Monday, April 28, 2008

La tristeza de la pelota

Dice mi amigo y maestro Cesar Menotti que jugar bien es quitarle posibilidades a la suerte. Si se enfrentan dos equipos que juegan a que el otro no juegue, que confían en el orden más que en cualquier otra cosa, y por supuesto más que en los jugadores capaces de sorprender, de inventar y de cambiar el rumbo de un partido, la suerte ocupa un lugar preponderante. Porque de ese modo los goles son, generalmente, producto de la casualidad más que del escaso juego.

El Liverpool y el Chelsea son parecidos en la concepción del fútbol y en otros muchos detalles como la entrega, la intensidad de la disputa, el sacrificio táctico y cuestiones por el estilo. Son maneras de interpretar este juego, tan válidas como otras y tan respetables todas. Por eso cuando se enfrentan uno tiene la impresión de ver el mismo partido del derecho y del revés, donde la pelota es un elemento casi secundario que hay que quitarse de encima para cumplir con los deberes y el orden establecido.

La cuestión es qué hacer después de la fricción, porque siempre hay fricción, ya que la pelota está siempre dividida, casi nunca los jugadores de uno y otro equipo reciben libres y con tiempo para resolver. Ambos equipos buscan más los rebotes que la jugada limpia, apuestan más a meter la pelota en el área desde lejos que a llegar tocando. Salen partidos vibrantes y planos en la misma proporción. Quizá algún jugador en algún momento nos deja algo: un buen pase, una gambeta, y tal vez, aunque en este caso muy improbable, un amague. Y eso será todo que para algunos, con todo derecho, es mucho. Empataron en todo, también en el resultado porque son tan parecidos que parecen iguales. Como dijo Rubén Darío de la princesa, la pelota está triste, ¿qué tendrá la pelota?

Por Ángel Cappa para Marca (España) - 24 de abril de 2008

Monday, April 21, 2008

Banfield busca técnico y suena Ángel Cappa

La derrota ante Independiente obliga a buscar un entrenador para finiquitar el interinato de Jeréz. El ex DT de Racing es uno de los nombres que más se escuchan en el sur. También suenan Veira y Juan Ramón Carrasco

La derrota frente a Independiente pegó duro en el plantel de Banfield. Es que El Taladro estaba muy bien posicionado al principio del Clausura para buscar la clasificación a las copas internacionales. Luego, llegaron los cortocircuitos de la dirigencia con Juan Manuel Llop que derivaron en el despido del entrenador y en la llegada de Jorge Jeréz al frente del equipo. Pero el interinato no logra enderezar la pobre campaña del equipo en el Clausura y la ilusión por las Copas se va esfumando de a poco.

Para colmo, el pésimo nivel que demostró el equipo en la goleada frente a Independiente, obligaría a los dirigentes a conseguir un entrenador para la última etapa de la temporada.

Por estos días, los nombres que suenan por Banfield son innumerables. Se escuchó el de Ángel David Comizzo, ex jugador del club, pero El Flaco está muy bien en Talleres de Córdoba. Entonces, los cañones ahora apuntan a otro viejo conocido: Ángel Cappa.

El ex entrenador de Racing, que ya dirigió a Banfield en dos oportunidades, sería el nombre más firme que busca la dirigencia para el amndo del primer equipo.

En estos momentos, Cappa reside en Madrid donde colabora con medios de comunicación españoles. Su último trabajo fue en el Sundowns de Sudáfrica, donde salió campeón en la temporada 2006.

Además, suenan los nombres de Héctor Veira, otro entrenador conocido, ya que denutó en la profesión dirigiendo a Banfield en la década del 70, y el uruguayo Juan Ramón Carrasco.

Fuente: Infobae - 21 de abril de 2008

¿Dónde están los arqueros?

Para Óscar Ibáñez, el último gran arquero que vi

Hagan la prueba y verán. Recorran mentalmente los principales equipos de las ligas más difundidas y comprobarán que no hay un solo arquero al que podamos llamar crack. Por el contrario, se asombrarán de la cantidad de atrocidades conceptuales que cometen casi todos. Les cabecean delante de sus caras, van al suelo antes que cualquier insinuación de los atacantes, no salen nunca y cuando lo hacen regalan goles fáciles porque calculan mal y se quedan manoteando el aire.

Oliver Kahn, uno de los más reconocidos mundialmente, cometió errores de ese tipo casi inconcebibles en la eliminatoria con el Getafe de España. Le dio el gol a Contra en el partido de ida, tirándose al suelo con los pies hacia adelante y la cara mirando a su arco por miedo al pelotazo, y antes había regalado otro calculando mal en un centro, pero el cabezazo fue al palo. Y en Getafe, en el primer gol del equipo español, primero se tiró al suelo y después levantó un brazo para detener un disparo que si se hubiera quedado quieto le pegaba en el pecho. En fin, una calamidad para que veamos la distancia enorme que hay, a veces, entre la fama y la realidad, o como dice el tango, entender que "la fama es puro cuento".

Maxi, del Atlético de Madrid, le hizo un gol a Valdés del Barcelona, hace poco, en el estadio Vicente Calderón de Madrid, que es para no creer. Tiró desde la derecha prácticamente sin ángulo y la metió en el segundo palo ajustado porque el arquero del Barcelona se quedó pegado a la raya abrazado al primer palo. Si hubiera dado un solo paso adelante, habría sido imposible que le hiciera ese gol. Y ante el Recreativo de Huelva, el mismo Valdés atajó un cabezazo que el árbitro dio gol porque cometió dos errores asombrosos: primero estaba en la misma línea de gol, casi con los pies adentro del arco y así es muy difícil que no te metan con pelota y todo, y segundo movió la pelota hacia adelante, instintivamente, en vez de poner la mano arriba del balón y dejarlo quieto (estaba sobre la línea). Como les digo, da la impresión de que se terminaron los cracks en el arco. Y no hablemos de salir jugando porque la mayoría no tiene ni idea o le pega muy mal a la pelota. El mayor mérito de muchos de los arqueros actuales es que nacieron hace poco, y por lo tanto tienen el vigor necesario para volar de un lado para el otro. Pero si tienen que pensar o anticiparse a la jugada, la van a buscar adentro con toda seguridad.

Ángel Cappa para El Comercio (Perú) - 21 de abril de 2008

Monday, April 7, 2008

El Arsenal, un acto de amor

En los dos recientes enfrentamientos seguidos, el Arsenal y el Liverpool de Inglaterra nos mostraron la cara y la cruz del fútbol. Son representantes de dos estilos antagónicos o, mejor dicho, de dos formas opuestas de interpretar este juego.

El Arsenal entiende que no hay mejor camino para ganar que jugar asumiendo los riesgos que ello implica. El Liverpool se especializa en dificultarle al rival la posibilidad de jugar, despreocupándose de la otra faceta, la siguiente, la que pregunta ¿qué hacemos? cuando recupera la pelota. Eso lo deja librado a la aventura personal de uno o dos jugadores: Gerrard y Torres generalmente. Con decir que Reina, su arquero, es uno de los jugadores que más situaciones de gol genera con pelotazos largos, más o menos tendremos una idea de su propuesta.

El Arsenal logra en todo momento la participación activa de todos sus jugadores. Todos están implicados siempre: para la recuperación y también para la circulación de la pelota. En el Liverpool cada jugador tiene un manual de obligaciones defensivas y otro de limitaciones con la pelota: defienden todos, juegan algunos. El Arsenal con su juego es respetuoso de la herencia que nos dejó la historia del fútbol, de sus mejores jugadores, de los mejores equipos, de la gente, del espectáculo, del orgullo de sus propios jugadores. El Liverpool solo respeta el resultado y considera todo lo demás como desvaríos románticos propios de perdedores.

Sin embargo, en los torneos largos, donde la mera especulación no suele tener la misma eficacia que en los partidos eliminatorios, el Liverpool, un grande de Inglaterra y del mundo, en los últimos años se acostumbró a considerar el cuarto puesto como un éxito. En cambio, el Arsenal casi siempre disputa los primeros lugares en todos los torneos donde interviene.

Más allá de los resultados hay una cuestión que no solemos confesar y que, a mi juicio, es primordial: el fútbol es un acto de amor. No se puede jugar sin amar este juego, sin amar la pelota. Por eso el Arsenal, indirectamente, hace del fútbol lo que el fútbol es: una excusa para ser feliz. Mientras que el Liverpool solo es feliz si gana, y esa felicidad le dura lo que duran el éxito o el fracaso: un instante. Mañana volverán a enfrentarse en un partido decisivo. Los que amamos el fútbol ya decidimos quién es el ganador.

Ángel Cappa para El Comercio (Perú) - 7 de abril de 2008

El toque como instrumento

Al parecer y después de muchísimos años de oscurantismo, la selección española ha elegido el buen fútbol como estilo. Durante la dictadura franquista se acuñó un concepto tan escalofriante como falso: la furia. También se hablaba de raza para nombrar alguna jugada plena de garra y entusiasmo.

Curiosamente, aún en esa época tan despreciable, hubo una selección española que ganó el europeo de 1964 (único título de España en torneos oficiales importantes), con valores totalmente diferentes a los pregonados. En ese equipo jugaban Iribar, Amancio, Del Sol, Luis Suárez, Fusté, Pereda y La Petra, entre otros, todos ellos jugadores de notable calidad y buen gusto, que nada tenían que ver con la grosería de la furia o la raza.

Sin embargo, esa idea de fortaleza física, sudor y lágrimas perduró hasta estos días (y aún perdura en muchos sectores) y dificultó la consideración de algunas generaciones de muy buenos jugadores, empezando por la 'Quinta del Buitre', por ejemplo.

La aparición ahora, nuevamente, de futbolistas de clase como Iniesta, Xavi Hernández, Cesc Fábregas, Xabi Alonso, David Silva, David Villa, Vicente, Jesús Navas, Diego Capel, Bojan Krkic y muchos otros se está imponiendo a los prejuicios y está ganando un lugar preponderante en el fútbol español, a tal punto de ejercer el liderazgo de una nueva manera de entender y vivir este juego.

No iban bien las cosas para la selección española en la fase de clasificación para el europeo, porque insistía en no definir una disyuntiva que arrastra como una condena: el fútbol de toque que propone la calidad de los jugadores, o la furia como rasgo distintivo.

En los momentos decisivos, Luis Aragonés apostó por el trío de mediocampistas que mejor interpretan el fútbol de toque en España: Iniesta, Fábregas y Xavi Hernández. Y ganaron con amplitud los dos partidos más importantes para clasificar a España. Y los ha mantenido en los últimos amistosos que también ganó España: contra Inglaterra en Wembley y contra Francia e Italia, en España.

Aún le faltan a la selección española detalles que afirmen el estilo, como la aceleración en los últimos metros y una mayor potencia de definición, pero el camino está señalado, por fin. Y como siempre, el buen fútbol genera esperanzas y despierta la ilusión de todos.

Ángel Cappa para El Comercio (Perú) - 31 de marzo de 2008