termina en la red, ya que su habilidad y potencia son poco menos que incomparables.
Si hablamos de los cracks de otras épocas comprobaremos que tanto Di Stéfano, como Cruyff, Platini, Pelé, Zidane, Zico, Schuster, y el mismo Maradona, eran parte de un colectivo. Apelaban a la sencillez para resolver las jugadas y sólo utilizaban los demás recursos: habilidad, gambeta, disparo... para llegar a los lugares donde no alcanza lo correcto, y sabían utilizar las distintas zonas del campo: dónde tocar, dónde gambetear, dónde encarar, dónde exponer las habilidades innatas.
Cristiano Ronaldo muchas veces 'gasta' una bicicleta llena de pedales, en zonas donde lo mejor es un simple toque. Y otras muchas se enreda en una gambeta inútil, cuando tiene un compañero solo en la boca del gol. Uno siempre tiene la impresión de que es un jugador aparte del equipo. Que el Manchester juega con diez y con Ronaldo. Asi y todo es tan fabuloso su repertorio de solista inspirado, que le alcanza y sobra para ganar partidos. Pero a mí me parece que sería mucho mejor jugador si invirtiera los términos y primero jugara para su equipo, y en los momentos precisos dejara brotar toda su inspiración, que de todos modos, siempre tiene que estar al servicio del equipo. Si el fútbol es inspiración y conocimientos, digamos que los conocimientos futbolísticos de Ronaldo están muy lejos de su extraordinaria inspiración. Tiene una gran ventaja: es joven y puede aprender. Y una gran desventaja, su carácter de estrella mundial lo impulsa permanentemente a jugar más para las cámaras de televisión y los flashes de los fotógrafos, que para su equipo. No es fácil vivir en las alturas conversando con las nubes. Y mucho más difícil aterrizar para integrarse a sus compañeros.
Ángel Cappa para Marca (España) - 23 de mayo de 2008
3 comments:
Don Angel cappa totalmente de acuerdo con usted lo a clavado en este articulo que ya lei el dia que lo publico en marca pero alli no le puede dejar la opinion y se la dejo aqui. Gracias Don Angel por poner sensatez en el mundo del futbol que ultimamente en España falta un poco...
Siempre he tenido la misma sensación cada vez que le he visto jugar y aunque ha evolucionado especialmente al llegar a la línea de fondo y centrar, aún sigo pensando que es brillante en los apartados físicos y técnicos pero que aún debe aprender en el aspecto táctico y de juego colectivo. Además me parece muy acertada la comparación de los grandes cracks históricos, todos sabían que eran los mejores y que podían marcar la diferencia pero también eran conscientes de que jugaban en un juego de equipo. Esa es la diferencia de poder ser un crack a ser un crack legendario, como lo fueron todos los que usted muy acertadamente mencionó.
Muy bueno, por fin completamente de acuerdo contigo, has dejado de un lado la fantasía -estoy de acuerdo contigo que hay que ser un soñador, pero sin sobrepsar los extremos- para analizar las cosas de una forma más realista.
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