Un elogio sincero al defensa peruano que está muy cerca de la Primera de España.
Álvaro Barco fue decisivo en la construcción de aquel equipo de la 'U' del Apertura del 2002. Yo no tenía por entonces un conocimiento exhaustivo del fútbol peruano y, por lo tanto, Álvaro se encargó de acercar los refuerzos necesarios.
Todos fueron importantes, como se pudo comprobar, rindieron a la altura de lo esperado y más. Entre ellos llegó un marcador central sin demasiados antecedentes, callado, de aspecto recio y firme carácter. En aquella convulsionada pretemporada donde la cuestión económica empezó a tomar un inusitado protagonismo, se juntaban decenas de problemas que había que ir resolviendo día a día. Tenía tantas preocupaciones extrafutbolísticas que apenas me alcanzaba el tiempo para ir diseñando el equipo.
Álvaro Barco fue decisivo en la construcción de aquel equipo de la 'U' del Apertura del 2002. Yo no tenía por entonces un conocimiento exhaustivo del fútbol peruano y, por lo tanto, Álvaro se encargó de acercar los refuerzos necesarios.
Todos fueron importantes, como se pudo comprobar, rindieron a la altura de lo esperado y más. Entre ellos llegó un marcador central sin demasiados antecedentes, callado, de aspecto recio y firme carácter. En aquella convulsionada pretemporada donde la cuestión económica empezó a tomar un inusitado protagonismo, se juntaban decenas de problemas que había que ir resolviendo día a día. Tenía tantas preocupaciones extrafutbolísticas que apenas me alcanzaba el tiempo para ir diseñando el equipo.
No obstante, lo primero que me pareció de Santiago Acasiete es que se desenvolvía mejor de lateral que de central. O al menos a mí me gustaba más en ese puesto. No puso ningún reparo para jugar de lateral cuando se lo pedí, aunque me dejó entrever que él se sentía más cómodo de central.
Ese del 2002 era un equipo de muy buenos jugadores, pero sobresalía nítidamente por su acentuada personalidad. Ibáñez, Chemo, el 'Puma' Carranza y Vilallonga, entre otros, marcaban el camino. Acasiete sumó, aparte de su juego, la firme determinación ganadora que lo caracteriza. No fue titular al principio, pero terminó siendo un jugador muy importante en los momentos culminantes, cuando más lo necesitaba el equipo. Es un defensor con instinto, rápido y también intuitivo para anticiparse a la intención del delantero. Gran cabeceador en las dos áreas y con un impecable manejo de la pelota. Hizo goles en ese equipo, que posibilitaron el título.
Ahora, en el Almería de la Segunda División del fútbol español, es uno de los argumentos fundamentales para aspirar al ascenso, cosa que seguramente conseguirá. Y juega de central, como a él le gusta, y por la izquierda, donde nunca lo había visto. Sigue siendo una garantía defendiendo y asegurando la pelota en la salida.
Y yo me siento muy feliz de verlo a este gran nivel y, si me permiten, también orgulloso.
Ángel Cappa en el diario El Comercio (Perú) - 16 de abril de 2007
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