A tres partidos de haber vuelto, a pocos días de un jugar un clásico que llega calentito. Pero Angel no se inmuta: "Tenemos muchísimos deseos de ganar. Es especial. Pero que no se convierta en locura".
- De Madrid a la Quemita...
- Tengo la esperanza de ayudar a Huracán a seguir creciendo. Tiene que ser un equipo respetado en poco tiempo.
- ¿Por qué Huracán?
- Por ser Huracán. Cumplió 100 años, me llamó por segunda vez Carlos (Babington) y yo tenía ganas de volver a dirigir al fútbol argentino. Extraño mucho. Y siendo Huracán, con Fatiga Russo, René (Houseman). Estaban dadas todas las condiciones. La propuesta era sumamente atractiva.
- ¿Qué extrañabas?
- A los jugadores, al modo de jugar. Que los conozca por cómo están con una mirada. En otros vestuarios resulta más difícil darte cuenta de algunas cosas. No es por no reconocer el ambiente. En España vivo hace 30 años... Pero en Argentina al jugador no hace falta decirle nada para que sepa cómo se marca en zona: si marca así desde el potrero... Además soy de acá, de este fútbol, es mi lugar. Siempre soñé con jugar en un grande de acá y si bien no lo conseguí, luego como técnico pude...
- ¿Por qué ahora?
- Disfruté mucho estando en Banfield, en Racing y en mi anterior paso en Huracán. Hoy me siento muy feliz de estar en este fútbol. Después, conozco perfectamente todo lo malo que pasa pero la ilusión de estar acá es más fuerte.
- ¿Cuándo se notará tu mano?
- No sé. Cuando enseñás a caminar y te preguntan: ¿en cuánto tiempo cree que va a caminar? Yo qué sé... No hay un tiempo establecido. Poco a poco, las cosas se van incorporando
- ¿Qué pretendés más allá de jugar bien?
- Que gane. No sé cuántos puntos serán necesarios para que Huracán esté tranquilo para la temporada que viene. Pero quiero que gane, y al mismo tiempo que agarre mi línea futbolística.
- Ahora, el clásico.
- Participé de muchos en el mundo. Siempre son luchados, peleados. El que tenga la mente más serena y no se deje atrapar por la emotividad, desnivelará. Ojalá seamos nosotros.
- En las tribunas la cuestión no se toma igual.
- Tenemos muchísimos deseos de ganar el partido. Muchísimos, eh. De ganar y de jugar bien. Sé que es un partido especial. Pero que no se convierta en locura.
- ¿Te sorprendió algo en estos tres partidos?
- El primer tiempo con River. En el segundo lo hicimos mal y nos empataron. Las dos cosas que tienen el futbol: la gloria o el infierno.
- Alguna vez definiste que, admirabas a los que juegan bien y también a los que piensan el partido.
- Las dos cosas juntas, mezcladas. Por ejemplo Cristiano Ronaldo juega, tiene todas las cualidades que se pueden pretender de un jugador, le pega bárbaro, cabecea... Pero la mayoría de las veces juega para él. Le falta esa inteligencia para poner todo lo que tiene al servicio de un funcionamiento colectivo. No conocí ningún crack que juegue sólo para él. No lo pongo a la altura de Platini, Zico, Maradona. Ni siquiera a la de Iniesta, Fábrega, Xavi, Riquelme...
- ¿Cómo ves el fútbol del futuro?
- Siempre resucita. Como dice Mercedes Sosa: "tantas veces me mataron, tantas veces resucité...". Aburre, pero de pronto aparecen equipos como el Arsenal, o jugadores como Iniesta...
- ¿Tu posición te hace peleás contra la corriente?
- Yo no peleo contra nada, sino a favor de lo que me gusta, aprendí y sigo aprendido y disfruto. No peleo. Hay mucha gente que le gusta el buen fútbol. La hinchada de Huracán se volvía loca el otro día con dos o tres paredes. ¿Y España? Nunca había visto un entusiasmo así. Jugó una gran Copa Europa, da gusto verla. Siempre se habló de la furia. De pronto aparece esa camada: Luis Aragonés les abrió la barrera y les permitió expresarse.
- Se podría dar aca...
- Hay una historia riquísima. Ahora está la esperanza con Diego. Forma parte de la gran historia del fútbol argentino: que la rescate y le dé expresión.
- Valdano habló de falta de experiencia.
- No se puede generalizar. Si hay tipos de 30 años de experiencia que siguen tan burros como cuando empezaron... Lo importante es que se entienda la esencia y Maradona la conoce. El es parte de esa esencia.
- Nombraste a Riquelme.
- Sí. Pero Tevez es figura del Manchester; Messi, insustituible en el Barcelona; Agüero, en el Atlético. Y eso a pesar de ser pibes.
- ¿Demasiado pibes?
- Les falta para exigirles que sean jugadores ya formados. Acuérdense de Maradona 82 y Maradona 86: dos cosas distintas.
- Que no haya un 9 grande, un referente de área...
- No me gustan los jugadores de área que no participan. Pero no descarto nada. El máximo delantero que jugaba en toda la cancha y hacía goles es Di Stéfano. O Pedernera, o Walter Gómez.
Pero los de área son respetables también: Batistuta, Crespo, Ronaldo.
- ¿Cómo encontraste al fútbol argentino?
- Se vive cada vez con más histeria, nerviosismo. Es cada vez más difícil sostenerse en un equilibrio emocional, pero yo trato de darle al fútbol la naturalidad que necesita. No podemos convertir 90 minutos en un sufrimiento... El fútbol debe ser un lugar donde uno pueda disfrutar, y acá, ahora, hasta parece demasiado romántico tirar un caño... La gente oscila cada 5 minutos, ya no partido a partido. Insulta a los jugadores pero de repente cuando traban la pelota dos veces se genera una ovación. Eso sí me sorprendió: es lógico que se reconozca el esfuerzo pero hinchas como los de River tienen un gusto exquisito para el fútbol. Antes los animaba un taco de Alonso...
- ¿Tenés miedo de cansarte rápido de esa locura que hasta provoca muertes?
- No lo sé. Veré cómo se desarrolla todo. Trato de mantenerme alejado. No digo que mire el partido con calma, como si estuviese ajeno, pero tampoco le doy una dimensión de dramatismo.
- Esa histeria condiciona a los jugadores.
- Es muy difícil que puedan intentar algo en medio de la histeria. Necesitan un mínimo de sensatez, de calma para intentar una gambeta, un amague o un pase, la esencia del juego. Entonces, va siempre a lo seguro. Y el fútbol es un riesgo: jugar al fútbol es arriesgar. Esa histeria se da en todo el mundo, pero no como acá.
- ¿Tenés que laburar más acá? ¿Debés enseñar mucho en Huracán?
- No es tan complicado. Antes de venir, Di Stéfano me dijo: "El fútbol es muy difícil, hasta que, por ahí, aparece un jugador que juega bien y entonces se hace más fácil..." Es difícil si no tenés jugadores que saben jugar. Y yo los tengo. En la Argentina siempre salen. Aunque se vayan antes de tiempo...
- También en Inferiores se los moldea diferente.
- A los chicos los llenan de presión los padres. El hijo de un amigo tiene nueve años: iba a jugar una final y le dijo que no quería que le dieran la pelota por miedo a equivocarse. ¡A los 9 años!
- El éxito rápido es un signo del siglo XXI...
- Alguien dijo: "La frivolidad es un signo de la inmediatez". ¿Por qué no hay tiempo para la tomarse un café, una charla, reflexionar?
- Y el fútbol en el medio de una sociedad frívola.
- En Europa ocupa un lugar importante pero no tanto como acá. No se puede ocupar todo con el fútbol: se idiotiza. Hay cosas más importantes, la vida, la sociedad, transformar esa sociedad en una más justa.
- El fútbol puede ayudar a ese cambio.
- No. Ayuda a ser feliz, como el teatro o un buen libro. Todos necesitamos un momentos de esparcimiento, felicidad, alegría. Vamos al cine, festejamos un cumpleaños, leemos libros... El fútbol es parte de eso.
La pasión intacta por el fútbol
- ¿Cómo ves al pais?
- De Madrid a la Quemita...
- Tengo la esperanza de ayudar a Huracán a seguir creciendo. Tiene que ser un equipo respetado en poco tiempo.
- ¿Por qué Huracán?
- Por ser Huracán. Cumplió 100 años, me llamó por segunda vez Carlos (Babington) y yo tenía ganas de volver a dirigir al fútbol argentino. Extraño mucho. Y siendo Huracán, con Fatiga Russo, René (Houseman). Estaban dadas todas las condiciones. La propuesta era sumamente atractiva.
- ¿Qué extrañabas?
- A los jugadores, al modo de jugar. Que los conozca por cómo están con una mirada. En otros vestuarios resulta más difícil darte cuenta de algunas cosas. No es por no reconocer el ambiente. En España vivo hace 30 años... Pero en Argentina al jugador no hace falta decirle nada para que sepa cómo se marca en zona: si marca así desde el potrero... Además soy de acá, de este fútbol, es mi lugar. Siempre soñé con jugar en un grande de acá y si bien no lo conseguí, luego como técnico pude...
- ¿Por qué ahora?
- Disfruté mucho estando en Banfield, en Racing y en mi anterior paso en Huracán. Hoy me siento muy feliz de estar en este fútbol. Después, conozco perfectamente todo lo malo que pasa pero la ilusión de estar acá es más fuerte.
- ¿Cuándo se notará tu mano?
- No sé. Cuando enseñás a caminar y te preguntan: ¿en cuánto tiempo cree que va a caminar? Yo qué sé... No hay un tiempo establecido. Poco a poco, las cosas se van incorporando
- ¿Qué pretendés más allá de jugar bien?
- Que gane. No sé cuántos puntos serán necesarios para que Huracán esté tranquilo para la temporada que viene. Pero quiero que gane, y al mismo tiempo que agarre mi línea futbolística.
- Ahora, el clásico.
- Participé de muchos en el mundo. Siempre son luchados, peleados. El que tenga la mente más serena y no se deje atrapar por la emotividad, desnivelará. Ojalá seamos nosotros.
- En las tribunas la cuestión no se toma igual.
- Tenemos muchísimos deseos de ganar el partido. Muchísimos, eh. De ganar y de jugar bien. Sé que es un partido especial. Pero que no se convierta en locura.
- ¿Te sorprendió algo en estos tres partidos?
- El primer tiempo con River. En el segundo lo hicimos mal y nos empataron. Las dos cosas que tienen el futbol: la gloria o el infierno.
- Alguna vez definiste que, admirabas a los que juegan bien y también a los que piensan el partido.
- Las dos cosas juntas, mezcladas. Por ejemplo Cristiano Ronaldo juega, tiene todas las cualidades que se pueden pretender de un jugador, le pega bárbaro, cabecea... Pero la mayoría de las veces juega para él. Le falta esa inteligencia para poner todo lo que tiene al servicio de un funcionamiento colectivo. No conocí ningún crack que juegue sólo para él. No lo pongo a la altura de Platini, Zico, Maradona. Ni siquiera a la de Iniesta, Fábrega, Xavi, Riquelme...
- ¿Cómo ves el fútbol del futuro?
- Siempre resucita. Como dice Mercedes Sosa: "tantas veces me mataron, tantas veces resucité...". Aburre, pero de pronto aparecen equipos como el Arsenal, o jugadores como Iniesta...
- ¿Tu posición te hace peleás contra la corriente?
- Yo no peleo contra nada, sino a favor de lo que me gusta, aprendí y sigo aprendido y disfruto. No peleo. Hay mucha gente que le gusta el buen fútbol. La hinchada de Huracán se volvía loca el otro día con dos o tres paredes. ¿Y España? Nunca había visto un entusiasmo así. Jugó una gran Copa Europa, da gusto verla. Siempre se habló de la furia. De pronto aparece esa camada: Luis Aragonés les abrió la barrera y les permitió expresarse.
- Se podría dar aca...
- Hay una historia riquísima. Ahora está la esperanza con Diego. Forma parte de la gran historia del fútbol argentino: que la rescate y le dé expresión.
- Valdano habló de falta de experiencia.
- No se puede generalizar. Si hay tipos de 30 años de experiencia que siguen tan burros como cuando empezaron... Lo importante es que se entienda la esencia y Maradona la conoce. El es parte de esa esencia.
- Nombraste a Riquelme.
- Sí. Pero Tevez es figura del Manchester; Messi, insustituible en el Barcelona; Agüero, en el Atlético. Y eso a pesar de ser pibes.
- ¿Demasiado pibes?
- Les falta para exigirles que sean jugadores ya formados. Acuérdense de Maradona 82 y Maradona 86: dos cosas distintas.
- Que no haya un 9 grande, un referente de área...
- No me gustan los jugadores de área que no participan. Pero no descarto nada. El máximo delantero que jugaba en toda la cancha y hacía goles es Di Stéfano. O Pedernera, o Walter Gómez.
Pero los de área son respetables también: Batistuta, Crespo, Ronaldo.
- ¿Cómo encontraste al fútbol argentino?
- Se vive cada vez con más histeria, nerviosismo. Es cada vez más difícil sostenerse en un equilibrio emocional, pero yo trato de darle al fútbol la naturalidad que necesita. No podemos convertir 90 minutos en un sufrimiento... El fútbol debe ser un lugar donde uno pueda disfrutar, y acá, ahora, hasta parece demasiado romántico tirar un caño... La gente oscila cada 5 minutos, ya no partido a partido. Insulta a los jugadores pero de repente cuando traban la pelota dos veces se genera una ovación. Eso sí me sorprendió: es lógico que se reconozca el esfuerzo pero hinchas como los de River tienen un gusto exquisito para el fútbol. Antes los animaba un taco de Alonso...
- ¿Tenés miedo de cansarte rápido de esa locura que hasta provoca muertes?
- No lo sé. Veré cómo se desarrolla todo. Trato de mantenerme alejado. No digo que mire el partido con calma, como si estuviese ajeno, pero tampoco le doy una dimensión de dramatismo.
- Esa histeria condiciona a los jugadores.
- Es muy difícil que puedan intentar algo en medio de la histeria. Necesitan un mínimo de sensatez, de calma para intentar una gambeta, un amague o un pase, la esencia del juego. Entonces, va siempre a lo seguro. Y el fútbol es un riesgo: jugar al fútbol es arriesgar. Esa histeria se da en todo el mundo, pero no como acá.
- ¿Tenés que laburar más acá? ¿Debés enseñar mucho en Huracán?
- No es tan complicado. Antes de venir, Di Stéfano me dijo: "El fútbol es muy difícil, hasta que, por ahí, aparece un jugador que juega bien y entonces se hace más fácil..." Es difícil si no tenés jugadores que saben jugar. Y yo los tengo. En la Argentina siempre salen. Aunque se vayan antes de tiempo...
- También en Inferiores se los moldea diferente.
- A los chicos los llenan de presión los padres. El hijo de un amigo tiene nueve años: iba a jugar una final y le dijo que no quería que le dieran la pelota por miedo a equivocarse. ¡A los 9 años!
- El éxito rápido es un signo del siglo XXI...
- Alguien dijo: "La frivolidad es un signo de la inmediatez". ¿Por qué no hay tiempo para la tomarse un café, una charla, reflexionar?
- Y el fútbol en el medio de una sociedad frívola.
- En Europa ocupa un lugar importante pero no tanto como acá. No se puede ocupar todo con el fútbol: se idiotiza. Hay cosas más importantes, la vida, la sociedad, transformar esa sociedad en una más justa.
- El fútbol puede ayudar a ese cambio.
- No. Ayuda a ser feliz, como el teatro o un buen libro. Todos necesitamos un momentos de esparcimiento, felicidad, alegría. Vamos al cine, festejamos un cumpleaños, leemos libros... El fútbol es parte de eso.
La pasión intacta por el fútbol
- ¿Cómo ves al pais?
- En España es muy criticado el gobierno argentino por las estatizaciones y las AFJP. Afecta los intereses de las empresas. Ahí tienen las ganancias. Pero el criterio comercial no puede entrar en educación y salud. Y lo que defienden los dirigentes argentinos es la situación de vida de la gente.
- ¿Cómo está España?
- La crisis económica la afectó mucho. Privatizan, rebajan sueldos, hay despidos. El otro día escuché que con una cuarta parte del dinero usado para reparar esta crisis se acababa el hambre de todo el mundo. Una locura.
- Hace mucho vivís allí.
- Mi mujer y mis hijos son españoles. Me gusta mucho la gente, es muy alegre y abierta. Pero yo soy un tipo de Villa Mitre que está por el mundo. Nada más. Soy diferente de los banqueros que provocaron el ultimo lío...
- ¿Te seguís viendo con Valdano, con Menotti?
- Con Jorge, no mucho. La última vez, comentábamos la Eurocopa. Pero cuando nos separamos tomamos distintos caminos. Con Menotti, más seguido, semanalmente hablamos por teléfono, por mail...
- ¿Con qué gente te sentís afín en el fútbol español?
- Con Lillo o Guardiola. Compartimos muchas cosas, menos una: una vez me dijo que el gol que sueña no incluye ninguna gambeta...
- Vos preferís el gol de Maradona a los ingleses.
- Noooo, los dos. Un gol de ésos que hace el Arsenal también te vuelve loco.
- ¿Te sigue emocionando el fútbol?
- Sí, muchísimo. El gol de Barcos a River me emocionó. El fútbol se vive desde la emoción. Es una puerta para entrar al fútbol. Pero un tipo no se emociona por un caño inútil. Sí por algo realmente bueno. Nadie se emociona con un foul, aunque a veces haya que hacerlo.
El hijo de Blas
Dejó la Madrid que lo contiene desde que, hace tres décadas, su presencia en la Argentina se hizo intolerable porque aquí la vida se regía por fusiles, autoritarismo y botas. Dejó, ahora y por un tiempo, esa Madrid que es suya, que considera imprescindible, donde echó raíces, donde se desarrolló más allá del fútbol. Se vino a la Quema.
Vino hacia aquí por amor. Es ese flaco de Villa Mitre. El que mejor se sintió en una nota, cuando en Perú, lo reconocieron como el hijo del peluquero Blas. "Así me conocen en mi barrio. Nunca me sentí otra cosa". Ahora se enfrenta a un clásico hot y fiel a su estilo, lo humaniza, lo pone en la línea de la pasión sin drama, con sangre, sin muerte.
Siempre el entrevistado califica la entrevista. Pero cuando el micrófono del grabador apunta a alguien como Cappa, la charla merece al menos un par de vueltas de café. O mejor, un buen malbec, que proteja el clima, que estimule el intercambio intelectual, que salpique los silencios. Que acompañe e integre la inteligencia liberada. En el fútbol argentino no hay muchos personajes que llamen a la reflexión. Que sus afirmaciones inviten a hacerlo. Se podrá, luego, acordar o fijar distancia. Al fin y al cabo: ¿no se hace eso justamente en una futbolera charla de café?
Fuente: Diario Olé - 24 de noviembre de 2008
El hijo de Blas
Dejó la Madrid que lo contiene desde que, hace tres décadas, su presencia en la Argentina se hizo intolerable porque aquí la vida se regía por fusiles, autoritarismo y botas. Dejó, ahora y por un tiempo, esa Madrid que es suya, que considera imprescindible, donde echó raíces, donde se desarrolló más allá del fútbol. Se vino a la Quema.
Vino hacia aquí por amor. Es ese flaco de Villa Mitre. El que mejor se sintió en una nota, cuando en Perú, lo reconocieron como el hijo del peluquero Blas. "Así me conocen en mi barrio. Nunca me sentí otra cosa". Ahora se enfrenta a un clásico hot y fiel a su estilo, lo humaniza, lo pone en la línea de la pasión sin drama, con sangre, sin muerte.
Siempre el entrevistado califica la entrevista. Pero cuando el micrófono del grabador apunta a alguien como Cappa, la charla merece al menos un par de vueltas de café. O mejor, un buen malbec, que proteja el clima, que estimule el intercambio intelectual, que salpique los silencios. Que acompañe e integre la inteligencia liberada. En el fútbol argentino no hay muchos personajes que llamen a la reflexión. Que sus afirmaciones inviten a hacerlo. Se podrá, luego, acordar o fijar distancia. Al fin y al cabo: ¿no se hace eso justamente en una futbolera charla de café?
Fuente: Diario Olé - 24 de noviembre de 2008
2 comments:
Como siempre Cappa tan claro. Espero que Huracán gane el clásico con San Lorenzo.
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