Durante el descanso del Portugal-República Checa, oyendo el partido a través de Radio Marca, Cappa recibió el balón. Como si todavía jugara en Olimpo, desde su posición de manija, alzó la voz para dejarnos una nueva lección de sabiduría en forma de pase al pie. Esas anécdotas que nos trasladan al corazón del balón, esa forma de contarlo, sin epítetos. Si no fuera por su inconfundible acento, nadie diría que es de Bahía Blanca. Las palabras, como el balón, en corto.
Todo el mundo conoce la Máquina, y que hicieron de River Plate un equipo invencible en la década de los 40. Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Lostau fueron dirigidos por Néstor Rossi, desde la posición de volante, uno de los mejores directores de juego de la historia del fútbol argentino, según los que le vieron jugar. Bien, pues la máquina recibió la llegada de un joven en 1947 que en ese mismo ejercicio resultó máximo goleador del torneo con 27 goles. Se llamaba Alfredo di Stéfano.
Cuenta Cappa que años después, Labruna coincidió de nuevo con Alfredo en Millonarios de Bogotá, y la diferencia de edad entre ambos hacía que di Stéfano jugara a otra velocidad, sin cohesión con el resto del equipo. En eso, que el veterano Labruna (una gloria de River) le dijo al aún pibe di Stéfano: “Escuchá pibe, si seguís jugando a tu velocidad marcarás 30 goles, pero no campeonaremos, así que sé solidario con el equipo y jugá a la velocidad de todos, así llegarás al área al tiempo que todos, y marcarás menos goles, quizá no 30 y si 20, pero yo haré otros 15, el win derecho 14, el izquierdo 11 y marcarán goles hasta los volantes, pero sólo así saldremos campeones...”
Dicen los que les vieron jugar, que a partir de ese momento, di Stéfano cambió su manera de jugar, siguió de 9, pero se convirtió en un jugador de toda la cancha, dando apoyos, bajando a defender, haciendo coberturas y sacrificándose por todos. Ese fue el di Stéfano que llegó aquí, el que se conoció en España, y al que reconocieron como el mejor jugador del mundo de su momento. Gracias, Labruna!
Después de escuchar atentamente la anécdota del sabio Cappa, ya me dio igual pensar cómo iban a quedar Portugal y Chequia. El resultado ya me daba igual...
Pequeño homenaje realizado por Jon, del blog Celtic Park - www.jonceltic.blogspot.com, para Ángel Cappa
Todo el mundo conoce la Máquina, y que hicieron de River Plate un equipo invencible en la década de los 40. Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Lostau fueron dirigidos por Néstor Rossi, desde la posición de volante, uno de los mejores directores de juego de la historia del fútbol argentino, según los que le vieron jugar. Bien, pues la máquina recibió la llegada de un joven en 1947 que en ese mismo ejercicio resultó máximo goleador del torneo con 27 goles. Se llamaba Alfredo di Stéfano.
Cuenta Cappa que años después, Labruna coincidió de nuevo con Alfredo en Millonarios de Bogotá, y la diferencia de edad entre ambos hacía que di Stéfano jugara a otra velocidad, sin cohesión con el resto del equipo. En eso, que el veterano Labruna (una gloria de River) le dijo al aún pibe di Stéfano: “Escuchá pibe, si seguís jugando a tu velocidad marcarás 30 goles, pero no campeonaremos, así que sé solidario con el equipo y jugá a la velocidad de todos, así llegarás al área al tiempo que todos, y marcarás menos goles, quizá no 30 y si 20, pero yo haré otros 15, el win derecho 14, el izquierdo 11 y marcarán goles hasta los volantes, pero sólo así saldremos campeones...”
Dicen los que les vieron jugar, que a partir de ese momento, di Stéfano cambió su manera de jugar, siguió de 9, pero se convirtió en un jugador de toda la cancha, dando apoyos, bajando a defender, haciendo coberturas y sacrificándose por todos. Ese fue el di Stéfano que llegó aquí, el que se conoció en España, y al que reconocieron como el mejor jugador del mundo de su momento. Gracias, Labruna!
Después de escuchar atentamente la anécdota del sabio Cappa, ya me dio igual pensar cómo iban a quedar Portugal y Chequia. El resultado ya me daba igual...
Pequeño homenaje realizado por Jon, del blog Celtic Park - www.jonceltic.blogspot.com, para Ángel Cappa
3 comments:
Un detalle menor, pero en honor a la verdad, no fue Labruna el que le dijo eso, sino Adolfo Pedernera.
Un abrazo, Angel.
SAbía que era Pedernera y no Labruna, pero algo en mi subconsciente me hizo cambiar el nombre del protagonista. Fue un lapsus lingüe.
Vamos mal con Racing eh? me preocupa mucho lo que está pasando en Avellaneda, no levantamos cabeza.
Qué bonita anécdota, y que bien contada. Felicitaciones a ambos, a Cappa por su mente "espasa-calpe" y a Celtic Park por haberlo sabido contar tan bien.
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