Monday, May 21, 2007

¿Cómo que no hay espacios?

No son huecos lo que escasea en fútbol actual, sino creatividad para generarlos.

Una de las formidables excusas utilizadas con mayor frecuencia para justificar el mal juego es que no hay espacios. Dicho sea de paso, también se la menciona como una de las características del fútbol moderno o, mejor dicho, uno de sus progresos.

Sin meternos en honduras filosóficas para tratar de analizar esa idea evolutiva de los grandes espacios antiguos y la estrechez actual, voy a aceptar que, efectivamente, ahora no hay espacios para aprovechar y, por lo tanto, hay menos tiempo para decidir. Pero resulta que este es un juego que consiste precisamente en fabricar espacios y aprovecharlos.

¿Se imaginan a un ajedrecista diciendo que no hay manera de avanzar con sus piezas porque el rival tapa todos los huecos y tiene las suyas muy bien organizadas sobre el tablero? Claro que no hay espacios. ¿Los hay acaso en la NBA, por ejemplo? ¿Por qué creen que mueven el balón esos gigantes habilidosos? Para encontrar los espacios que los rivales les tapan, por supuesto.

¿Qué hace el ajedrecista para descubrir los caminos que llevan al jaque mate? Mueve sus piezas con inteligencia para engañar a su adversario. Ese concepto común a todos los juegos --el engaño-- tenemos que usar para despejar los espacios cerrados en el fútbol. Si tiro pelotazos anunciados desde 30 metros, será muy difícil sorprender a los rivales advertidos. Es mejor usar el toque para distraer. Mover la pelota de un lado al otro, utilizar el ancho del campo hasta encontrar los huecos. Amagar una cosa y hacer la contraria. Para eso se necesita la movilidad y el criterio de quienes no tienen la pelota, para darle opciones al que la lleva. No hay espacios. Admitido. Ahora hay que encontrarlos, descubrirlos. ¿Cómo? Jugando.

Admitamos también que generalmente se hace lo contrario. El fútbol que llaman directo no usa la distracción, no engaña. Y como no hay toque, hay pelotazos o intentos individuales; dos alternativas que llevan al mismo destino: el choque, y a la misma conclusión errónea: no hay espacios. La verdad es que no hay espacios para el que juega mal.

Ángel Cappa en el diario El Comercio (Perú) - 21 de mayo de 2007

No comments: