Para Óscar Ibáñez, el último gran arquero que vi
Hagan la prueba y verán. Recorran mentalmente los principales equipos de las ligas más difundidas y comprobarán que no hay un solo arquero al que podamos llamar crack. Por el contrario, se asombrarán de la cantidad de atrocidades conceptuales que cometen casi todos. Les cabecean delante de sus caras, van al suelo antes que cualquier insinuación de los atacantes, no salen nunca y cuando lo hacen regalan goles fáciles porque calculan mal y se quedan manoteando el aire.
Oliver Kahn, uno de los más reconocidos mundialmente, cometió errores de ese tipo casi inconcebibles en la eliminatoria con el Getafe de España. Le dio el gol a Contra en el partido de ida, tirándose al suelo con los pies hacia adelante y la cara mirando a su arco por miedo al pelotazo, y antes había regalado otro calculando mal en un centro, pero el cabezazo fue al palo. Y en Getafe, en el primer gol del equipo español, primero se tiró al suelo y después levantó un brazo para detener un disparo que si se hubiera quedado quieto le pegaba en el pecho. En fin, una calamidad para que veamos la distancia enorme que hay, a veces, entre la fama y la realidad, o como dice el tango, entender que "la fama es puro cuento".
Maxi, del Atlético de Madrid, le hizo un gol a Valdés del Barcelona, hace poco, en el estadio Vicente Calderón de Madrid, que es para no creer. Tiró desde la derecha prácticamente sin ángulo y la metió en el segundo palo ajustado porque el arquero del Barcelona se quedó pegado a la raya abrazado al primer palo. Si hubiera dado un solo paso adelante, habría sido imposible que le hiciera ese gol. Y ante el Recreativo de Huelva, el mismo Valdés atajó un cabezazo que el árbitro dio gol porque cometió dos errores asombrosos: primero estaba en la misma línea de gol, casi con los pies adentro del arco y así es muy difícil que no te metan con pelota y todo, y segundo movió la pelota hacia adelante, instintivamente, en vez de poner la mano arriba del balón y dejarlo quieto (estaba sobre la línea). Como les digo, da la impresión de que se terminaron los cracks en el arco. Y no hablemos de salir jugando porque la mayoría no tiene ni idea o le pega muy mal a la pelota. El mayor mérito de muchos de los arqueros actuales es que nacieron hace poco, y por lo tanto tienen el vigor necesario para volar de un lado para el otro. Pero si tienen que pensar o anticiparse a la jugada, la van a buscar adentro con toda seguridad.
Ángel Cappa para El Comercio (Perú) - 21 de abril de 2008
Oliver Kahn, uno de los más reconocidos mundialmente, cometió errores de ese tipo casi inconcebibles en la eliminatoria con el Getafe de España. Le dio el gol a Contra en el partido de ida, tirándose al suelo con los pies hacia adelante y la cara mirando a su arco por miedo al pelotazo, y antes había regalado otro calculando mal en un centro, pero el cabezazo fue al palo. Y en Getafe, en el primer gol del equipo español, primero se tiró al suelo y después levantó un brazo para detener un disparo que si se hubiera quedado quieto le pegaba en el pecho. En fin, una calamidad para que veamos la distancia enorme que hay, a veces, entre la fama y la realidad, o como dice el tango, entender que "la fama es puro cuento".
Maxi, del Atlético de Madrid, le hizo un gol a Valdés del Barcelona, hace poco, en el estadio Vicente Calderón de Madrid, que es para no creer. Tiró desde la derecha prácticamente sin ángulo y la metió en el segundo palo ajustado porque el arquero del Barcelona se quedó pegado a la raya abrazado al primer palo. Si hubiera dado un solo paso adelante, habría sido imposible que le hiciera ese gol. Y ante el Recreativo de Huelva, el mismo Valdés atajó un cabezazo que el árbitro dio gol porque cometió dos errores asombrosos: primero estaba en la misma línea de gol, casi con los pies adentro del arco y así es muy difícil que no te metan con pelota y todo, y segundo movió la pelota hacia adelante, instintivamente, en vez de poner la mano arriba del balón y dejarlo quieto (estaba sobre la línea). Como les digo, da la impresión de que se terminaron los cracks en el arco. Y no hablemos de salir jugando porque la mayoría no tiene ni idea o le pega muy mal a la pelota. El mayor mérito de muchos de los arqueros actuales es que nacieron hace poco, y por lo tanto tienen el vigor necesario para volar de un lado para el otro. Pero si tienen que pensar o anticiparse a la jugada, la van a buscar adentro con toda seguridad.
Ángel Cappa para El Comercio (Perú) - 21 de abril de 2008
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